PENÉLOPE Encontrarme con Emilia en ese preciso momento si había sido sorpresivo para mí también. Vaya, era lógico que ella estuviera en esa fiesta si me había encontrado con Rodrigo. Era su esposa después de todo. Pero no pensé que nuestro encuentro luego de esa traición se diera en condiciones. Menos mal que traía un vestido de muerte al miocardio, mi seguridad con un ego alto, y un prestigio arrastrando desde Europa. — No puedes ser tú. Debe tratarse de una broma de mal gusto. No puedes ser tú vestida... de esa manera... ¿Quién eres? —parecía que le daba asco verme en esa situación. — ¿Vestida como alguien superior a ti? —alcé las ceja. Di un paso hacia ella— es porque soy superior a ti. Emilia bufó con cierta indignación y burla por mi comentario. Ella siempre había estado por