Lluvia.
Los días que llevaba viviendo en Tennessee, se habían caracterizado por el bello clima soleado, lo cual nos había permitido organizar la casa a nuestro gusto. Pero hoy, justamente el día que debía de ir a clases, había amanecido con una horrible tormenta.
Me trasladé al centro educativo en autobús, y ahora me encontraba encerrada en uno de los baños; me había quedado alejada del bullicio de los adolescentes para no llamar la atención, hasta que sonó el timbre que indicó el inicio de la primera lección del día. Fue hasta ese momento cuando decidí dirigirme hacia la oficina del director.
Johnson High no era ni la mitad de grande de lo que es Fairfield, mi anterior escuela. Pero era lo que necesitaba después de todo. Un lugar pequeño, donde las diferencias económicas era lo de meno
