Limpié bruscamente mis ojos con la manga de mi chaqueta, observando como uno de los policías que me había obligado abandonar el hospital, sin permitirme despedirme de Thiago, se paseaba frente a mí en la comisaría, con aire hostil. —Y bien, Skyler —se detuvo, apoyando ambas manos sobre la mesa de metal que yo tenía justo en frente—. ¡Contesta, maldita sea! ¿Eso fue un enfrentamiento de bandas? —¡Ya le he dicho todo! —lloriquee. Aún me parecía mentira que no hayan tenido ni una pizca de consideración, al no dejarme entrar a la habitación donde yacía el cuerpo de Thiago. En ese momento me importaba una mierda si me encerraban en la cárcel, pero tan sólo necesitaba que me dieran unos minutos para despedirme de él, después de ello, estaba dispuesta a asumir las consecuencias de mis actos.