“De regreso a la habitación con el mexicano y Rubí.”
—¡Bueno Rubí hasta aquí se te acabo la conversación y tu orgullo, desde ahora tendrás que hacer todo lo que quiero y me harás todo lo que deseo a mi manera y antojo sin excusa alguna! —Exclamó el maldito mientras se frotaba las manos.
—De antemano te aviso que soy un hombre que no se satisface tan luego con una mujer, siempre quiero más y no me importa si gritas o te quejas que de igual manera vas a tener que aguantarme toda la noche si es posible o necesario, porque soy todo un semental y no por gusto me llaman caballo n***o.
Tras las declaraciones de ese estúpido en la habitación, comencé a experimentar asco y desesperación por acelerar el proceso que se me encomendó, sin embargo, debía ser muy cautelosa al respecto, a lo que me vi en la obligación de responder.
—No me estoy resistiendo señor, pero ¿No crees que es muy ofensivo o muy difícil llamarte caballo? Por qué mejor me das a conocer tu nombre, ¿Cómo te llamas? ¿De igual manera dices que me convertirás en tu reina, en algún momento tendré que saber tu nombre no crees? —Pregunté queriendo comenzar a sacar el trabajo encomendado.
Pensaría de alguna manera que sería un tanto más difícil saber su nombre, pero, aunque si lo pensó por un instante, decidió darme a conocer su nombre.
—¡Tienes razón! Puedes llamarme Ezequiel, ese es mi nombre y cuidado con decírselo a alguien más en esta finca, porque ni el mismo David lo conoce ¡Estoy confiando en ti Rubí, porque me has demostrado que eres una mujer de arranque y que no se tienta el alma en los negocios!
—¡En eso estamos de acuerdo Ezequiel! No me tiento el alma cuando de negocios se trata, así que vete preparando porque lo que viene es y será indomable para ti, ¡Puedo asegurarte que ni una sola mujer en tu vida se ha atrevido a tomarte como lo hare ahora mismo, te puedo asegurar que ninguna mujer ha hecho que sientas que se te desgarre esa herramienta que te cuelga de tanto placer! comprenderás que no me dicen o llaman Rubí la princesa de la mafia por placer o deseo, ¡Hoy es mi noche y hoy será mi coronación!
—¡Ya veremos que tanto puedes hacer con ese cuerpo Rubí! Porque no quiero a una mujer cabalgando mi cuerpo, quiero una puta brincando y relinchando como yegua de la cogida que te voy a pegar. —Exclamó el asqueroso del mexicano.
¡De momento no me quedaba opción más que continuar con la corriente a Ezequiel! Aunque no pensaba llegar más allá de lo que podría soportar, con el simple hecho de tener que ver como se desvestía y quitaba esas botas de charro, estaba provocando que me vomitara encima de lo asqueroso que se veía.
¡Mi problema era que no me atraía ese tipo de personajes! Porque igual hay mujeres en su mundo que ese tipo de hombres les atrae y les fascina, pero en lo personal ¡Siempre voy a preferir a un hombre de traje y varonil y no un charro corriente como Ezequiel!
El escenario estaba a punto de revelarse la verdadera escena de acción de la noche, para ese momento ya había tomado más de una copa de ese aguardiente mezclado con una pequeña porción de veneno, sin que notara el cambio, trataba la manera de mantener mi copa llena y de esa manera evitar los riesgos innecesarios.
A manera que comenzara a hacer efecto realmente, debía de consumir por lo menos media botella de ese aguardiente con el veneno, pero aún le faltaba y con tiempo ya no contaba, porque de seguro por fuera el revuelo estaba comenzando y los que lo acompañaban comenzarían a sospechar de lo que estaba sucediendo con los demás.
Tras quitarse todo ese mundo de ropa que cargaba encima para darse la vuelta y supuestamente impresionarme con su virilidad, no me aguante la risa en ese momento, ¡Solo un poco más de diez centímetros aproximadamente y me estaba atreviendo a exagerar! ¡Qué bueno que después le hubiese crecido!
Pero ahí lo tenía completamente erecto y eso era lo que supuestamente me iba a hacer gritar y quejarme del dolor, pero ni de tampón me hubiese servido esa cosa que medio colgaba de su entrepierna, creo que un lapicero o bolígrafo era más grande y grueso que eso que decía con orgullo que era su herramienta de trabajo ¡Pero bueno, es lo que había y se molestó al momento de escucharme reír!
—¿Por qué te ríes de esa manera? Seguramente nunca has estado con un tipo que en verdad te haga respetar, pero te enseñare. —Exclamó con rudeza y enojo.
—¡No te ofendas Ezequiel, pero la verdad es que los he visto incluso del triple del tamaño del tuyo y no es que me revuelque con muchos! Sin embargo, ese tono rosado y cilíndrico es muy interesante y estoy más que segura que puedo comerlo y tragarlo entero, mejor ven hacia mí y disfruta de tu momento épico con una mujer de verdad.
No lo pensó un solo minuto más y se acercó de prisa hacia mí, realmente me sentía asqueada con el momento y no deseaba que eso llegara a suceder en concreto, ¡No veía las horas en las que cayera doblado perdiendo el conocimiento para actuar! El problema es que no sucedió de esa manera y lo inesperado y asqueroso tuvo que suceder.
Me arriesgue a ese momento y mientas el veneno continuaba haciendo efecto en su cuerpo se acercó y me tomo por la cabeza para llevarme hacia su asqueroso pepinillo porque esa diminuta cosa ni con las manos podía tomarla.
Me tuve que tragar mi orgullo en ese momento y tragar por espacio de unos diez minutos lo que nunca pensé que llegaría hacer con otro hombre, ¡Bueno, casi hombre! Me dolía inmensamente el corazón y el alma tras literalmente traicionar a Ariel de esa manera, aunque quizás no podría considerarse una traición, ¡En lo personal si lo era!
Intente que se desesperara por quitarme de esa posición al morder un par de veces su zona intima, pero más bien el desgraciado se excitaba más y no me dejaba salir de ahí, el asunto ya estaba sobrepasando mis limites ¡si ese veneno no hacia efecto inmediatamente, le iba a arrancar con los dientes lo que tenía como herramienta para creerse hombre! Hasta que el proceso se aceleró y alguien interrumpió afortunadamente el momento, aunque eso también me perjudico de cierta manera, al momento que Ezequiel escucho que mencionaron.
—¡Patrón! ¿Se encuentra bien? Responda inmediatamente, tengo que decirle algo que está sucediendo. —Se escuchó por fuera de la habitación.
Entonces al escuchar la voz de su jefe de seguridad, exclamo de inmediato.
—¡Haber suéltame perra! Es mi jefe de seguridad y no por gusto viene a interrumpirme, sabe perfectamente que estoy ocupado y no puede interrumpirme de esa manera ¡Algo grave tiene que estar sucediendo y si es de esa manera, contigo me desquito!
¡Grave error el que cometió Ezequiel al momento de soltarme y no tomarme como garantía en ese momento! Porque si estaba seguro que algo grave estaba ocurriendo, debió ser más precavido y asegurarme como rehén.
Después de todo aseguraba ser hombre con un orgullo de unos diez centímetros y eso fue su desgracia en ese momento, porque de mi parte estaba más que segura que en ese momento se enteraría que sus empleados estaban muertos, por lo que no espere que las circunstancias empeoraran para mí en ese momento.
Me coloque de pie de inmediato en lo que se dirigía a la puerta, retire mi arma de mi pierna que no me había desnudado por completo por lo que no se percató de las armas que estaban acompañándome y mientras me daba la espalda caminando hacia la puerta le apunte directo a la cabeza, no podría matarlo de un tiro porque la información aún no se encontraba en mi poder, pero a su perro fiel le pegaría un tiro si era lo que pensaba que podría llegar a hacer del conocimiento del mexicano intrigado mientras caminaba hacia la puerta.
—¡Patrón disculpe que lo interrumpa, pero la situación por fuera no está nada bien! Espero que usted no haya tomado de ese licor que repartieron en este maldito lugar. —Exclamó el jefe de seguridad del mexicano.
Entonces desafortunadamente se dio lo que no deseaba que sucediera, el jefe de seguridad le paso la información y la situación comenzaba a salirse de control, a lo que Ezequiel le respondió agitado y desesperado.
—¿Qué es lo que está pasando maldita sea? Hazme saber todo lo que sepas ¿Hemos sido traicionados por David de seguro verdad?
—¡Si patrón! El licor estaba adulterado o envenenado, no podría decirle, pero tampoco no puedo probarlo, pero de lo que si estoy seguro es que los guardaespaldas que nos acompañaron están muertos y me acabo de cerciorar que, si han muerto, tenemos que salir de aquí de inmediato antes que no sea capaz de defenderlo.
—¡Esto no puede quedarse solo así Felipe! Aquí tengo a la mujer de David, así que, o me da una muy buena explicación de lo que está pasando o le mato a su mujer de mierda, entra y la amarras bien para que no se escape y nos largamos de aquí con esa perra.
¡Definitivamente todo se fue a la mierda en ese momento! No le importo que escuchara lo que mencionó de mí y tampoco iba a permitir que me tratara como se le diera la gana a ese hijo de su puta madre que lo pario al mal nacido arrastrado de Ezequiel.
Al momento que dejo que ingresara Felipe y decidido a provocarme daño, con mi arma apuntando su frente, no me quedo opción que al momento que ingresó Felipe por mí, deje escapar el tiro directo a la frente ¡No le di tiempo para que reaccionara, no se lo permití!
No existió un solo segundo que tuviera la oportunidad para tocarme y de vida para pedir perdón por sus pecados, el infierno era su parada más cercana y me estaba encargando de enviar otro regalo al diablo para que cuando me tocara marchar no se comportara tan violento conmigo por los regalos que le estaba enviando.
Ezequiel manchado con la sangre de su jefe de seguridad, enardecido gritó con odio hacia mí.
—Pero ¿qué has hecho zorra maldita, como te has atrevido a hacer eso? ¡Ya verás maldita zorra!
—¡Ni me llamas zorra y mucho menos perra, maldito desgraciado! Te arrodillas o te vuelo los sesos ¡Te he dicho que te arrodilles porque no estoy jugando y el próximo en ser enviado al infierno eres tú!
Intento acercarse y arrebatarme el arma, pero al instante no me quedo de otra más que meterle un balazo en la pierna para frenar su impulso, ¡No contaba con la autorización para matarlo, aun no!
—¡Maldita loca, bola de traidores! ¿Cómo es que fui a caer en su trampa asquerosa? —Exclamo tirado en suelo con la herida en la pierna.
—¡Te vas calmando y dejas de hablar estupideces Ezequiel, porque de caballo no tienes ni las herraduras, con eso que apenas te cuelga no te alcanza ni para comprar un dulce! Eres un maldito cerdo de rancho que más bien deberías de ser un eunuco ¡Vergüenza debería de darte al creer que con eso puedes complacer a una mujer! ¡Hasta lo chihuahuas lo tienen más grande! —Exclame desahogando mi enojo.
—Eres una maldita desquiciada al igual que David, pero el Capitán se enterará y vendrá en mi ayuda. —Exclamó el mexicano con furia.
—¡Ya lo veremos mexicano, ya lo veremos maldito!