Hacía mucho frio, y yo solo deseaba que el partido se acabara de una vez, sin siquiera haber empezado. Ya había llegado el viernes, y le había prometido a Ethan que vendría a verlo jugar. Tenía entendido que jugarían contra un equipo muy bueno de otra escuela, y que por ende habían entrenado demasiado. Buscaba con mi vista a aquel chico de ojos chocolatosos en las gradas, pero dudaba que hubiese venido a ver el partido. Primero salió el equipo de la otra escuela, que recibió un buen abucheo por parte de todos los espectadores presentes de mi escuela, y luego salió nuestro equipo en una ordenada fila, la cual empezaba en Harry y terminaba en Ethan. El partido empezó, y creo que fui la única en sentarme y no mirar; si apenas me interesaba mirar los partidos de mis hermanos, mucho menos