Simone estaba solo en su lancha, viendo cómo el sol comenzaba a elevarse sobre las aguas del mar frente a Catania. El frío de la madrugada apenas lo afectaba, pero había algo más penetrante que lo consumía desde dentro. Un fuego que ardía en su pecho, uno que no entendía del todo. Cerró los ojos mientras el calor del sol empezaba a bañar su rostro, como si intentara sofocar ese fuego interno con su luz. El mar estaba en calma, pero dentro de él, todo era una tempestad. Esperaba muchas cosas de Ginevra. Que huyera, que peleara por su libertad, incluso que intentara alejarse para siempre, pero lo que nunca había esperado, lo que jamás habría imaginado, era esa traición. Y eso es lo que más lo atormentaba ahora. Ginevra no solo había huido de él, no solo había desafiado de una manera irrem