PENÉLOPE
Sentir la mano de Ulises casi deslizándose por completo en medio de mis piernas, aumentaba mi libido.
— ¿Acaso tú no me extrañaste Penélope? —La voz de Ulises mientras subía lentamente hasta quedar frente a mi rostro.— Porque yo sí, y mucho. —Sentí su cálida respiración sobre mi rostro. Sus labios gruesos me hacían notar el deseo que tenía de besarme. Subió su mano hacia mi cintura por debajo de mi vestido.
— ¿Qué quieres escuchar Ulises? ¿Qué todos estos años estuve esperando por ti y siempre soñaba con el momento en que pudiera estar a solas contigo de nuevo? —le respondí con apenas un susurro.
— Sí, quiero saber que ese deseo por mí estuvo presente durante todo este tiempo. —Me susurró. Me besó la mejilla y recorrió con su nariz hasta mi oreja dejando un pequeño mordisco.
