ULISES Estaba furioso. Les había ordenado a mis hombres que le dieran una lección a ese hijo de put*a. Era lo mínimo que podía hacer luego de ver el estado en que había dejado a Penny. A una mujer nunca se le debía pegar, aún si eso te cuesta la vida, y orangután retrasado se había atrevido a lastimarla. Me hervía la sangre de solo pensar que su tobillo pudiera estar roto. Estábamos en las afueras de la ciudad. Mis hombres le estaban dando una lección a Rodrigo, que estaba en de rodillas recibiendo la paliza de su vida. Saqué un cigarro del saco de mi traje y lo encendí. Los odiaba, pero en ese momento necesitaba un poco de nicotina. En ese pedazo de camino, era pura terracería. No había posibilidad de que alguien pasara y nos viera hacer lo que le estábamos haciendo. Me acerqué a R