Ya casi serían las 8 p.m, hora en la que empezaba el partido del Liverpool vs Manchester. Comúnmente, mi hermana invitaba a sus amigas a la mansión para ver los partidos, pero no quiso hacerlo ese día. La verdad, estaba muy rara.
-¿Te sientes bien? - le pregunté, ya sentadas en el sofá, esperando a que empezara el partido.
-Sí, perfectamente - dijo, pero noté que evidentemente mentía.
-Sophia...no me mientas - dije, tomando sus manos - sabes que puedes contarme lo que sea, somos hermanas.
-Al acostarme con ese chico...no usamos protección - dijo, con sus ojos aguados.
-¡Pues tomate una pastilla del día después! - dije, sabiendo por las clases de ed.sexual el montón de alternativas que habían para evitar un embarazo no deseado.
-No es por eso...es porque...quien sabe si ese chico tenga alguna enfermedad de transmisión s****l, aunque me lo negó. Incluso me dijo que anoche fue su primera vez.
-¿Y tú le crees?
-No - dijo, limpiándose una lagrima que caía por su mejilla - es la primera vez que lo hago sin protección...y estando borracha.
-No te preocupes, de seguro el chico no tenía nada - dije, abrazándola - ¿no te tomarás la pastilla del día después, por si las moscas?
-Llamaré a la farmacia - dijo, sacando su celular.
Vi el partido con emoción esperando a que mi hermano hiciera gol, pero el único gol que se asomó del United fue uno de Kai Clooney, mientras que el Liverpool hizo dos, ganando así el partido.
-Hace mucho no le ganamos al Liverpool - dijo mi hermana apagando el televisor una vez el árbitro pitó para anunciar el final.
-Otro día será - dije, sintiendo ya sueño - oye ¿no se supone que hoy íbamos para lo del asunto de los vestidos?
-¿No podías acordarme más temprano? Ya toca entre semana - dijo, levantándose del sofá - voy a dormir.
-Oye...creo que no te he dicho algo - dije, recordando que mis padres ya estarían en casa para cuando nos levantáramos mañana.
-¿Qué?
-Papá y mamá supieron lo de la fiesta, y están furiosos, ya sabes...porque me llevaste.
Creí que mi hermana se sorprendería y se pondría nerviosa, pero su semblante despreocupado no cambió y subió las escaleras directo a su habitación. La verdad no me sorprendí. Desde que Sophia era pequeña, poco le importaba que mis padres la regañaran, y era ya costumbre, ya que de los tres, mi hermana era la rebelde....y bueno, mi hermano también.
Cuando ya estaba acostada en mi cama dispuesta a dormir, empecé a escuchar sonidos de piedritas golpear contra mi ventana. Me levanté y al mirar hacia la calle pude ver a Ethan. No sabía que rayos hacía ahí ni como los celadores lo habían dejado entrar al conjunto.
-¿Qué haces aquí? - le pregunté una vez abrí la ventana.
-¿Me vas a dejar entrar sí o no? ¡Hace frio!
Rodé los ojos y bajé para abrirle la puerta. El rubio entró temblando del frio y se dirigió a la cocina a buscar yo no sé qué.
-Ahora si dime ¿Qué rayos haces aquí?
-Estaba viendo el partido en casa de uno de los del equipo, resulta que vive en el conjunto de mansiones de al lado - dijo, sacando el botellón de jugo de naranja - y decidí pasarme por aquí.
-¿Cómo te dejaron entrar los celadores?
-Me salté la reja que separa a ambos conjuntos, no fue fácil, pero estoy vivo - tomó un sorbo del vaso de jugo que se había servido - ¿viste el partido?
-Sí, ganó el Liverpool - dije, con cierta nostalgia. Aún recordaba que mi hermano había dicho que si hacía un gol me lo dedicaría.
-Te he extrañado este fin de semana ¿sabes? - dijo Ethan, acercándose a mí - lamento no haber venido ayer a hacer ese trabajito de biología.
-Tenías entrenamiento - dije, poco creyéndome esa excusa.
-Ni siquiera te llamé - dijo, quedando a escasos centímetros de distancia de mí.
-No importa - dije, y noté el olor a alcohol que emanaba de él.
-Quiero recompensártelo - dijo, poniendo sus manos en mis caderas, atrayéndome hacia su cuerpo.
-No es necesario - dije, empezando a ponerme nerviosa. Sabía que era muy malo cuando un hombre (de la edad que fuese) estuviese borracho.
Sin previo aviso, sentí los labios de Ethan chocar contra los míos. Intenté separarme pero la fuerza de Ethan era tal que me fue imposible. Apreté mis labios para que Ethan comprendiera que no pensaba en corresponderle, y pareció funcionar.
-¿No me amas? - preguntó este apenas dejó mis labios.
-No como tú crees, solo te quiero como a un hermano - dije, presionando mis manos contra sus hombros, para evitar que me volviera a besar - estás ebrio, creo que debes irte ya a tu casa.
-Sí, tienes razón - dijo, sacando su celular - los llamaré, a mis padres.
-Solo diles que vengan a recogerte, no que estás ebrio - dije.
-Bien.
Pude ver que tenía los ojos rojos, así que supe de inmediato que no solo estaba ebrio. También drogado. Sabía que su amistad con Harry y los demás del equipo de fútbol no acarrearía nada de bueno, y si sus padres me llegaban a preguntar sobre las malas amistades de su hijo, les nombraría de inmediato al equipo.
-Ya vienen por mí - dijo e hipó - ¿te puedo besar otra vez?
-No - dije secamente.
-Que aburrida.
Al día siguiente...
No me levanté por la alarma de mi celular, sino por los gritos que provenían del primer piso. Oh rayos, de seguro mi hermana ya estaba discutiendo con mis padres.
-¡Ya estoy muy grande como para que me castiguen! - escuché gritar a mi hermana.
-¡Mientras sigas viviendo bajo nuestro techo harás lo que nosotros digamos! - dijo mi padre.
-¡Pues entonces me iré, ya no me los aguanto más! - dijo mi hermana, y escuché un fuerte portazo.
La culpa me empezaba a carcomer. Si me hubiera negado a ir a esa fiesta, muy seguramente hubiera evitado esta pelea. Si mi hermana estaba pensando en irse de la casa, sabía que lo haría, ella nunca dice las cosas jugando.
Me bañé, me puse el uniforme, alisté mis libros y las cosas de la clase de ballet y bajé a desayunar. Mis padres y mi hermano estaban en el comedor desayunando totalmente callados. Mi hermana no estaba, así que supuse que el portazo que había escuchado había sido de la puerta principal, y que se había ido ya a su entrenamiento.
-Buenos días - saludé, sentándome al lado de mi hermano, en donde estaba ya mi plato con huevos y una sola tostada.
-Hola - me saludó Ian dándome un beso en la frente.
Mis padres al parecer estaban muy enojados como para saludarme. Procedí entonces a desayunar, sin evitar sentir el ambiente pesado.
-Tú también estás castigada - me dijo de repente mi padre, y yo casi me atraganto con mi jugo.
-¿Qué? - pregunté.
-No debiste haber ido a esa fiesta - dijo mi padre, casi que echando humo de lo enojado que estaba - ahora los padres de Jeremy están enojados con nosotros.
-¿Y cuál es mi castigo? - pregunté, creyendo que solo me quitaría el celular.
-No irás a clases de ballet en un mes - dijo, y casi se me cae la quijada de no tenerla pegada.
-¡Jake! - le gritó mi madre furiosa. Al parecer ella no tenía ni idea de ese castigo.
-¡Papá! - le siguió mi hermano.
-He dicho - dijo mi padre, terminando su desayuno y levantándose del comedor - y he ahí donde yo sepa que has ido, de todas formas, no te recibirán en la academia hasta que yo pague la mensualidad.
-¡No puedes castigarla así! - le dijo mi hermano, levantando demasiado la voz y parándose de la silla.
-Cuida tu tono, hijo - dijo mi padre, en tono amenazante.
-¡No puede perder más clases! - dijo mi hermano, no bajándole al tono - ¡No la tendrán en cuenta en el recital de verano!
-¿Y eso debe importarme? - dijo mi padre, y sentí como las lágrimas se acumulaban en mis ojos.
-Eres un monstruo - gruñó mi hermano, y vi como mi padre se tensó.
-Repítelo - dijo mi padre, acercándosele, desafiante.
-¡Ya fue suficiente! - Gritó mi madre, mirando a mi padre y a Ian - Así no solucionarán las cosas.
-Pues mi padre siempre quiere solucionarlo todo arruinando los sueños de los demás - dijo Ian, y pude ver como mi padre se controló de darle una bofetada.
-¡Callados todos! - Dijo mi madre, y me miró -. Ve a mi auto, yo te llevaré a la escuela.
Hice caso y tomando mi mochila, corrí a la cochera. Sentí como las lágrimas corrían por mis mejillas. Por mi culpa ahora todos estaban peleados con todos, solo faltaba que Sophia se peleara con Ian y conmigo, y que yo me peleara con Ian. Después de eso último sacudí mi cabeza en negación, una pelea con Ian me destrozaría.
-Sube, cariño - dijo mi madre entrando a la cochera y quitándole el seguro al auto.
Abrí la puerta del copiloto y me metí, buscando en la guantera la caja de pañitos que guardaba mi madre para cualquier emergencia, y me sequé con eso mis mejillas. Mi madre subió y no evitó ponerse melancólica.
-Oh cariño, lo siento tanto, ya sabes cómo es tu padre - dijo, encendiendo el auto con solo un botón.
-¿Y tiene que prohibirme ir a clases de ballet? - Chillé - ¡te aseguro que si practicara futbol en vez de ballet no me castigaría quitándome las clases de futbol!
-Eso no lo sabes cariño - dijo mi madre, retirando un mechón de cabello de mi cara - prometo hablar con tu padre, lo del castigo lo dijo en un momento de rabia.
-Solo llévame a la escuela - dije, cruzándome de brazos y mirando a la ventana.
Media hora después, ya me encontraba en el salón de sociales, esperando a que empezara la clase. Ya habían timbrado hace dos minutos, pero el profesor por algún motivo se retrasó. Jeremy entró agitado al salón pero se relajó cuando vio que el profesor no había llegado, cruzamos la mirada y le sonreí, pero esta vez el moreno no me devolvió la sonrisa y se sentó en la otra esquina del salón, muy lejos de mí.
Justo detrás del profesor, entró Ethan. De este último también era normal que llegase tarde, y saludándome con un beso en la frente, se sentó en los pupitres de atrás como de costumbre, ya que no le gustaba sentarse adelante conmigo.
Durante todas las clases de la mañana estuve distraída, miraba a Jeremy con la esperanza de que este me estuviese mirando y me devolviera la sonrisa, pero este estaba concentrado en las explicaciones de los profesores, aunque estaba sentado en el último pupitre de la esquina, en todas las clases. Yo solo dibujaba zapatillas de ballet en las últimas hojas de mis cuadernos aterrándome la idea de que estaría todo un mes sin ir a clases, y que muy probablemente por eso no me tendrían en cuenta para el recital de verano.
Llegó la hora del almuerzo, y cuando tuve mi bandeja llena con almuerzo grasoso que dudaba en comer, divisé a Jeremy en una solitaria mesa, muy cerca de la mesa de los nerds. Me acerqué y me senté frente a él, sonriéndole.
-¡Hola! - lo saludé enérgicamente, muy contrario a como en realidad me sentía en ese momento -. No contestabas llamadas ni w******p ayer.
-Mis padres me han castigado - dijo cortantemente - por lo de la fiesta. No les gustó que haya ido a una fiesta tan tarde.
-Mis padres también me han castigado - dije, sintiendo como mi ánimo caía - todo esto ha sido mi culpa.
-No - dijo, y me sorprendí - yo fui el que quise ir, yo te induje a que fuéramos, pero mis padres no creen eso...
-¿Qué creen tus padres?
-Que eres una mala influencia para mí - dijo, agachando la cabeza para no tener que verme a los ojos.
Me sorprendí ¿Cómo los padres de Jeremy podían pensar una cosa de esas? No me considero una mala persona, mucho menos una mala influencia.
-Entre más alejados estemos uno del otro, mejor - dijo el moreno, tomando su bandeja y largándose de la cafetería sin más.
El resto de las clases fueron de lo peor. No dejaba de pensar en lo que me había dicho Jeremy, y en especial, no dejaba de pensar en Jeremy. En ocasiones, cuando los profesores se volteaban para escribir algo en el pizarrón, yo me volteaba para ver a Jeremy, y algunas veces llegamos a hacer contacto visual, pero él lo terminaba rápidamente.
Al fin la jornada escolar terminó, y yo salí junto a Ethan. Este no dejaba de hablar sobre el primer partido de la liga escolar que tendrían pero yo poco le prestaba atención.
-Oye, si mal no recuerdo, tenemos una salida a cine pendiente - dijo Ethan, sacándome de mis pensamientos.
-Emmm sí, creo que si - dije, viendo el auto de mi hermano parar frente a la escuela.
-¿Te parece si vamos el sábado, después de mi entrenamiento? - dijo, acercándose peligrosamente a mí.
-Estoy castigada, no creo que mis padres me dejen salir.
-¿Castigada? ¿Por qué?
-Por lo que fui a la fiesta de Brad Evans, ya sabes...era muy tarde y...no tengo edad para ir a fiestas.
-Yo hablaré con tu padre, tal vez haga una excepción - dijo Ethan, posando sus manos en mi cintura.
-Cuida tus manos, Clooney - escuché decir a mi hermano detrás de Ethan, con cierto tono burlón -. No te ganes una paliza en frente de toda la escuela.
-¿Qué cuentas, Harrison? - Dijo y saludó a mi hermano con un choque de puños - Lamento lo del partido ante el Liverpool, jugaste bien.
-Ganaremos los partidos que vienen - dijo Ian, no evitando mirar a un chico del equipo de la escuela que era muy atractivo y que pasó por al lado de nosotros - ahora estamos enfocados en la Champions.
-Esta temporada volverán a ganar el triplete, créeme - dijo Ethan, viendo que ya habían llegado por él - ¡nos vemos!
-Sube al auto, te llevare a tu clase de ballet - dijo mi hermano una vez Ethan estuvo lejos.
-¿Qué? ¿No se supone que estoy castigada?
-Papá no lo sabrá, está muy ocupado para saber que vas a la academia - dijo, abriéndome la puerta del copiloto.
-No me dejaran entrar a clases si mi padre no ha pagado la mensualidad - dije, ya estando ambos en el auto.
-Yo la voy a pagar - dijo Ian, arrancando el auto.