Parece que aquel desmayo alejo a Elijah y al policía de mí, quiero decir, sé que me investigaron, tengo mis fuentes, tanto legales como otras, no tanto, yo también investigue, quería saber quién era la mujer que tanto hablaban, pero no había ninguna Keres en la vida de ellos.
Maciel se encargó de cuidarme estos días, bueno esta semana, se iba a trabajar y me monitoreaba, no solo con el aparato, sino con mi querida Verónica, uno pensaría que la famosa Verónica tendría trabajo, pero al parecer no o al menos que coordinara sus tiempos con Maciel.
No lo dudo.
Mi hermosa doctora me dijo que lo que me paso fue por todas las emociones o cosas que pasaron, recuerdo la última vez que me sentí asi, fueron unas semanas después de iniciar mi negocio, la carga era mucha, no comía, no dormía y todo eso me cobro factura.
Pero también fue cuando descubrí lo que era un orgasmo, la primera vez que una persona derribo las barreras y su piel estuvo en contacto con la mía, la primera vez que compartimos esa energía, la primera vez que tuve intimidad con Maciel y el mundo.
¿Sentirme frustrada que creyeran que yo era una persona muerta, tuvo que ver? ¿Se complementó con lo anterior asi como cuando me paso por primera vez?.
—¿Debería de comprarme una moto?.
—No.
—Imagínate, regresando a la oficina con una moto, vestida de motociclista, me estaciono en la banqueta, me quito el casco y muevo mi cabello como en una película— muevo mi cabello a los lados —Asi ¿viste?.
—¿Sabes cuantos accidentes tienen los motociclistas?— me pregunta Maciel.
—No, pero sé que sus probabilidades de sobrevivir aumentan por el uso de casco y ropa especial.
—Sabes un dato importante— me contesta, suspira, ese suspiro no me gusto —Ahora imagínate llegar a la oficina, te dejan en la entrada y sales vestida sin ropa de motociclista, ropa normas, sales del taxi, mientras mueves tu cabello como una diva. Me gusta más esa idea.
—¿Por qué te pido permiso? Soy dueña de mi dinero, no lo entiendo.
—Porque…
—Ya es tarde, ve la hora, adiós.
Me levanto y salgo del edificio, el que no tenga señales de vida y sobre las cosas que daño, ¿será una señal de paz?, que los dioses se apiaden y sea asi.
Llego al estacionamiento con la música a todo volumen, Crazy de 4 Minute, todos saben que cuando escuchas esa canción te provoca hacer locuras, te sube la autoestima al mil y te hace creer que nadie es mejor que tú, cosa que es cierta.
Asi que cuando veo el lugar que por derecho me pertenece ocupado, varios escenarios aparecen en mi mente, pensamientos destructivos y divertidos, como chocar su camioneta hasta moverla su lugar, hablarle a la grúa, romperle las ventanas, estacionarme en otro lugar, rayar su pintura, ignorar la situación o…
Sonrió ante la última opción, claro que es la elegida.
Estaciono mi carro en otro espacio, agarro mi maletín, saco mi navaja y corto sus neumáticos personalizados, cada uno de ellos, ¿Que si me dolió el brazo? Sí, se necesita fuerza ¿Que si valió la pena? Claro que sí, esa satisfacción es incomparable.
Entro al edificio y las empleadas me ven, los míos me saludan, una de ellas levanta el teléfono cuando me ve, pero lo ignoro, reviso que el letrero esté en su lugar y el elevador está correcto, limpio y con sus adornos.
Pero sobre todo que cuando se abran las puertas, el letrero del Grupo Thompson se vea espectacular.
—¡Keres!— me recibe Mila en cuanto las puertas se abren.
—Mila— le digo y me acerco a ella para que me apapache.
—¿Segura que tienes que trabajar? Puedo quedarme a cargo por más tiempo, no quiero que estés mal de tu salud.
—Mila, estás siempre a cargo, estoy bien.
—No me refiero a eso, si tu salud aún no está bien, puedes regresar a dormir, en serio no quiero que te pase nada.
—Agradezco que te preocupes por mí, pero estoy bien, sana de nuevo, sin nada de vómitos ni desmayos, solamente vengo con ganas de trabajar.
—¿Segura?.
—Sí, mejor dime ¿Cómo estuvo la boda? ¿Le gusto a los novios? ¿Hubo percances?.
—Hubo percances— me dice.
—Ay, no, ¿Qué paso?.
—La exnovia del novio impido la boda.
—Nuestros, Mila.
—Por eso, nuestra seguridad acudió al llamado de los novios y sacaron a la exnovia, esta llevaba gas pimienta y un Taser, un guardia salió herido, ya sabes que hay ciertos tipos de personas que no pueden como embarazadas, con problemas cardiacos…
—¿El señor pablo salió lastimado?.— la interrumpo.
—¿Cómo sabes que fue él?.
—Conozco mi personal, además el señor Pablito me traía pan dulce siempre y fue de nuestros primeros guardas de seguridad ¿Después que paso?.
—Me sorprende— me dice —Detuvieron a la ex, la boda siguió, se llevó al médico a los heridos y se le revisó los ojos y todo eso porque el gas pimienta no tenía marca.
—Ok.— le digo tratando de entender todo.
—El señor Pablo, fue dado de alta ayer, pero se le dijo que descansara.
—Qué bueno, paga al doble su incapacidad.
—Ya lo hice, también le di unos días más y a los otros guardias le di dos días de descanso.
—Bien, que sean pagados, ¿Qué paso con la ex?.
—Fue detenida con derecho a fianza y salió nuestros abogados se encargan de eso.
—¿Va a pagar?.
—Sí, aun los abogados hacen su trabajo, pero después de eso todo bien.
—Ok, ¿algo más?.
—Sí, han venido varias personas preguntando por ti, creo que es de la oficina de abajo.
—Nadie de la oficina de abajo tiene derecho a entrar, sin importar las circunstancias y quien sea.
—Quiero saber, pero no preguntaré.
—Bien dicho.— le digo —Manda la grúa a que muevan al carro de mi lugar.
—¿Otra vez está ocupado?.
—Sí.
—Les advertí, no sé qué les pasa en la mente.
—Hazlo, sin falta.— le digo —Oye ¿Qué opinas de qué me compre una moto?.
—¿Sabes manejar moto?.
—Una vez me acosté con uno en la moto y…
—Keres, si o no.
—Me dejo conducir una vez y después tuve sexo con él.
—No me importa tu vida s****l a menos que te metas en problemas.
—¿Debería o no?.
—¿Águila o sello?.
—Va, águila sí, sello no.
Mila saca nuestra famosa moneda, con la que hemos decidido muchas cosas, asi gane comprar este piso.
Mila lanza la moneda y la vemos girar en el aire y la atrapa en su mano.
—¿Lista?.
—No la hagas de emoción, una…
—Dos…
—Tres— decimos al mismo tiempo.
—¡Águila!— salto de la silla —¡El destino está a mi favor!.
—Pero debes usar casco y lo correspondiente.
—Obviamente.
Hago un baile de festejo e invito a Mila conmigo, esta se reúsa, pero al final se une.
—Señorita Thompson— el recepcionista interrumpe nuestro baile de festejo.
—Espero que sea importante, estaba festejando— le digo.
—Seguridad la está buscando.
—Mierda.
—¿Qué hiciste?.
—La esperan en el piso de vigilancia, es urgente.
—Ok, en un momento voy.
Se va y Mila me ve con ojos de odio.
—Vamos, no hice mucho.— le digo.
—Keres.
—Solo rasgué las llantas del que estaba en mi lugar.
—Keres, Keres, ¡Keres! Apenas llegas y me causas problemas.
—El daño, mi auto, rompió mi celular, termine en el hospital, invadió propiedad privada y me deja sin estacionamiento, quería vengarme, a mí me ha costado millones en comparación de cuatro llantas.
—Enviaré a los abogados.
—No levantará cargos ni nada.
—Bendita sea la hora que se conocieron.
—Ahora vuelvo.
Salgo de mi oficina y me voy directo al elevador, ¿Cuánto tardaron en darse cuenta?, 10, 15 minutos, eso fue muy rápido, ¿Tendrá a alguien que vigile?, Será, no mire a ningún trabajador, claro no fui tan obvia, pero si alguien de su personal o vigilancia me hubiera visto me detendría.
—Señorita Thompson.— me dice el jefe de seguridad.
¿Quién huele tan delicioso?.
—La misma, ¿En qué puedo ayudarlo?.
—Destruiste las llantas de mi coche— dice una voz detrás de mí y el aroma es aún más fuerte.
—Oh eso ¿Y?.
—Señorita Thompson, daño propiedad privada.
—Eran personalizadas.
Me le quedo mirando, esperando a que diga algo más, pulsa un botón y aparezco desahogando mi enojo, dañando su coche, me suelto riendo.
—Ve, ahí me iba a caer— le digo al jefe de seguridad —Tuve que poner mucha fuerza en esa, no se dejaba.
—Cada una, costo un millón y tú vienes y dañas mi propiedad.
—Sabes que el lugar no se hace responsable por daño o robo de vehículo, mientras que estés en el lugar.
—No colmes mi paciencia Keres, esto puede terminar en la cárcel.
—¿En serio?— saco mi celular, y marco el número todo sin dejar de sonreír —Quiero denunciar un daño a propiedad…
—Deja de hablar— me quita el celular —Podemos arreglarnos aquí, para que involucrar a la policía.
—Yo no veo nada que arreglar, diría que estamos a mano, pero— lo miro —Aún falta más.— me giro a ver al jefe de seguridad —Si él llega y se estaciona en mi sitio una vez más, llame de inmediato a la grúa, no quiero seguir batallando una y otra vez lo mismo.
—Como ordene, señorita Thompson, pero las…
—Yo me haré cargo— dice Elijah y le arrebato mi celular.
—Tanto drama para nada— digo mientras avanzo al elevador.
Oh Keres, estuviste genial, pero como no hacerlo si eres sorprendentemente inteligente, perfecta, hermosa.
—¿Tenía que hacer eso?.
—Es un elevador privado— presiono el botón —Fuera.
—Hablemos— quita mi mano del botón y se cierra la puerta.
—La última no término bien asi que no gracias.
—La última vez pasaron muchas cosas— detiene el elevador.
Maldita sea, porque tiene que hacer todo esto, ¿Asi es como intenta llamar mi atención? Porque si lo es tan tedioso y me da tanta flojera
—¿Estás escuchando lo que digo?.
—No, ni me interesa— le digo aburrida.
—¿Estás mejor de salud?.
Me le quedo mirando y suspiro, ¿De qué color será mi moto? ¿Roja? ¿Negra?.
—No seas infantil, respóndeme— me mira —Llamaré tu atención de otra forma…
¡Azul hielo con dorado!.
Me arrincona y me besa, su aroma impregna cada parte de mi cuerpo envolviéndome de sensaciones tan primitivas, mis labios se mueven a su ritmo, mis manos rodean su cuello, me carga y me sostengo fuerte sin dejar de besarlo.
Con mi pie presiono el botón para que el elevador siga, mientras lo beso, saco su celular sin que se dé cuenta y cuando llego a mi piso me bajo.
—Jódete— tiro su celular y lo piso rompiendo su pantalla.
Él nada más me mira sorprendido, mientras las puertas del elevador se cierran, la venganza es divertida.