PENÉLOPE Nunca pensé que el destino me fuera a jugar de esa manera. Rodrigo. Estaba ante el maldito traidor de Rodrigo, como un invitado más en medios de toda esa gente seleccionada por Ofelia Bell. Quien diría que me iba topar con él de nueva cuenta tan pronto. Me había visto en mi estado más deplorable, hace poco más de tres años, con un corazón tan roto por él. París para mí no era la ciudad del amor. Era el lugar de la sanación, de dejar que el pasado se interpusiera conmigo y lo que era en realidad. Me senté frente a Rodrigo con la mirada en alto y esa altanería que de pronto me caracterizaba. Definitivamente no era la misma mujer que había visto la última vez que me dejó por mi hermana. Todas las miradas estaban puestas en mí, incluyendo la de mi ex, que no me estaba logrand