Perdidas.

1235 Words
Aún no puedo creer como perdimos el último piso de la torre K contra una organizadora de eventos, ¿Quién mierda pone una empresa de esas en una torre como la mía?. «Casi tuya» me recuerda mi mente. —¿Cómo mierda paso?— le pregunto a Tabita molesto. —No lo sé, señor Monroe. —Se arruinó mi plan de tener nuevamente la torre. —Para qué la vendías. —¡Cállate Jasón!. —Es la verdad, la pobre de Tabita no tiene de la culpa que fueras tan idiota y la vendieras por despecho. —Aún no comprendo, ¿Cómo mierda paso? Quiero que busques al dueño del piso y lo convenzas de vendérmelo. —No puedo, mañana tengo que irme de viaje por el artista que queremos que colaboren para el nuevo lanzamiento. —¿Tabita?. —Lo siento, señor, pero tengo que hacer lo que me pidió ayer. —Ni modo Elijah, si quieres comprarlo tendrás que hacerlo tú mismo. —Con permiso señor— se despide Tabita. ¿Señor? Ahora sí me dice, señor, Tabita, Tabita. La veo cruzar la puerta y me siento, Cómo yo Elijah Monroe iré a hablar con el jefe, para eso tengo personas que trabajan para mí. —Grupo Thompson ¿Conocemos el dueño?— le pregunto a Jasón. —Solo sé que es una empresa nueva, creada hace un año, que se ha posicionado muy bien en el mercado, no he tenido el honor de asistir a los eventos que organiza, pero sé que está relacionada con personas importantes. —De todas formas ¿Cómo una empresa asi logro comprar todo un piso?, no cuesta unos miles, cuesta millones. —Eso lo tendrás que averiguar tú, aún no entiendo por qué vendiste esa torre para después mudarte al cabo de un año, comprando piso por piso. —Sentía que me ahogaba. —¿Ella otra vez?. —Ella siempre está en mi mente, al punto que se vuelve asfixiante. —La jodiste y te jodió— me dice. —Ella nunca me jodió. —Lo hizo, tu depresión casi lleva a la quiebra la empresa, sin hablar de los otros negocios que tenía tu padre. —Si solo la vieras visto sonreír, esa maldita sonrisa está en mi mente siempre, cuando despierto, cuándo me duermo. —Aquí vamos— dice en voz baja. —Su sola presencia era capaz de hacerme feliz, pero la dañe, la dañe más de lo que estaba. —Tú no eres asi, cuando me entere de lo que paso no podía creer que tú, alguien que prometió no ser como su padre, terminará haciendo eso. —¿Piensas que no lo sé?. —Pero aunque no le hubieras hecho daño, no sería capaz de superar tales traumas, a ella la dañaron como no te imaginas, mire los videos, si solo los miraras te preguntarías como alguien sobrevivió tanta mierda. —Todos esos malditos están pudriéndose en el infierno, más ese que la marco. —Pero bueno, cambiando del tema, si quieres tu antigua oficina, ve hablar con el dueño, mi viaje es temprano, asi que me voy. —Trataré de hacerlo. —No tomes de más, que esa sea tu última copa. —Largo. Me sirvo una copa más y otra hasta que no sé si estoy despierto o es un maldito sueño. Los gritos de Tabita logran provocarme el dolor de cabeza, más jodido que llegue a tener. —Tabita, deja de gritar, estoy durmiendo— le digo, la sigo escuchando gritar —¡Maldita sea Tabita cierra esa boca!— le grito. Pero hoy Tabita tiene ganas de no callarse, le exijo a mi cuerpo levantarme y cada gramo de mi cuerpo se siente como si pesara 2 kilos, abro la puerta para encontrarme a una Tabita enojada. —¿¡Porque no puedes controlar tu bebida!?— me reclama. —Solo fue una copa y por favor deja de gritar, estoy que me muero. —Muerta, está muerta la mujer que metiste a la casa. —¿Qué mujer?. —Esa— señala a alguien en el piso. —Yo no la mate— le digo. —Entonces se murió sola. —Háblale a la policía a la morgue, yo qué sé, no quiero eso mi casa. Le cierro la puerta y me arrastro al baño, pero antes me detengo a mirar la habitación de Keres algún día la tengo que dejar ir, pero hoy no es ese día. Sigo camino al baño y los flashes de lo que paso en la noche comienzan a llegar. —Buenas noches, señor. —Agárrate el cabello, no lo quiero suelto. —Ok. Me quito la camisa mientras la veo agarrarse el cabello, para después quitarse la ropa haciéndome un baile, que no logra excitarme. Se pone de rodillas y baja mis pantalones, comienza a tocar mi m*****o, no me gusta como se siente su tacto en mi m*****o, pero me esfuerzo para concentrarme en disfrutar. —¡Oh Keres!— gimo su boca está la punta de mi m*****o. —Los juegos de roles se pagan más caros— me dice llevando a mi realidad. —Mierda, voy al baño. Me levanto tratando de no pensar en ella, en cuanto cierro la puerta escucho ruidos, ni mierda me roba, abro la puerta, veo a una mujer drogándose en mi casa, en mi maldita casa, en el lugar que las drogas no entran. —Largo. —Pero señor. —Pero nada, las drogas no van conmigo— abro mi billetera y le lanzo el dinero —Tómalo y lárgate. —Puedo seguir con lo que estaba haciendo, puedo ser Keres. —¡Que te largues maldita sea!— le grito. Parece asustarse, junta el dinero mientras se viste, le abro la puerta y la cierro en cuanto sale, maldita sea. Si eso fue lo que paso, ¿Cómo murió? Estaba drogada y tuvo una sobredosis ¡Por eso, odio las malditas drogas!, odio ese estúpido negocio, odio que mi padre construyera su fortuna a base de eso. Por eso inicié el mío desde cero cuando me obligo a casarme con esa maldita infeliz, pero todos saben que una vez que estás dentro no sales y mi padre se aseguró de eso, ahora por poder y estatus tengo que seguir, bueno Tabita es la que se encarga de todo. —Elijah— me habla Tabita. —Pasa. —Encontraron droga en su bolsa. —Lo sé, por eso la corrí ¿Sobredosis?. —Sí, se la llevaron a la morgue. —¿Cómo fue que entro con droga? ¿Los guardias no la revisaron?. —Lo hicieron, la tuvo que ver traído, escondida. —Que busquen bien, sabes que no quiero nada de drogas aquí. —Ya les di esa orden, pero Elijah ese tipo de droga es nuevo y está en nuestro territorio. —¿Cómo sabes?. —Es sintética, por eso, logro matarla tan rápido. —Soluciones. —Ya están buscando el proveedor. —No quiero problemas. —No los habrá, me encargaré de ello. —Has lo que tengas que hacer, sabes como manejar el negocio, adiós Tabita. —Que le vaya bien. Agarro mis cosas y me subo a la camioneta que me espera a la entrada de mi casa, me tomo las pastillas que me entrega el chofer y conduce a otro día de trabajo.
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