05.

1378 Words
Amy regresó con la cuenta y cuando me la entregó casi me desmayaba. Era una cantidad de varios ceros a la derecha, todos sus servicios y como extra mucha ropa. ¿Cómo pagaría todo aquello? Era por lo menos un sueldo completo y medio más. Mire horrorizada a Ares, quien me quito la factura de las manos y le entrego su tarjeta a Amy. Lo mire desconcertada, no tenia porque hacerlo. Era parte del plan que había aceptado, solo que no imagine que fuera tan costoso. ¿Cómo hacen esas mujeres que no trabajan para pagar toda su ropa de diseñador? Me pregunte, yo estoy sufriendo con tantos números en un mismo papel. Ni en toda mi carrera de finanzas, había visto tantos números juntos. —¿Qué ocurre, Ell? —pregunta Ares a mi lado, cuando Amy estuvo lo suficientemente lejos. —¿Cómo es que es tan caro ser mujer? —pregunto sin salir de mi shock. Él se ríe y me mira de lado. — ¿En serio? Esa cuenta no es ni la mitad, de lo que Amanda me obligaba a comprarle—responde triste. —¿Puedo saber como es que te enamoraste de esa tonta? —pregunto curiosa, Amanda era lejos de ser inteligente o una buena tipa, solo era una cara bonita bastante sosa. —El amor es ciego, ¿no es así? —pregunta resaltando la ultima parte, lo miro con los ojos entrecerrados—, ¿Qué? ¿Me dirás que no es así? —Claro que no, el amor no tiene porque ser doloroso. —respondo—, Son las personas las que hacen que duela, si fuera ciego seria hermoso. ¿Sabes acaso la capacidad que tienen las personas ciegas para sentir cada cosa? —niega con su cabeza—, Si le preguntas a alguien que no ve, como luce una flor. Te lo describirá por su aroma y lo que siente al tocar la textura de cada pétalo. —Que profunda, Ell—divierte y golpeo su brazo—, ¿Esa es la manera de tratar a tu novio? —¡Cállate, soso! —divierto golpeándolo más fuerte. —Por cierto, hoy necesito tu compañía—dice de repente, Amy se demora con la tarjeta. —¿Compañía? ¿A dónde? —pregunto confundida. —A un desfile de moda, Amanda ira con su nuevo novio y bueno…quiero presumirte mi lady—responde y termina divirtiendo. —¿Tan pronto? No creo estar preparada, Ares…—respondo frotando mi brazo—, Sabes que lo publico no es lo mío, ¿Y si lo arruino todo? —No lo harás, además me tendrás a tu lado cuidando que no hagas el ridículo—responde y le doy un manotazo—, ¡Auch! ¡Eres muy agresiva! —¡Me provocas! —respondo y el soba su brazo con dramatismo—, Bien, hagámoslo. Esa sosa se arrepentirá de haberte terminado. —¿Sosa? ¿Qué manera de insultar es esa? ¿Cuántos años tienes? ¿Cincuenta? —se burla y vuelvo a golpearlo, se queja de dolor mientras recibe la tarjeta que le entrega Amy. —Le he pedido a mis empleadas que suban las bolsas a tu auto, espero que haya sido de tu agrado—avisa Amy y yo le doy una sonrisa. —Quedo hermosa, claro, mucho mas de lo que ya era—responde Ares y ella sonríe con ternura—, Gracias Amy, te veré pronto, cuando le toque hacerse mantenimiento de eso de las uñas. ¡Bah! ¡No se nada de sus cosas! —divierte y ambas reímos. Me despido de Amy y salgo con Ares hasta el auto. Se encuentra a reventar de lo lleno que esta con tantas bolsas de compras, no puedo creer la cantidad de dinero que Ares ha gastado en todo esto. Se lo tomo tan enserio que es casi increíble, le agradecí durante todo el camino. Me haca bromas de que me lo descontaría de mi sueldo y al final termine aceptando, aunque sabia que no lo haría. Me sentía diferente, es como si el cambiar de look. Me daba la confianza y valentía que necesitaba para vencer la timidez. Era fantástico el empoderamiento que sentía por solo llevar el cabello diferente, las uñas arregladas y un poco de maquillaje. ¿Por qué no hice todo esto antes? ¡Porque soy una miedosa! Y suelo ser tan controladora, que siempre prefiero quedarme en mi zona de confort y no arriesgarme a los cambios. Prefiero quedarme con lo conocido y no con lo que desconozco, pero ahora, Ares había despertado esa sensación de querer cambiar hasta mi apellido. Era momento de salir del cascaron, no podía quedarme a la sombra de Ellen, tenia que ser la Ellen que no temía, la que podía plantarle cara a Zack y decirle que lleva años enamorada de él. ¿Saben qué? Olvídenlo, para otro día. —¿Qué tanto piensas? —pregunta Ares, mientras seguía conduciendo hasta mi departamento. —En tonterías, ¿Qué debo usar para el evento? —pregunto cambiando el tema. —Completa tu cambio de look, usa algo que no te atreverías a usar nunca—responde incitándome, me carcajeo al oírlo. —Eso me gusta, quizá pueda usar un vestido de esos ajustados—respondo con diversión, mientras juego con mis cejas—, ¿Qué te parece? —¿Tu en vestido? ¡Mi Dios! ¿Quién eres y que hiciste con Ellen Carter? —responde divertido y golpeo su hombro—, Olvídalo, si eres tú. ¡Agresiva! —No soy agresiva, solo que estas traumado. —respondo defendiéndome—, Amanda te golpeaba, recuerdo haberte defendido más de una vez. —¿Y por que la mencionamos? —pregunta rodando sus ojos. —Porque es necesario, nunca fuiste a terapia. Quizá por eso no la olvidas…—respondo y él me mira mal. —¿Y tú? ¿No crees que si fueras a terapia podrías soltarte más? —contraataca y lo miro con tristeza, sabe que mis problemas de confianza son por otra cosa…—, Ell, lo siento, no quería decirte… —¡Vete al carajo, Ares! Eso fue un golpe bastante bajo, sabes que son casos distintos. Tu no superas a una ex abusiva y toxica, yo tengo problemas de confianza por ellos…¡No es justo! —respondo, intento bajarme del auto cuando se detiene a la puerta de mi edificio. —¡Ellen, espera! No quise lastimarte, es solo que me pongo tenso con el tema de Amanda…—responde, tomándome del brazo e impidiendo que lo haga. —, Lo siento, bebe. —Vale, déjalo. —respondo suspirando—, No debí mencionarla. Lo siento, también. ¿A que hora pasas por mí? —pregunto cambiando el tema. —A las siete, déjame llevar todo esto por ti—avisa, asiento y saco algunas bolsas. Él toma las restantes y las coloca en su antebrazo para poder cargarla todas. —Eres un tonto, pero no sé qué haría sin ti—digo subiendo al ascensor, lo empujo un poco y el se ríe. Amo nuestra amistad, porque siempre hemos tenido diferencias y problemas, pero no pasamos mas de cinco minutos molestos el uno con el otro. —Lo sé soy fabuloso, no podrías vivir sin Ares en tu vida—divierte y golpeo su brazo, se queja y continua—, Yo también te quiero, Ell—responde entre risas. Llegamos al piso en el que vivo y bajamos del ascensor, estábamos riéndonos de los comentarios narcisistas de Ares, cuando vi a Sandra entrando a su departamento. Nos dio una mirada y se quedó ahí parada delante nuestro, sin musitar palabra alguna. Abrí la puerta de mi hogar y él entro dejando las bolsas en el sofá, salí para hablar con Sandra y despedirme de él. —Lo siento, no me mates, pero debe verse real…—susurro en mi oído y lo mire sin comprender, junto sus labios con los míos en un beso lento y tierno. —, Adiós amor, paso mañana por ti para ir juntos al trabajo.    
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