Ayra se hallaba sentada jugando a las cartas con Eros, cómo ella iba perdiendo de cuando en cuando le lanzaba miradas furibundas a su hermano, quien parecía estar muy complacido con el curso del juego.
- Hasta en eso te pareces a nuestro padre, eres un bribón y un tramposo.
Le espetó Ayra evidentemente molesta.
Eros sonrió con suficiencia para luego mirarla con altivez.
- No estoy haciendo trampa, lo que sucede es que eres increíblemente mala… deberías de saberlo ya, antes de retarme a jugar.
Le respondió Eros conteniendo la risa.
Ayra le lanzó una pequeña patada por debajo de la mesa, pero Eros intuyó que ella haría tal cosa, así que alcanzó a esquivar el golpe, por ende la chica terminó por patear la pata de la silla haciéndose daño en el dedo gordo del pie.
- ¡Tarado!.
Chilló el
