Calisto estaba que se moría del coraje, si fuese mortal tal vez ya le habría dado un infarto.
- ¿Pero que mierda se creen que son?.
Preguntó a nadie en particular, mientras los demás se limitaron a observarle.
Clint se había mantenido al margen y tampoco se había pronunciado al respecto, tratando así de dejar que Calisto se desahogara mientras despotricaba contra todo el mundo.
- ¿No dijiste en serio lo de matar a Karlf? ¿O sí?.
Le preguntó Fenhir.
Cal se detuvo unos momentos y se quedó muy quieto pensando.
Luego alzó la vista y miró a su hermano.
- Pues… La verdad, sí… mira todo lo que está ocasionando ese muchacho insolente… pero supongo que si él decide actuar en contra mía no me dejará otra alternativa que darle muerte. Sea quien sea…
Le contestó Cal con sinceridad.
Todos se miraron nerviosos.
- Pero es tu sangre…
Dijo Ferenc.
- Artemis también y mira lo que ocasionó el muy estupido.
Repuso Cal con frialdad.
- Creo yo que te estás precipitando…
Le dijo Stavros.
- Precipitando…
Repitió Cal en voz baja.
- Deberíamos esperar y dejar que las cosas se calmen un poco, tal vez en esta ocasión logremos hablar con los Nashor.
Sugirió Fenhir, mientras Johen le pasaba una copa con vino.
Cal asintió.
- Si los Nashor se atreven a responderme la declaración de guerra no me dejarán más remedio que destruir Dessen. Ya no tengo la misma paciencia que antes y tampoco estoy dispuesto a ceder a los caprichos de esos pendejos. Intenté hacer la cosas por las buenas y no funcionó.
Les contestó Calisto para luego girarse sobre sus talones y salir de ahí, dejándolos solos.
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Clint contempló el hermoso cuerpo de Cal, cómo siempre lucía espectacular. No tenía ningún defecto ni siquiera un poro abierto o uña pestaña caída. Todo él era muy hermoso.
Cal acababa de tomar un baño y mientras se secaba sintió las frías manos de Clint, acariciando su espalda.
- No estoy de humor…
Dijo Cal mientras el otro iba bajando las manos a su miembr*.
- ¿Seguro?.
Le preguntó Clint al oído, para luego besarle con lentitud el lóbulo de la oreja.
Cal dió un suspiro y cerró los ojos.
- Quiero hacerlo contigo en tu forma original.
Le dijo Cal al cabo de unos segundos tras sucumbir a las caricias del otro.
Clint esbozó uña sonrisa torcida y de repente se transformó en Luzbel.
Cal se giró y observó al ángel y luego posó sus ojos en la cicatriz que le había quedado en la garganta.
Ésta había disminuido con la ayuda de Reeva y gracias al paso del tiempo, aún así ahora era una ligera mancha blanca con un poco de textura irregular, casi invisible a la vista.
Cal acarició el cuello de Luzbel con mucha lentitud y luego besó la cicatriz.
- Te amo…
Le dijo al ángel.
- Sabes que yo también.
Le contestó Luzbel.
Entonces ambos se dirigieron a la cama y Calisto le tumbó sobre de ella, para luego lanzarse sobre de él y comenzando a besarle apasionadamente con insistencia.
Luzbel dejó escapar un gemido, gemido que fue ahogado por Cal cuando le introdujo la lengua.
Luego de unos segundos ambos se separaron y se miraron fijamente, para después echarse a reír al mismo tiempo.
- Me toca darte… es mi turno.
Le dijo Cal mientras comenzaba a masturbarse.
Luzbel soltó un bufido y asintió resignado.
- Te lo haré lento…
Le prometió Cal, pero Luzbel puso los ojos en blanco mostrando evidente escepticismo.
- Sí cómo no…
Dijo en voz baja.
Calisto lo miró con mucho morbo y luego comenzó a descender hasta los genitales del otro.
Luzbel no pudo evitar soltar un jadeo al sentir la lengua de Cal en el gl*nde.
Cal se esmeró mucho en hacer una felación de lo más placentera, así que dedicó mucho tiempo en trabajar en demasía en el placer de Luzbel.
Cada vez que la cabeza de Calisto descendía Luzbel sentía un placer indescriptible.
- Si sigues haciendo eso me vas a hacer venir…
Le aviso el otro.
Calisto soltó una risita y luego se detuvo.
- Date vuelta por favor…
Le pidió Cal cortésmente.
Luzbel obedeció y al hacerlo Cal le dió un beso en la nalga derecha.
- Me encantan tus nalgas, son preciosas.
Le dijo Calisto a modo de cumplido.
- Gracias…
- ¿Sabes como se verían mejor?.
Le preguntó Cal.
- ¿Cómo?…
- Rojas…
Le dijo Cal con malicia.
Luzbel inmediatamente se giró y lo miró muy nervioso.
- Cal… te lo suplico, me lo prometiste…
Le pidió el otro.
Calisto soltó una carcajada y luego lo miró con ternura.
- No te creas todo lo que digo, estoy bromeando.
Le dijo.
- A Bueno, es que por un momen…
Dijo Luzbel cuando de repente Cal se intrudujo en él con fuerza, haciendo que Luzbel lanzara un grito.
Cal se quedó muy quieto, disfrutando de la estrechez de Luzbel, quien parecía haberse quedado petrificado también.
Con mucho cuidado Cal le sujeto del cabello por la nuca, agarrándole con fuerza pero sin lastimarlo, luego lo hizo arquear la espalda y elevar la cadera.
Luzbel no quería moverse, así que se dejó manipular por el otro.
Entonces Cal comenzó con un lento mete y saca cuidando mucho la fuerza de sus embestidas.
Entonces Luzbel soltó un gemido de placer al sentir la magnitud de Cal rozando algún punto en su interior.
Con la mano izquierda que tenía libre, Calisto comenzó a masturbarlo mientras seguía penetrandolo con fuerza pero muy despacio.
- ¿Así o más rápido?.
Le preguntó Cal con voz ronca.
Luzbel ya estaba muy excitado así que movió su cadera con más velocidad, tragándose el miembr* de Cal con más profundidad.
- Más…
Le pidió Luzbel.
Entonces Cal obedeció y aumentó la cadencia de la embestidas, embriagado por el placer y el morbo apretó y masajeó las nalgas de Luzbel mientras lo follaba cada vez con más fuerza.
Luzbel comenzó a darse placer a si mismo mientras era penetrado y al cabo de unos minutos logró venirse.
Cal se percató del cambio en la postura y en el cuerpo del angel, quién había quedado muy flojo y relajado, aceptando con bien las embestidas del otro.
Cal aumentó la velocidad y se tensó, sujetó con fuerza la cadera de Luzbel y se derramó dentro de él.
Ambos se quedaron muy quietos.
- Te amo.
Le dijo Cal al oído.
- Yo también, ¿Si sabes que yo te apoyaré en todo lo que decidas hacer?.
Le preguntó Luzbel.
- Lo se, eres el único que me apoya incondicionalmente.
- No soy el único.