-Nadie ha venido a la cocina por comida, ni siquiera por agua - dijo Jeremy comiendo una cucharada del pote de helado que tenía en sus piernas, él, al igual que yo, estaba sentado sobre el mesón justo al lado de los postres, o bueno...de lo que quedaba de ellos.
-Según alcancé a escuchar lo que hablaba por su celular, él no tenía planeada esta fiesta - comenté, quitando las migas de postre de mi pecho.
-Tiene dinero, llamó a un lugar de esos en donde hacen comida de fiestas y lo trajo todo - sin terminarse el helado, mordisqueó un trozo de pizza - ¡este tipo es la bacanería!
-Nunca he comido así en mi vida - dije, sintiéndome arrepentida por cada cosa que comía - y justo el lunes entró de nuevo a clases de ballet, se darán cuenta de que he subido de peso.
-¡No subirás de peso de un día para otro! Además...- dijo, mirándome de arriba abajo - unos cuantos kilos no te harán daño ¡vaya que eres delgada!
-Me veo horrible ¿verdad? Sé que no me veo bien siendo tan delgada, pero en el ballet es necesario.
-¡No te ves horrible! A mí me pareces hermosa - dijo, y no evité achantarme.
Le iba a decir algo, pero sentí un dolor punzante en la parte baja de mi abdomen, lo cual hizo que se me cayera el postre que tenía en la mano. Jeremy soltó todo lo que tenía y se bajó del mesón, para ponerme en frente mío.
-¿Te sientes mal? - preguntó.
-Creo que...- recordé que mi hermana a veces se palpaba esa zona del abdomen cuando estaba en sus días y decía que eran "cólicos" - creo que tengo cólicos.
-Ou, ya veo - dijo - creo que deberíamos buscar a tu hermana. Yo iré a buscarla, tú quédate aquí - dijo el moreno y cuando le iba a decir que no lo hiciera, ya había salido de la cocina.
De repente, empecé a sentirme mareada, y el dolor de vientre aumentaba. Sabía por mi hermana que lo mejor para un dolor de esos era acostarse. Salí de la cocina caminando con dificultad, no veía ni a Jeremy ni a mi hermana por ningún lado. Mis oídos no soportaron el alto de la música y para completar me empezó a doler la cabeza.
Me alcancé a sentar en el primer escalón de las escaleras que llevaban al segundo piso, y fui cerrando mis ojos poco a poco, y todo se oscureció.
Abrí mis ojos lentamente, encontrándome con el entorno de una habitación totalmente desconocida para mí. La cama era bastante amplia, y olía a colonia varonil. Escuché una tenue música de fiesta y recordé lo que había ocurrido. Me debía de encontrar todavía en la mansión de Brad Evans, y al inspeccionar rápidamente la habitación con la mirada, supuse que él dormía aquí.
Me levanté rápidamente, hasta que vi que la puerta de lo que muy seguramente sería el baño, se abría, y salía aquel hombre grande y atractivo de ojos azules como el cielo.
-Has despertado rápido ¿Cómo te sientes? - me preguntó, acercándose a su peinadora para verse en el espejo.
-¿Dónde están mi hermana y Jeremy?
-A Jeremy lo han venido a recoger sus padres, deberías ver lo enojados que estaban - dijo, peinándose el cabello que al salir del baño estaba alborotado - y tu hermana está bailando, y ha tomado unas copas de más, así que creo seguirá bailando hasta la madrugada.
-Dijiste que no habría trago - dije, empezando a sentir rabia.
-Y se supone que no debió haber habido, yo no lo traje - dijo, alzando las manos en signo de inocencia - los chicos de la cantera fueron los que la trajeron, ni sé cómo siendo menores de edad consiguieron eso.
-Quiero irme a casa - dije, sentándome en la cama al volver a sentir dolor de cabeza.
-Puedo llevarte si deseas - dijo, buscando algo en el cajón de su mesa de noche.
Dudé en si debía dejar que un "extraño" me llevara a casa en su auto, pero el dolor en mi cabeza (y mi vientre) me pedía a gritos que aceptara, solo quería llegar a mi casa, tomar una aromática y dormir en mi cama.
-Sí, te lo agradecería en el alma - dije, ahora empezando a sentir escalofríos.
-Bien, entonces vamos.
Caminé detrás de Brad esquivando a varias personas que bailaban y se besaban. Yo era alta, pero este gringo debía de rondar casi los 2 metros, por lo cual me sentía una enclenque a su lado. Llegamos a la cochera y vi tres espectaculares autos; una camioneta Chevrolet, un Lamborghini y un Audi, todos último modelo.
-¿En cuál quieres irte? - preguntó, acercándose a una zona de la pared en donde colgaban las llaves de los tres autos.
-Me da igual, solo llévame a casa - contesté de forma altanera. No solía hablarle de esa forma a nadie, pero los dolores y calambres que estaba sintiendo me habían llenado de mal genio.
-El Lamborghini es más rápido, veo que tienes urgencia por llegar a tu casa - dijo el gringo seriamente. De seguro le había molestado la forma en que le hablé.
Mi casa quedaba en el otro extremo de la ciudad, por lo que supe que nos demoraríamos a esa velocidad (que era alta, digna de un auto deportivo) media hora.
Íbamos a mitad del camino y no nos habíamos dirigido una sola palabra, solo escuchábamos la tenue música de la emisora que estábamos sintonizando. Incluso, puse los pies en la guantera y a Brad no pareció molestarle. Mi padre o mi hermano hubiesen reaccionado dándome una palmada en la rodilla para que bajase mis pies de inmediato.
-¿Practicas ballet, no es así? - preguntó de repente Brad, con su vista aun fija en la carretera.
-Si - dije con cierto fastidio. Al parecer todos en el club lo sabían.
-Dicen que el ballet es bueno para los deportistas, ayuda a evitar lesiones - dijo, y separó un momento su vista de la carretera para mirarme - tal vez puedas darme unas clases.
-Entre más alejada esté de ti, mejor - pensé en voz alta. Me tapé la boca al percatarme de que el gringo había escuchado perfectamente.
-Definitivamente eres igual a tu hermano - dijo, riéndose - ambos tratan de estar lejos de mi, y de ser groseros.
-Lo siento, créeme que no quería decir eso - le dije. Yo no suelo comportarme así de grosera con nadie.
-No te preocupes, no te culpo por sentir desconfianza hacia mí, no me conoces - dijo, poniéndose tan serio que me asustó.
Iba a volver a disculparme, pero sabía que sería inútil...ya la había embarrado. El resto de camino fue un total silencio, hasta que estuvimos frente a la mansión. Brad se bajó del auto y se dirigió a mi puerta para abrirla caballerosamente.
-Gracias por traerme - le dije intentando sonreírle.
-¿Hay alguien en tu casa? - preguntó, dirigiendo su vista a esta - porque sé que tu madre también viajó a ver el partido.
-No hay nadie, a la empleada le damos el domingo libre, así que se va los sábados en la noche.
-Entiendo - dijo, mirando su celular - bien, entonces nos vemos luego, Srta. Harrison.
-Ok, gracias por traerme.
Apenas lo vi alejarse en el auto, caminé hacia la puerta de la mansión y me di cuenta de algo: no llevaba las llaves. Las susodichas llaves se habían quedado en el bolsillo de mi jean, jean que no sabía dónde mi hermana lo había metido, y no podía entrar por el patio, ya que la reja estaba muy bien asegurada.
Empecé entonces a orar porque a Franca se le haya olvidado asegurar alguna ventana, pero la muy cuidadosa las había asegurado todas. Pensé en llamar a mi abuelo, pero sabía que él les contaría la situación a mis padres y ellos muy posiblemente matarían a mi hermana, así que me quedé sin opciones. Me senté entonces al lado de la puerta, y oraba para que mi hermana no tardase en llegar, pero algo me decía que llegaría hasta la madrugada.
Sentía el frio calar mis huesos, pero eso no evitó que me diera sueño y me recostara en una esquina, con mis manos haciendo de almohadas, y tardando poco en quedar profundamente dormida.
Abrí mis ojos de golpe cuando sentí que la luz golpeaba contra mis ojos. Me senté y eché un vistazo a mi celular. Ya eran cerca de las 9. Mis manos estaban heladas, y sentí mis labios resecos, y apenas me levanté empecé a toser. Mis pulmones habían absorbido el frio del suelo. Supuse que de la borrachera mi hermana no me había visto al entrar a la mansión, así que me dirigí a la puerta (que estaba sin seguro) y entré.
El primer piso estaba desolado, así que supuse que mi hermana se encontraba en su habitación, subí lentamente las escaleras (ya que mis músculos habían quedado entumecidos por el frio) y abrí la puerta de la habitación de mi hermana.
Si, ella estaba en la cama, pero no estaba sola; pude ver que había un chico a su lado de cabello rubio, y por los hombros desnudos de ambos, supuse que sus cuerpos estaban desnudos. No quise molestar, así que volví a cerrar la puerta delicadamente para no despertarlos.
Ya sabía que eso que decían mis padres de que mi hermana era una "virgen" no era ya cierto, y no quise ni pensar si este chico era el primero, o si ya había habido más. Entré a mi habitación dispuesta a darme un baño caliente para quitarme el frio, pero justo antes de que entrara al baño, mi celular empezó a sonar. Era papá.
-¿Hola? - contesté, sintiendo a mi corazón latir fuertemente.
-Hola cariño, pásame a tu hermana - dijo mi padre, en un tono que reconocí como serio.
-Ella...está durmiendo - dije, y no estaba mintiendo al decirle eso.
-Cuando se levante, dile que hablaremos muy seriamente mañana cuando llegue a casa - dijo, y me ericé. Muy seguramente se había enterado de la fiesta.
-Papá ¿Qué sucede? - pregunté inocentemente.
-Sucede que tu hermana está en problemas, es todo. Debo colgar, tengo rueda de prensa.
Colgó, y mi corazón empezó a latir más fuerte ¿Cómo rayos se había enterado de la fiesta? No lo sé, pero esto no pintaba muy bien. Tal vez mi padre le podría perdonar que hubiese llegado tarde de una fiesta, pero no que me hubiese llevado con ella. No me imaginaba que diría si llegase a saber que había llevado a un tipo a la casa y se había acostado con él. Segundos después de la llamada de mi padre mi celular sonó esta vez, y era mi hermano. Me tranquilice un poco.
-Ian - contesté, con la voz aun temblorosa.
-Mi amor ¿Qué ha pasado? Mis padres están furiosos, dicen que Sophia fue ayer a una fiesta de Brad después del partido y que te llevó a ti y a Jeremy.
-Bueno, creo que tú mismo has contestado a tu pregunta - dije, mordiéndome el labio - ¿sabes cómo se enteraron?
-No lo sé, solo sé que papá llamó a Brad y se tranquilizó cuando supo que él te había llevado a casa cuando no te sentiste bien.
-No quiero que Sophia se meta en problemas por mi culpa - dije, empezando a llorar.
-Mi amor no llores, además...estoy de acuerdo con que fue una irresponsabilidad por parte de Sophia.
-Jeremy y yo fuimos los que quisimos ir, mi hermana no quería que fuéramos.
-¿Por qué quisieron ir? Sé que no te gustan las fiestas.
-Bueno...- la verdad, ni siquiera yo sabía por qué, o bueno...tal vez había sido por Jeremy, pero no quería echarle el agua sucia a él - Brad nos dijo que habría buena comida y...yo quería romper la dieta un solo día.
-No sabes mentir ¿lo sabes? - dijo, y sentí que mi corazón se detenía - ¿Cómo está Sophia? Y no me mientas con eso.
-Sigue dormida - dije, dudando en si decirle que estaba con un chico. Mi hermano nos celaba demasiado, bueno...a mí no me cela con Ethan, pero a mi hermana la cela hasta con el espejo.
-Supongo que por la resaca no podrá ni cocinar, así que toma unos billetes que dejé en el primer cajón de mi mesa de noche y ordena lo que quieras.
-Ok, gracias.
-Oye, no te preocupes. Trataré de hablar con mis padres, no creo que castiguen muy fuerte a Sophia.
-Ok - dije, y no evité toser. Por la forma en que tosí cualquiera sabría que no era una simple obstrucción de la tráquea.
-Oye ¿estás bien? ¿Pescaste algún resfriado?
-Eso creo, anoche hizo frio en el estadio - dije, odiando tener que mentirle de nuevo.
-Abrígate y...nos vemos mañana.
Minutos después la bañera ya estaba llena de agua caliente, y me metí. Confiaba en que eso me quitara la tos y alejara un posible resfriado. Yo también tenía ganas de matar a mi hermana, pero había sido yo la que quiso ir a la fiesta.
Efectivamente, el agua caliente me hizo sentir mejor y tras casi una hora de haberme metido en la bañera, salí y me vestí, me peiné mi larga cabellera rubia y bajé a la cocina dispuesta a desayunar algo. Mi hermana estaba en la cocina, con una cara terrible de trasnocho, sirviéndose un vaso de leche. Supuse que el chico con el que había dormido ya se había ido.
-¿Estás bien? - le pregunté, abriendo la nevera para sacar el jugo de naranja.
-Siento que mi cabeza explotará - dice, dándole un sorbo al vaso de leche.
-Toma una aspirina - dije, sirviéndome el jugo en un vaso - ¿la pasaste bueno en la fiesta?
-Sí, tanto que había un chico de 16 años en mi cama esta mañana - dijo, en su típico tono sarcástico.
-¿16? ¿Enserio? - Pregunté, no pudiendo creérmelo - ¿¡Te acostaste con alguien casi de mi edad!?
-Lamentablemente - dijo, buscando algo en el cajón de las medicinas - es de la cantera del club.
-¿Puedo hacerte una pregunta? - dije, al sentir demasiada curiosidad con respecto a la vida s****l de mi hermana.
-Ya la estás haciendo, así que adelante - dijo, encontrando la caja de aspirinas.
-¿Te has acostado con más hombres?
-No te lo voy a negar - tomó una aspirina - Sí, con unos cuantos.
-¿A qué edad empezaste?
-A los 14, lo sé, muy temprano, pero increiblemente es la edad común en la que los adolescentes ingleses pierden la virginidad.
-Y... ¿Qué hay de Ian? - pregunté, recordando que nunca le había hecho esa pregunta a mi hermano.
-Él sigue siendo un pobre virgen, creo que tampoco ha besado, al igual que tu - ríe un poco - ¡Oh, pero cierto! ¡Cuando pequeña te besaste con Ethan!
-Ay, cierra la boca - dije, y no evité recordar el beso que nos dimos hace poco en el hospital.
-Pasando de Ethan, no pude evitar ver como el niño Jeremy se preocupó por ti anoche, en el partido - quise en ese momento salir corriendo - es muy lindo.
-No quiero saber qué cosas locas pasan por tu cabeza - dije, terminándome el jugo de naranja.
-Yo no he dicho nada malo - dijo, guiñándome un ojo - solo dije que el chico es lindo.
Rodé los ojos y regresé a mi habitación. Ahora que mi hermana había hablado de Jeremy, quería saber que rayos había pasado entre él y sus padres; por lo que me dijo Ian, sabía que muy seguramente ellos estarían enojados, todo por mi culpa.
Le escribí por w******p pero solo aparecía una flecha, indicando que los mensajes no le llegaban. Decidí entonces marcarle, pero se iba a buzón. Supuse que lo habían castigado quitándole su celular, así que me resigné a tener que hablar con él en la escuela.