—Aquí estamos —se anuncia Gelys desde el pasillo.
Estamos desayunando, como cosa extraña la mesa se encuentra en silencio absoluto, cada uno de los que aquí estamos permanecemos callados, sumergidos en nuestros pensamientos. Solo la voz de grave de Gelys, logró hacernos reaccionar.
—Tío —Altair pega un leve grito y deja de comer para salir corriendo a alcanzarlo en el pasillo.
A los pocos segundos aparece Gelys con ella en brazos y Antonella y su madre detrás de él.
—Buenos días —nos saluda.
—Bienvenido hermano —contesto sentado en uno de los extremos de la mesa que hace frente a la entrada al comedor—, tomen asiento—les invito señalándole las sillas vacías.
—Gracias Ales —me contestan Antonella y su madre al mismo tiempo.
—Nana —llamo la atención de Lucia apenas la veo entrar al co
