Calisto llevaba largo rato pensando en su declaración de guerra, realmente él no deseaba iniciar una. Se había esmerado tanto los últimos años en mantener la paz en el continente y ahora en un arrebato de ira le había declarado la guerra a su sobrino. Lo que más impotencia le causaba era el hecho de que ni siquiera había mediado palabra alguna con el joven. No tenía ni la más remota idea de cómo era y cómo lucía. Muy frustrado se fué a sentar en un diván de la gran biblioteca y se quedó pensando durante largo rato. Al cabo de un rato entró Fen y se quedó unos instantes observando a su hermano. - Hola Cal… Dijo al fin, provocándo que Cal saliera de su estado de trance. - Hola Fen… Respondió él otro con la voz apagada. Fenhir se acercó a su hermano y se sentó a su lado, luego lo mir