Capítulo 5

1974 Words
Practicaba algunos ejercicios básicos de ballet en la barra que tenía en la pared de mi habitación, sé que me habían dicho que hasta en una semana no podría realizar ejercicios físicos pero no aguantaba. Necesitaba bailar.  Empecé haciendo simples ejercicios como plies, para pasar a Ronde de jambe, Petit battement y Grand battement. Todo eso lo hice con mis zapatillas de media punta, y me dispuse entonces a ponerme mis zapatillas de punta para practicar mis giros Fouetté en tournant, hasta que escuché pasos por el pasillo.  -¡No me digas que estás bailando! - Dijo mi padre abriendo la puerta - ¡creí haberte recordado que no puedes hacer ningún tipo de ejercicio físico hasta la próxima semana! ¡Puedes tener una hemorragia nasal!  -Tranquilo papi ¿ves que estoy sangrando? - le pregunté, alzando mi cara para que viera mis fosas nasales - pues no.  La razón por la que mi padre estaba en la tarde en casa era porque seguramente ese día no tendría segunda sesión de entrenamiento con el equipo. Vi que traía en las manos una bolsa de deporte llena al parecer con cuadernos.  -Jeremy te ha enviado esto - dijo, entregándome la bolsa - creí que Ethan tomaba apuntes.  -¿Por qué crees que lo sacaron de su anterior escuela?  -¿Por vago? - preguntó mi padre.  -Exacto - dije, y le guiñe un ojo.  -¡Hola Barbie! ¿Cómo sigue tu nariz de plástico? - preguntó Ian entrando a la habitación. Por un momento se me olvidaba que el hacía parte del equipo que entrenaba mi padre y que por ende llegaba con este a la casa.  -Mejor, tonto - dije.  -Bueno, yo me iré a descansar un rato, estoy exhausto - dijo mi padre, y miró a mi hermano - tu deberías hacer lo mismo.  Apenas mi padre salió y hubo cerrado la puerta tras de sí, Ian me tomó del brazo y nos sentamos en la cama.  -Walter me ha invitado a cenar - dijo, con cierta emoción en sus ojos.  Mi hermano guardaba un gran secreto, y ese secreto que se ha empeñado tanto en esconder es que...es gay. Me lo confesó hasta hace un año, cuando consideró que tenía la suficiente edad para guardar un secreto, a Sophia ya se lo había contado desde hace años, solo lo sabíamos ella y yo, era un secreto entre hermanos. Ian tenía un miedo aterrador a contarles a mis padres, no sabía cómo reaccionarían, en especial mi padre. Sabía que mi padre no tenía nada en contra de los gays, ya que mis tíos Adam y Fellaini lo son y están felizmente casados y tienen un hermoso niño llamado Zachari, hijo biológico de Adam. Pero era diferente que aceptara que los dos mejores amigos de mi madre fueran gays, a que su único hijo varón lo fuese.  Aparte de eso, en el fútbol, siendo un deporte para "varones", al que saliera del closet prácticamente ya se le acaba la carrera, así que los miedos de Ian por salir del closet eran varios.  En cuanto al susodicho Walter, es un chico estadounidense del equipo (demasiado apuesto) del cual mi hermano estaba loco desde que llegó al equipo, y al parecer también era gay y estaba muy interesado en mi hermano.  -¿Enserio? ¿Y a dónde irán? - le pregunté, emocionada.  -No lo sé, dijo que era una sorpresa - dijo, pisando con su pie la punta de mi dura zapatilla, era una maña que había cogido - aunque para mi comer en Nando's sería perfecto.  -¡Que poco romántico eres! - dije, dándole un codazo.  -¿Qué? ¡Ethan te lleva ahí!  -¡No me molestes con Ethan! - Dije, dándole un débil puño en el abdomen - solo somos amigos.  -Como digas, Barbie Clooney...- dijo, y esquivó mi puño - bueno, me iré a dar un relajante baño ¿vienes? - preguntó. No lo vean morboso ni incestuoso, pero mi hermano y yo a veces nos damos baños (si, juntos) en su gran bañera, claro...a escondidas de mis padres, ya que pensarían cosas indebidas.  -No, seguiré bailando - dije, dándole un beso en la mejilla.  -Como digas, Barbie Clooney - dijo, y volvió a esquivar mi puño - ¡nos vemos!  Cerca de media hora más bailando, consideré que ya era suficiente y tras darme una rápida ducha, me senté en mi escritorio y saqué los cuadernos de Jeremy y los míos, dispuesta a adelantarme. Observé su letra, era muy bonita (como él) y copiaba exactamente todo lo que decían los maestros, sin dejar las ideas incompletas. Tal y como lo hacía yo.  Cuando adelanté los cuadernos de por lo menos las clases hasta el miércoles, alisté las cosas para el día siguiente y bajé cuando escuché que mi madre y mi hermana habían llegado.  -¡Hola, mi amor! - Me saludó mi madre, observando mi nariz - veo que todo va bien ¿no has sangrado?  -No, mami - dije.  -Si me disculpan, me iré a cenar con algunos chicos del equipo - dijo Ian despidiéndose de mis padres con un beso - no me esperen despiertos.  -El reglamento interno dice que todos los jugadores deben estar en sus casas antes de la media noche - recitó mi padre.  -¿Ahora que soy, Ceniciento? - preguntó Ian con una sonrisa para despedirse con la mano y desaparecer por la puerta.  -Yo también saldré con las chicas - dijo Sophia, también lista y con las llaves de su auto en la mano.  -¡Es apenas lunes y parece que fuera viernes! ¿Alguien más va a salir? - preguntó mi padre, mirándome.  -Adiós, gruñón - se despidió Sophia de mi padre dándole un beso en la mejilla - adiós Barbies - se despidió de mí y de mi madre y también se fue.  -Bueno, creo que cenaremos los tres solos - dijo mi madre, abrazándonos.  -¿Cómo va Jeremy, cariño? - preguntó mi madre a mi padre, a mitad de la cena, y mis sentidos se agudizaron.  -Sebastian (el DT del equipo de la academia) dice que es muy bueno, un chico con un gran talento - dijo, tomando un sorbo de su copa de vino - y bueno, no es de sorprenderse, es hijo de Andrés.  -Ahora solo falta que Zachari también juegue - dijo mi madre.  -¿Cuándo lo piensan mandar aquí? - preguntó mi padre.  -Hay que esperar Jake, el peque solo tiene 10 años, no ha decidido si quiere ser futbolista o médico - dijo - aunque al parecer se está inclinando más por el baloncesto.  -¡Uhg! - exclamó mi padre. Él respetaba los demás deportes, pero no sentía mucho afecto por el baloncesto. No era capaz ni de hacer una cesta.  -Ya estoy llena - dije, dejando casi más dela mitad de la cena - hasta mañana - dije y me despedí de mis padres dándole un beso a cada uno en la mejilla.  -Pero...cariño, no comiste casi nada...- dijo mi madre.  -Ya había comido algo en la tarde y me quitó el apetito - mentí - que duerman ¡los amo!  Seguí practicando en mi barra de ballet. Ya sé...puedo ser muy exagerada, pero quería llegar perfecta a las clases y ganarme el puesto del cisne n***o en el recital del mismo nombre que haría la academia en el próximo verano.  Estaba haciendo unos cuantos ejercicios parada en puntas cuando sentí que la sangre salía por mis fosas nasales y caí sentada al piso. No me imaginaba que fuese a tener una hemorragia en ese momento. Corrí al baño para agarrar una cantidad considerable de papel higiénico y así no derramar sangre por el suelo, pero me di cuenta de que había manchado mis medias veladas. Debía comprarme otras, y no esforzarme mucho en lo que quedaba de la semana.   Días después...   Al fin viernes. Nuestra última clase era física con el divertido profesor Stevens, era talvez el mejor profesor de secundaria y aunque enseñara una materia que para la mayoría de adolescentes es aburrida, la enseñaba de una manera muy dinámica en la que te da gusto aprender.  La chirriante campana anunció el final de la jornada escolar y cientos de adolescentes desesperados salieron en estampida por los pasillos, mientras, yo me quedé en el salón para cuadrar la tarde de estudios con Jeremy.  -Entonces nos vemos mañana para hacer el trabajo de biología ¿sí? - le dije al moreno, aquel con el que había compartido en los almuerzos en toda la semana.  -Sí, seguro - dijo, alistando sus cosas para irse.  -¿Qué, nos reuniremos mañana para hacer el trabajo? ¿En dónde? - preguntó Ethan, un tanto concentrado en su celular.  -¿En mi casa les parece bien? - propuse.  -Seguro - dijo Ethan, despidiéndose de mí con un beso, y tras ni siquiera mirar a Jeremy, salió del salón.  -¿En dónde queda tu casa? - preguntó Jeremy, poniéndose la mochila en el hombro.  -Te enviaré la dirección por w******p - dije - aunque tendrás que ayudarte con el GPS, es una zona complicada de llegar.  -Ok, nos vemos mañana entonces - dijo en una sonrisa.  El moreno se despidió de mí con un tímido beso en la mejilla, y sentí como la sangre se me acumulaba en las mejillas y rogué porque no se me notara el sonrojo, ya que soy extremadamente blanca. No sé qué es lo que me estaba pasando últimamente con Jeremy; cada vez que me dedicaba esa sonrisa en donde se le marcaban sus perfectos hoyuelos sentía algo raro en mi estómago.  Salí al campus y no pude creer que mi hermano se molestara en venir a recogerme en su Lamborghini último modelo. Detestaba que llamara la atención. Mi hermano se bajó del auto, estaba vestido con su chaqueta de cuero, los jeans ajustados que tan bien se le veían, vans y tenía puestas sus gafas raiban. Muchas chicas se quedaron mirándolo embobadas. Ni se imaginaban que severo bombón era gay.  -¿No podías llamar más la atención? - le pregunté acercándomele para saludarlo con un beso en la mejilla.  -Creí que te gustaba ser la popular - dijo Ian abriéndome caballerosamente la puerta del copiloto.  -Idiota - le dije, subiéndome al lujoso pero para nada discreto auto.  -Creí que hoy tenías doble jornada - dije, una vez ya en carretera camino a casa.  -Sabes que los horarios de nuestro padre son locos - dijo, poniendo algo de música - quiso darnos la tarde libre para estar frescos y madrugar mañana a Liverpool. Será un partido muy duro.  -Claro - dije, importándome poco los asuntos del futbol.  -Prométeme que el domingo me verás jugar por la tv - dijo, apartando un momento su mirada del volante para mirarme - si hago un gol te lo dedicaré, y haré un paso de ballet.  -No lo harás - reí.  -No creas que no he aprendido unos cuantos pasos viéndote en los recitales.  -Ya lo veremos - dije, dándole un leve codazo.  -¿Y cómo va Ethan con el equipo de la escuela? - preguntó este. Yo no les había comentado nada, pero lo supo porque Wayne le cuenta todos los detalles de la vida de su hijo a mi padre.  -Solo sé que le ha ido bien - dije, cruzándome de brazos. No sabía por qué las cosas andaban tan mal con Ethan.  -¿Problemas en el paraíso? - preguntó Ian con gesto divertido.  -Es un idiota - rodé los ojos - no puedo hablar con nadie porque ya me cela.  -Ya se le pasará, ya verás - bajó un poco el volumen de la emisora - por cierto, la próxima semana será la cena de unicef y...no tengo pareja.  -¿No irás con Sophia? - le pregunté al saber que todos los años había ido con nuestra hermana.  -Ella irá con Charlie - dijo, refiriéndose al pretendiente de mi hermana, que era del equipo sub-21 - ¿quisieras ir?  Lo pensé un momento. Con mi presencia, estaría toda la familia Harrison-Wood en la gala y las cámaras no dejarían de molestarme, y mi cara muy seguramente saldría en todas las páginas web y revistas de farándula. No quería eso, pero tampoco quería dejar a mi hermano solo.  -Ok, iré contigo - dije, dubitativa.  -¡Sí! ¡Sabía que aceptarías! - Dijo, subiéndole el volumen a la emisora, en donde justamente estaba sonando nuestra canción pop favorita - ¡hay que celebrarlo! Al fin irás a un evento del equipo, eso es el anuncio del apocalipsis.  -Ay, cállate.
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