La puerta del baño se abre, entra Elijah y me mira estupefacto, sigo con lo mío si a mi chef no le importa y mucho menos ami, incluso hasta me parece divertido.
—Keres ¿Estás bien? Té…— dice al fin.
—Ahorita subo.
Que me mirara asi, me excito más, beso el cuello de mi chef sin dejar de verlo, y creo que lo provoque porque me jala y baja del mueble para después sacarme del baño.
—¡Suéltame!— le grito mientras acomodo mi vestido —Suéltame, joder.
Parece que no me escucha, abre mi coche y me mete a la fuerza, para después meterse él ¿Qué mierda está pasando?.
Me le voy a golpes, pero con un empujón me controla y arranca mi carro.
—Para el maldito carro y bájate— le digo molesta.
—No.
—No tengo la menor idea de quién mierda te crees, pero no tienes el derecho de hacerme eso, si quiero coger cojo, con quien me dé mi gana.
—No sabía que eras una puta.
Maldito seas.
—¿Ese es tu problema? No puedes ver a una mujer que disfrute de su sexualidad sin que la tachen de puta, misógino de mierda— le digo enojada —Para el maldito coche.
No me contesta, agarro mi bolsa y saco mi celular, le envío la ubicación a Maciel en tiempo real, justo antes de que me quite el celular y lo tire por la ventana.
—¿Acaso eres un idiota?.
—Me importa una mierda— me dice —Tú eres mía— dice por lo bajo.
—¿Tuya?— me rio —Yo soy mía y de nadie más, me pertenezco asi que no salgas con tonterías.
—¡Keres!— me grita y logra hacerme saltar.
—¿A dónde me llevas?— le digo y no puedo dejar de temblar.
—A casa.
—Dioses que están en el cielo, santificado sean sus nombres…
Aprovecho que se distrae con el cambio de términos y con un tacón le doy en la cabeza, logrando des tantearlo, le intento dar otro, pero me lo quita, me supera en fuerza, pero no en inteligencia.
Agarro el volante y pongo el freno de mano, haciendo que el carro derrape y gire, aprovecho esos segundos para correr, me caigo, pero me levanto mi vida depende de ello, asi que corro con todas mis fuerzas, más de lo que se me permite correr debido a mis antecedentes.
Unos brazos me agarra poniéndome sobre sus hombros como un costal, grito por ayuda, pero no parece importarle a nadie, no, no, no, no.
—¡Bájame, hijo de perra!— le grito —¡Bájame, hijo de tu puta madre, bájame o te arrepentirás!.
Me tira al piso y abre la puerta, antes de que intente correr me mete a la casa, me jala y me resisto, sobre pase mi límite y no puedo con mi vida, pero ni mierda me dejo.
En ese momento solo tengo dos opciones, la primera era decirle que se detuviera y aplicar lo poco que sé de karate o mi segunda opción, hacerle caso a lo que mi cuerpo quería hacer, pero decirle que pare es seguro.
—Espera, para— le digo.
—Y dejar que escapes, claro que no.
—Espera, espera.
Se detiene y se gira para mirarme, segunda opción mi cuerpo hace lo que quiere, el vómito sale y no le da tiempo de moverse.
—¡Mierda, Keres!— grita.
—Lo sie…
Una segunda ronda de vómito cae sobre él, después agarro su corbata y me limpio la boca con ella.
—Lo siento.
—¡Tabita!— grita fuerte.
—¿Quién es Tabita?.
—¡Tabita!— vuelve a gritar.
—¿Necesitas a Tabita? Ok— le digo —¡Tabita!— le grito —¡Tabita un idiota te busca!.
—Keres, Keres, ¡Keres!.
Me muevo a la sala y me acuesto en el sillón, puedo ver que este está parado como una estatua, una cubierta de vómito.
Siempre he pensado, si la situación te rebasa, sigue la corriente y déjate llevar, aprovecha la oportunidad que los dioses te dan, eso y bueno, el karma existe.
—¡Señor!— grita una mujer cuando lo ve.
—Dame algo con que limpiarme— le dice y después susurra unas palabras.
—Lo siento— le digo con un tono divertido.
—No causa gracia.
—Sí, si lo hace.
—Lo hiciste de adrede— me acusa.
—No— le digo —Lo siento yo…— regresa la mujer llamada Tabita y guardo silencio
—¿Te comió la lengua el gato?.
—¿Puedes pedir agua con la mitad de un jugo de limón?.
—¿Qué pasa?— pregunta alarmado y se mueve ¡Al fin!.
—Es para controlar las náuseas, ¿Tienes un teléfono? Tiraste el mío.
—¿Para qué lo quieres?.
—¡Me secuestraste!— grito.
—Sígueme— se limita a decir.
¿Qué puede pasar?, ya estoy muriéndome.
Me levanto y lo sigo, subimos unas escaleras y hecho un vistazo a la casa, es grande, me gusta, ¿La casa que tengo será asi de grande?.
Lo sigo hasta una habitación que creo es de él, ya que introduce un código para poder entrar, debería de poner una asi en mi habitación, asi evitaría que Maciel se meta.
Keres fuiste secuestrada, no te sientas cómoda con eso, casi te matas y con un simple vómito se te paso ¿Qué te sucede?.
—Aquí tiene— me entrega el agua la mujer llamada Tabita.
—Gracias.
Bebo el agua mientras me siento en la cama, siento el toque del limón calmando mis náuseas y mis nervios de alguna forma, pero lo que no aclara es mi mente confusa.
—¿Me secuestraste para tener sexo?— le pregunto.
—No fue un secuestro— dice a lo lejos.
—Lo fue, no sé si sepas la definición, pero entre el diccionario y la ley, lo que hiciste fue un secuestro.
—¿Por qué vomitaste?.
—¿Por qué me secuestraste?.
—Contesta mi pregunta.
—Yo pregunté primero.
—¡Keres!— me grita.
Me levanto y sigo su grito, lo veo salir de la regadera y solo una toalla cubre su cintura, las gotas de agua se deslizan por su cuerpo, sus brazos, cuello, abdomen hasta llegar a…
—¿Te gusta lo que vez?.
—No me desagrada— le digo y lo sigo a su armario —¿Por qué tienes ropa de mujer?.
—Espérame en la habitación.
—¿Tienes un fetiche?, ¿Te pone vestirte de mujer?.
—Necesito cambiarme, ¿Me vas a mirar mientras lo hago?.
—¿Puedo?— le digo —No será ni el primer ni el último pene que mire.
—Vete.
—Préstame tu celular.
—Si te lo doy, ¿Te vas?.
—Sí.
—Ahí— señala —Ahora vete.
—Gracias.
Lo agarro, me giro y me sigue mirando, con unos ojos que demuestran unos sentimientos que no logro explicar, su ropa será de su esposa o de fetiche, como sea da igual, deba llamar a Maciel.
—Doctora Maciel— dice cuando al fin contesta después de 3 llamadas.
—Soy Keres.
—¿Dónde estás?.
—No sé.
—¿Aún tienes el implante?.
—Sí.
—Iré por ti, quédate donde estás.
—Maciel, quiero quedarme.
—¡Estás loca!.
—Estoy bien, solo fue un malentendido.
—Estoy revisando tus signos vitales, tienes una alteración ¿Te sobré esforzaste? ¿Corriste de más? ¿Vomitaste?.
—Quedamos que exclusivamente puedes checarlo en emergencia.
—Me enviaste una señal de ayuda y tu celular esta, no sé donde, para mí es una emergencia.
—Sí, vomite, me sobreexcedí y ya, me tome el agua con limón y ya paso, solo me siento un poco agotada.
—Keres, sabes que no puedes hacer eso, si sigues igual en tus signos vitales iré por ti.
—Ok, te amo.
—Y yo a ti— me dice y cuelga.
Me toco el brazo derecho, donde se encuentra un implante que mide mis signos vitales y trasmite mi ubicación exacta, aun recuerdo cuando Maciel me sugirió ponérmelo por seguridad, por mi salud.
Después de todo no sé quién soy y aunque no me interese saberlo en esta etapa de mi vida, no puedo arriesgarme que algún día, me reconozcan y me pasé algo, el pasado algún día me alcanzara y debo de estar preparada.
—¿Todo bien?— me pregunta.
—Sí, excepto el secuestro.
—Lo lamento, me dejé llevar.
—Nos acabamos de conocer, no entiendo qué te paso para que actuaras asi.
—No me creerías si te contara— me dice —¿Por qué vomitaste? ¿Te sientes mal? ¿Necesitas un médico?.
—No vuelvas a hacerlo, a la otra tendrás una denuncia en la policía— le advierto —Solo me siento agotada, no necesito un médico, pero si tengo hambre.
—Pediré que preparen la comida, ¿Quieres darte un baño? No te ofendas, pero apestas a vómito.
—Te creo— le contesto —No tengo ropa.
—Mi armario está lleno de ropa nueva
—¿Es de tu esposa, novia, amante o fetiche?.
—Es ropa que me dan las marcas.
—¿Estás seguro?.
—Sí, es ropa que no tiene dueño, además traes pintura, necesitas un baño.
—Ok, ok.
Le entrego el celular y me dirijo al camino donde estaba anteriormente, agarro un par de ropa y cosas de higiene para después darme un baño rápido, yo misma puedo sentir, él apeste a vómito que tanto dice y estoy segura de que no huele a flores.
Me doy un baño rápido y salgo, por una puerta que creo que es equivocada, pues da a otra habitación, no soy una persona curiosa, pero me siento atraída como un imán a este lugar, todo parece ser nuevo, como si nunca fuera usado o tocado.
Tiene una laptop de un modelo viejo al igual que un celular sellado excepto la del celular, el vidrio del vanity está un poco estrellado o solo es una mancha, no logro distinguirlo bien, doy unos pasos de espaldas y choco con alguien.
—Con que eres curiosa.— me dice Elijah.
—Lo siento, me equivoqué de puerta— le digo —¿Alguien vive contigo?.
—Viven muchas personas— me dice —Esta habitación fue preparada para alguien que nunca llego.
—Es una lástima, es hermosa— le digo —Excepto por las botellas de alcohol.
—Es un sitio cómodo para beber— me dice —Vamos, la comida está hecha.
—Te sigo.
Guía mi camino, por otro lado, para llegar al comedor en donde ya se encuentran servidos nuestros platos, para mi sorpresa es un plato de lasaña, ¿Cómo mierda estuvo tan rápido? Al menos que sea de caja, eso explicaría la rapidez.
Aunque Elijah parece ser del tipo que come comida congelada, no es la clase que le gusta esa clase de comida gourmet.