Eros se hallaba sentado en una pequeña banca en los jardines, hacía ya unas horas que había vuelto del bosque. Aún seguía maravillado con lo asombroso que era su padre. Ahora lo tenía en un nuevo concepto y definitivamente entendió por que era quien era y por que le temían. No solamente era que los otros reyes le tenían miedo por el hecho de que Cal era inmortal; más bien se debía a que todos habían escuchado sobre lo que Calisto era capaz de hacer. En ese instante llegó Stanya, quien al verlo se ruborizó bastante. - Perdona, no pensé que estuviese alguien aquí. Dijo ella tratando de volver, pero Eros se puso de pie y se acercó a la joven. - Descuida, tú… tú puedes ir y venir por donde te plazca, me refiero a que no tienes por qué marcharte si no quieres. Le respondió Eros. La jov