Ester Harris. Día y hora actual. Me quedé mirándole, apenas alcanzaba a ver su cabello cenizo y su pose tranquila, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, pero la expresión de sus ojos no logré detallarla, ya que la vista no me alcanzaba para enfocarlo con claridad, sólo supe por instinto que no me tomaba por alguien a quien diera gusto ver. Sentí un temor extraño y un frío correrme por la columna vertebral hasta invadir la punta de mis dedos. Recordé que no estaba vestida apropiadamente y que para completar la segura decepción de mi jefe aún cargaba la canasta guindada en un brazo. —¿Estamos esperando a alguien más? —preguntó el chófer que ya había encendido el auto y en algún momento había parado a un lado mío de frente