LA ENVIDIA DE SARA

1164 Words
Es el siguiente día y me levanto para arreglarme, ayer fue un día pesado, realmente Leonel es un estúpido, lo contradictorio de todo es que me gusta, pero nunca tiene que enterarse o si no se envanece. Eso jamás lo voy a permitir, mi atracción que tengo por él no debe ser notoria. Mientras sigo pensando, alguien golpea la puerta de la habitación, al abrir es mi padre con una sonrisa cálida. — ¡Jully mi amor! ¿Cómo amaneciste? —Me dice mi padre dándome un caluroso abrazo. —Estoy bien papá, realmente es cómoda mi habitación. Te agradezco mucho por lo gentil que te portas conmigo. —Le digo mientras le doy un beso en la frente. — ¡Vamos a desayunar mi amor! Te estoy preparando unas deliciosas tostadas con mantequilla, un exquisito jugo de naranja y un postre de chocolate para chuparse hasta los dedos. —Me sonríe mi padre. Al bajar a desayunar junto con mi padre, la mesa está preparada solamente para dos personas. Supongo que es para los dos pero me pregunto: y ¿mi media hermana Sara?, ¿dónde está? Seguramente está de camino al trabajo. Mi padre atento y caballeroso me sirve el desayuno, me presta todas las atenciones como una verdadera princesa. Le agradezco, él no deja de sonreírme y diciéndome lo hermosa que soy al igual que mi madre, le devuelvo la sonrisa. Noto un brillo en sus ojos que siento mucho amor hacia él, parece estar más vivo que nunca a mi lado. Luego de algunos minutos veo que alguien se acerca, es Sara mi media hermana, mientras la miro tiene una actitud de fastidio, se acerca para saludar a papá. —Hola padre, este día he decidido no ir a trabajar para pasar contigo e irnos a comer afuera y luego a la ópera, pero veo que estás de empleado de tu hija. —Sarita mi amor ¿como amaneciste?, siéntate junto a nosotros para que desayunes también, te preparo lo que quieras. —Le dice mi padre un tanto nervioso. — ¡No gracias padre! Sigue desayunando con la princesita de la casa. —Sara le contesta de forma agresiva y molesta. Yo no pronuncio palabra alguna, me siento nerviosa siempre que veo a mi media hermana. De todas maneras voy a buscar la manera de llegar a su corazón para poder llevarnos bien. Mi padre me dice que va a tomar un tiempo hasta que Sara acepte la situación. Entiendo perfectamente que mi hermana como hija única tiene todos los privilegios y atenciones de mi padre, pero ahora que estoy, sabe que las atenciones de nuestro padre no son solamente para ella sino para las dos. Acabo el desayuno que estuvo delicioso, le agradezco una vez más a mi padre, en verdad es una persona extraordinaria. Subo a mi habitación para bañarme, mientras me enjabono no dejo de pensar en Leonel. ¿Qué tiene ese hombre para no dejarlo de pensar? Esta situación me incomoda. Cojo mi toalla para secarme, me visto, aseo y finalmente me arreglo el cabello. Este día me voy vestida con un jean celeste, botas cafés, una blusa blanca y me pongo un collar que mi madre me lo dio antes de partir a la Argentina. Antes de salir a la universidad la llamo para saludarla diciéndole que todo marcha bien, que no se preocupe ya que mi padre es todo un amor. Ella se alegra de escuchar al saber que me encuentro bien. —Señorita Jully el auto aguarda por usted para llevarla a la universidad. —Me dice uno de los choferes de la mansión. Me apresuro recogiendo mi mochila y un libro de estudios. Me trepo al auto siendo dirigida a la universidad. Al llegar varios chicos me regresan a ver lanzándome piropos. —“Tus ojos celestes mina son como una cálida mañana en todo su esplendor”. Me dice uno de ellos con galante voz. Estos chicos dicen estos piropos halagando a las mujeres para conquistarlas y luego llevarlas a la cama para finalmente desecharlas. Siempre tengo presente las palabras de mi mamá: “Jully, ¡no te dejes engañar de los hombres con halagos y lisonjas!, ellos solo buscan alimentar su ego conquistándolas como un trofeo más en su vitrina, o si no, te mienten diciendo que eres la única en su vida mientras tienen una esposa esperándoles a que lleguen a su hogar”. Por los consejos sabios de mi madre me mantengo firme no cediendo a ningún hombre por más buenas intenciones que aparenten tener. Y hablando de hombres el idiota de Leonel llega en su carro un Jaguar color n***o del año, todo pomposo se baja del auto con gafas puestas y camiseta corta enseñando los músculos. Se le acercan varias chicas para saludarlo. Él al tener todas esas atenciones femeninas se siente como un “Adonis”. De lejos él nota mi presencia y me lanza un beso volado, después sonríe sarcásticamente diciendo unas palabras que no logro entender. Entro a clases de Microeconomía, el profesor nos pregunta si estamos avanzando en la tarea de grupo, el primero en contestar es Leonel. —Profesor, parece que todo está bien pero hay una chica reacia negándose a colaborar en el grupo. —Le dice Leonel al profesor delante de todos los estudiantes con su clásica sonrisa burlona. —Joven Leonel, ¿quién es la señorita? —Le contesta el profesor con incertidumbre. —Se trata de la señorita Julieta Brandy, la nueva alumna que viene de Milán alardeando que es italiana y que somos menos que ella. ¡Pobre imbécil! Seguramente se está vengando de mí por la bofetada que le propiné el otro día. El profesor me llamó la atención diciéndome que me adapte a Argentina y que el trabajo en grupo lo realicemos en mi casa con Leonel como líder. Con disgusto tengo que aceptar las exigencias del profesor. Leonel con otros compañeros se ríen por la reprimenda que me da el profesor. Ahora tengo que tolerarlo este día en la mansión de mi padre. Es medio día, todos salimos de clases. Leonel, un chico y dos chicas vienen atrás mío para ir a la mansión a realizar el trabajo de grupo. Las chicas vienen conmigo en el auto, Leonel junto con su compañero van en el Jaguar. Al llegar a la mansión para mi mala suerte Sara acaba de llegar también, ella me mira al ver como Leonel al disimulo me observa de pies a cabeza. Noto la cara de envidia de mi hermana, quizá ella cree que Leonel es mi novio pero eso no es cierto. — ¿También los ángeles del cielo te rinden culto hermanita? ¿No te vasta con las atenciones exclusivas que mi padre te da en el desayuno? —Me contesta Sara frunciendo las cejas. Luego de decirme esas palabras ofensivas, parece que Sara cayó bajo el hechizo de Leonel que le saluda cordialmente.
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