Mi tía Laura me rogaba para que terminara mi desayuno, a la vez que el timbre de la mansión sonó. Adán había llegado. Era cierto eso de que tomaría el vuelo a primera hora. Adán Newman, viejo amigo de mi padre que militó con él en las inferiores del Crystal Palace de Londres. Aparte de ser el actual manager de toda la familia (representaba a mis padres, a mi hermano, a los Clooney) y de otras figuras del fútbol inglés importantes, también era mi manager y el de Brian. Por nosotros fue que él tuvo que empaparse del mundo del ballet, cuando antes el único ámbito en el que él se movía era en el futbolero. -¡Adán! ¡Pero mírate! ¡No te pasan los años! – saludó mi tío Nate a su paisano londinense. -Pues tú también estás como el vino, querido amigo – le respondió Adam, dándole un fuerte abrazo