Náufragos

3. La Primera Noche de Convivencia

[KIRAN]

Estar casado con una de las mujeres más hermosas de todas y que ella te odie de la manera que lo hace es una pesadilla, pero mucho peor es tener que convivir en este espacio que a pesar de parecer amplio se vuelve tan reducido cuando al salir de ducharte abres la puerta del baño y te la encuentras con uno de eso camisones con lo cuales te habías desacostumbrado a verla. Aixa es preciosa, tiene un rostro que pareciera haber sido tallado a mano por el mejor escultor, unos ojos café que te deslumbran cada vez que te miran y un cuerpo que desde el primer día se ha vuelto mi debilidad absoluta. He conocido cada rincón de ella, pero todo eso ahora parece muy lejano. Ya han pasado muchos meses desde la ultima vez que mis dedos han rozado su piel y mucho más tiempo desde que tuve el places de quitarle una de esas prendas y amarla como tan bien sabíamos hacerlo.

Su mirada y la mía se cruzan en estos momentos diciéndose muchas cosas que callan nuestros labios y tal vez si pudiera decirle algo sería nuevamente perdón, aunque mi cuerpo grite “te deseo.”

—¿Puedes salir de la habitación por favor y terminar de vestirte?— Me pregunta dándose la vuelta como si nunca me hubiese visto sin camisa y con una toalla envuelta a mi cintura.

—Me olvide la ropa en la maleta, lo siento— Me disculpo y me distraigo ante la manera que se dibuja la línea de su espalda y ver esa cicatriz me mata lentamente.  

—Vamos a tener que crearnos reglas de convivencia, sino esto será un desastre— Advierte.

—Como quieras, que descanses— Es lo único que sale de mi boca antes de salir de esta habitación como todo un cobarde. 

Cierro la puerta detrás de mi y al poco tiempo puedo escuchar como ella le echa seguro como si yo pudiese llegar a ser un monstruo que entrase allí en medio de la noche para meterme en su cama y tomarla por sorpresa, así de lejos estamos… me dejo caer de espaldas sobre este sofá que se convertirá en mi cama temporal hasta que encuentre una solución para lo que resta del año y me doy cuenta del desastre que soy. Vivo deseando a mi esposa, o a mi casi exesposa a pesar de todo y es que no me resigno a terminar de perderla a pesar de que tengo claro de que desde hace tiempo la perdí que me dediqué a que no solo aquel hecho nos separara, sino todo lo que vino después. 

«Si tan solo te hubieras enamorado de otra…» Me reclamo y es que siempre pienso que tenia que haber un camino más fácil que toda esta maldita pesadilla en la que nos encontramos los dos. 

El silencio de la noche y la débil construcción de la pared que divide esta sala con la habitación me permite escuchar el sonido de su llanto y con esto me recuerdo porque no me he podido enamorar de nadie más y mucho menos porque ni siquiera le he podido ser infiel a pesar de que el sexo es algo que ya ni recuerdo como es entre nosotros. «Cuanto quisiera poder romper este maldito muro que ella ha construido entre nosotros dos» Me digo llevando mis manos hacia mi rostro. 

—Todo esto sería mucho más fácil si me dejaras estar a tu lado Ixa…— Susurro y no puedo evitar llorar yo también y es que vivir toda esta agonía pared con pared duele mucho más que nunca. En nuestra inmensa casa en Miami cada uno se encerraba en su mundo ignorando lo que le pasaba al otro, pero aquí todo es más difícil… yo no puedo hacer de cuenta que no la escucho llorar y ella no puede pretender que no me ve ni ignorarme cuando mañana trate de sacar este tema durante el desayuno. En alguno momento vamos a tener que hablar de lo que paso, para bien o para mal me tendrá que escuchar. 

Tal vez este año aquí nos sirva para eso, no lo sé… quizás yo me muera de tristeza al darme cuenta la profundidad de su dolor que pareciera ser peor que el mío. Sin embargo, la realidad golpea fuerte y ese papel de divorcio al fin y al cabo no era la solución que yo creía, era simplemente ponerle un poco más de sal a la herida o simplemente evadir mis problemas.

«Ixa es tu problema, y escapar de ella no es la solución » Me grita mi conciencia aun aturdida desde aquel momento que cambio nuestras vidas para siempre. Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás… Trato de dejar de pensar, pero es imposible, mi cabeza se llena de imágenes que busco querer olvidar y al igual que para ella, la noche se convierte en el peor momento para mi.