6. Pequeños Pasos

811 Words
[KIRAN] Dubái es de verdad una ciudad muy diferente a lo que los dos estamos acostumbrados, pero es preciosa. No recuerdo muy bien cuando fue la ultima vez que fuimos en el mismo auto solos, a excepción de la casa de sus padres o los míos solo por aparentar y la verdad es que esto es bastante extraño —¿Dónde debo doblar?— Le pregunto y mira las indicaciones del GPS. —La próxima calle a la derecha, supuestamente hay un mercado dentro de este centro comercial, eso dice aquí— Explica. —Perfecto, creo que vamos a necesitar comprar un poco de ropa más adecuada para estas altas temperaturas— Comento. —Y yo algunos hiyab, he leído que es conveniente que en algunos sitios lo utilice, ya sabes, templos o lugares así— Expresa y dado la poca comunicación que hemos tenido durante todos estos meses, esto es un gran avance. —¿Utilizaras velo?— Pregunto volteando a verla por un breve instante y de verdad me muero de ganas de decirle muchísimas cosas más, pero sé que no puedo. —Ya deberías saber que siempre he respetado mucho las culturas de otros países— Habla y me señala la entrada del garaje mientras que mi mente se va a nuestros viajes juntos por Tailandia, Japón, Fiji, Marruecos y Jordania… que felices que éramos y no lo sabíamos, definitivamente lo fuimos todo y ahora simplemente somos esto que ya no sé ni que es. Hemos vivido tantas cosas hermosas juntos que vernos así parecería una de esas pesadillas de las que sientes que te puedes despertar en cualquier momento. Me cuesta comprender que todo nuestro destino haya cambiado aquella noche, que ese bebé con el que tanto habíamos soñado lo perdiéramos el mismo día que me entere de la noticia y todo por mi culpa. Es imposible no sentir ganas de llorar cada vez que pienso que yo podría haberlo evitado todo y que, por no haberla escuchado, o quizás por haberme hecho el “idiota” todo esto sucediera. No la culpo por tratarme así, la verdad es que me merezco todo su odio… pero en el fondo siento estas inaguantables ganas de, aunque sea curarla del dolor que yo mismo le he causado de cierta manera. —Siempre tuviste una conexión especial con la gente y sus costumbres— Me atrevo a murmurar, pero no quiero ni siquiera mirarla a la cara por miedo a que me mire con rechazo.  Es difícil de explicar, pero cada palabra que digo o cada mirada que le doy es una llena de dudas, no sé que cosa pueda hacer que todo vuelva a ser como antes y tengo temor de perder lo poco que he conseguido. Simplemente estaciono el auto y bajamos de este bajamos de este para después caminar hasta la entrada de este inmenso centro comercial donde hay todo tipo de negocios.  —¿Vas a querer conocer la ciudad? Digo ya que estamos aquí…— Me pregunta y por dentro sonrió. —Si, hay mucho por hacer y también tenemos tiempo, además de trabajar podemos tomarnos momentos para recorrer este lugar ¿no?— Accedo y respira profundo. —Kiran…— Dice nerviosa mientras que le abro la puerta y el cambio de temperatura casi ni se siente ya que hasta el estacionamiento tenia aire acondicionado. —Dime—  —Esto no es fácil para mi— Confiesa finalmente y asiento. —Lo sé, sé que incluso cruzar estás palabras conmigo te esta costando— Respondo y ella se detiene en el pasillo donde estamos solos. —Hay muchas cosas que nos tenemos que decir, ni siquiera sé por donde tenemos que empezar— Explica. —Yo tampoco, llevamos diez meses de silencio, supongo que podemos empezar así, hablando de algo cotidiano para encontrarnos hasta que nos atrevamos a abarcar ese tema que tanto nos duele ¿no crees?— Le propongo y asiente. —Me parece un estrategia inteligente— Accede. —¿Todavía te gusta el baklava? De seguro aquí hay unos que te mueres— Le pregunto y asiente. —Pistacho y chocolate—  —Vamos a buscarlo, yo necesito un café cargado— Comento y quizás es esto lo que debamos hacer, ir dando pequeños pasos hasta que nos atrevamos a tocar ese tema que tanto nos duele y nos lleve a abrir esas heridas que pueden desangrarnos para siempre o curarnos si es que las sabemos cerrar correctamente.  Quiero pensar que ella también necesita esto, que en el fondo siente esta gran necesidad por hablarme de muchas cosas, pero que tiene tanto miedo que no se atreve. Ixa sigue siendo esa mujer que yo tan bien conozco, solo que tiene un poco más de miedos por lo mucho que la vida la lastimo y la entiendo, yo me siento igual. 
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