16: No juegues con fuego

1844 Words
Mark Entro a la casa con Mary tomada del brazo. Una vez entrando ésta deja libre mi brazo de su agarre comenzando a caminar hacia el interior de la casa dando grandes pasos haciendo que en cada uno resuenen sus tacones. Cierro la puerta y veo que ella ya se encuentra cómodamente sentada en la sala de estar con las piernas cruzadas dejando a la vista sus largas y bronceadas piernas. Me dirijo hacia donde almaceno las botellas de alcohol y sirvo un vaso con Whisky. Se lo ofrezco. Eleva un poco la ceja y una sonrisa se asoma por sus labios. Acepta agarrando del vaso.—Creí que había limonada.—comenta antes de darle un trago a su bebida. Una leve sonrisa con la boca cerrada se asoma por mis labios. Tomo otro vaso para también servirme un trago. Antes de hablar le doy un gran sorbo.—Y yo creí haberte pedido discreción.—doy otro trago vaciando el vaso y acabándome por completo la bebida.—¿Qué quieres?—replico sin importarme de haber sonado brusco. Mary deja a un lado su vaso sosteniendo esa sonrisa y esa expresión de superioridad.—Lo hemos sido—sentencia con seguridad.—Nadie sospecha. Lo tengo controlado así que no te preocupes. Todo está de maravilla—vuelve a tomar el vaso entre sus manos y empieza a jugar un poco con él.—La empresa está en su mejor punto, Wilfred y tu padre se llevan mejor que nunca, obtuviste lo que siempre quisiste que es la aprobación y el orgullo de tus padres—frunzo el ceño—Por favor Mark fue fácil deducirlo—dice con una pequeña risa—Para poder cazar a tu presa tienes que estudiarla.—resopla—Y por último le robaste el corazón a una chica. Al escuchar esto cruzo mis brazos sobre mi pecho un poco confuso a lo que acaba de decir. Mary por su parte rueda los ojos.—Que idiotas son los hombres…—murmura. Toma un sorbo de su vaso para volverlo a dejar a un lado.—Al parecer mi querida hijastra Cindy perdió la batalla y se enamoró de ti. —¿Cómo estás tan segura?—pregunto. Se encoge de hombros.—¿Instinto maternal?— dice con asco y se levanta para pasearse por la sala.—Y es por eso que tengo un trabajo para ti—dice y noto como una pequeña chispa de maldad se hace presente en ella. Rio. —¿Y desde cuándo trabajo para ti? —Desde que se inició todo esto Mark—torna una voz aterciopelada. Niego con la cabeza—No, no acordamos nada de eso. —No, pero la vida está llena de cambios y tienes que adaptarte a ellos corazón.—se detiene para girarse y quedar frente a frente—Quiero que termines con Cindy, pero de la peor manera. Rómpele el corazón, haz que pase de amarte a odiarte. Supongo que eres bueno en eso así que no será un problema ¿no es así? —¿Estás loca? ¿Es tu hija?—espeto. Bueno tu hijastra —Es precisamente por eso Mark, no quiero que ella esté con alguien como tú.—mentirosa. Pienso. Se acerca a pasos lentos hacia mí, lo suficiente como para quedar a poco centímetros de distancia. Yo por mi parte no me muevo. Me mantengo firme observando y analizando cada una de sus palabras. Un novio quién la engaña con su propia madrastra, quién solo la ocupa para lograr sus propios intereses. Un novio que solo piensa en él mismo. La miro, mis ojos se centran en los suyos retándola. Doy una sonrisa de lado.—¿Enserio es necesario decirte que tú eres peor que yo? ¿Que eres igual de culpable que yo, e inclusive más? —Tal vez. Pero ¿te has puesto pensar a quién le creerían? Te recuerdo que por algo tus padres iban a enviarte a un internado a otro país, estaban hartos de ti Henderson. Solo ponlo todo en una balanza. —Y es precisamente por eso que no te conviene amenazarme Señora Beckham—digo ya cansado de sus palabras. —Y yo te recuerdo Mark que tengo mucha influenza sobre Wilfred así que fácilmente podríamos dejarlos a ti y a tus padres fuera de todo esto. Ahora es cuando me arrepiento de haberme metido con ésta loca. Y yo que pensé que ya era lo suficiente maduro, pero al parecer di quinientos pasos más atrás de donde anteriormente me encontraba. —Y yo que pensaba que eras más inteligente—murmura posando sus brazos alrededor de mi cuello. Pasa lentamente sus manos por mi cabello desordenándolo un poco a su paso. En cambio yo no respondo, pero tampoco trato de alejarla. Ella sabe que tiene el control, eligió con cuidado una batalla que le asegurase la victoria. En cambio yo elegí a ciegas. Estaba vulnerable y ella aprovechó eso. Lentamente se acerca para depositar un pequeño camino de besos por mi cuello mientras que agarra mi mano para guiarla y depositarla en su trasero. Yo por mi parte sigo sin hacer nada analizando mis posibilidades en éste juego. Mary para de besar mi cuello y sus labios se acercan a los míos, los roza un poco.—No juegues con fuego si sabes lo que te conviene—murmulla entre labios para después darme una leve mordida en los míos. Es ahí cuando supe que este era su juego. Sus reglas. Y que yo era simplemente un peón en él. Todo este tiempo pensé que era yo el que llevaba el control en esto, pero al parecer eso era lo que ella quería que pensara. Ahora es cuando se me viene a la cabeza la voz de Connor diciéndome “te lo dije”. El cabrón tenía razón. Rendido cedo a la derrota. Y por primera vez sé que es momento de seguir las reglas de alguien más, que me conviene seguir con este jueguito, que al menos así mantendré a pie el apellido y la empresa de la familia. Estoy en un callejón sin salida, pero eso no significa que me llevaré a mi familia conmigo y mucho menos a la empresa. Decido seguir su juego aunque eso signifique mi ruina. Sin más preámbulos estampo mis labios contra los de ella, poso ambas manos en su trasero y decido levantarla haciendo que ella enrolle sus piernas alrededor de mi cintura. —Solo terminemos de una vez con esto—menciono entre besos. —No esperaba menos de ti Mark—responde al ver que he cedido. Yo solo respondo dándole un pequeño beso mientras que ella después de éste sonríe sabiendo que tiene su victoria asegurada. *** Voy revisando mis mensajes sentado en uno de esos sofás que tiene la Boutique mientras espero a que Cindy salga del vestidor probándose su quinto vestido sino mal recuerdo. Inconscientemente mis dedos viajan hacia el contacto de Lily y se quedan mirándolo por un rato. No hemos hablado desde ésa vez y he estado reprimiendo las ganas de hacerlo. El sonido de las cortinas c******e hace que desvíe mi vista de mi celular hacia Cindy quién está saliendo del vestidor. —¿Y bien?—pregunta haciendo notar el nerviosismo en su voz. Sus ojos me analizando ansiosos esperando una respuesta. Sonrío. —Te queda bien—respondo y mi respuesta hace que ella entorne sus ojos. —Eso dijiste con los pasados—se gira hacia el espejo que se encuentra detrás suyo, evaluándose meticulosamente mientras que de vez en cuando una cara de desaprobación cruza por su rostro. Guardo mi celular en mi bolsillo tratando de evitar pensar en la pelirroja. —Porque te ves bien con todos—explico. Es verdad Cindy es una mujer realmente hermosa que difícilmente pasa desapercibida, tiene esa chispa que hace que los demás la miren como si fuese una princesa sacada de un cuento. Tan esbelta, tan delicada, tan perfecta que no sé cómo se fijó en un tipo como yo, vamos que yo sé que no estoy mal estoy consciente de eso, pero ella se merece a alguien de la realeza no un tipo como yo y mucho menos por lo que le estoy haciendo. —Eso siempre dicen los hombres para que nosotras no nos enojemos—argumenta. Puede que con algunos hombres sea así, pero no con todos. Suspiro y me levanto para dirigirme hacia ella. Cindy solo analiza mis movimientos por el espejo sin darse la vuelta. Yo me acerco a ella y al estarlo con suavidad le acomodo un mechón rubio suelto atrás de su oreja. Ella se sonroja ante el acto. Sonrío. —¿Quieres que te diga la verdad?—le pregunto en voz baja a lo que ella responde con un asentimiento de cabeza preparándose mentalmente a mi respuesta.—Bien. Eres Cindy Beckham con cualquier prenda que te pongas te verás preciosa y no lo digo solo por ser tu novio lo digo como cualquier chico que te ve por la calle. Una sonrisa sale por los labios de Cindy. —Éste, el blanco resalta mucho en ti—señalo el vestido que lleva puesto. La miro por el espejo al igual que ella.—Pero lo importante es de que tú te gustes, que a ti te guste—comento con sinceridad. A veces a Cindy se le olvida lo mucho que vale y toma muy a pecho las opiniones de los demás. Cindy se voltea hacia mí y sus ojos me analizan con una ternura que no puedo describir. Levanta su delicada mano y acaricia suavemente mi mejilla. Inmediatamente una punzada de dolor me atraviesa. Debería de hacer que me odie no lo contrario. Pero no puedo. Y no es por el plan de Mary sino es porque quiero disfrutar los momentos en los que ella me ve como si fuese su soñado príncipe azul. Antes de que ella me odie. Egoísmo llámenle. —Mark…—empieza a decir y su tono de voz se torna más serio .De inmediato la alarma de mi cabeza se enciende. No puedo dejarla decir eso, la destruirá más. La beso haciéndola callar. Ella al principio tarda en responder, pero después se pone en sintonía. Es un beso tierno y mediante pasan los segundos una punzada más me atraviesa. Me las merezco e inclusive puedo decir que merezco más. Al terminar el beso Cindy se voltea al espejo y sonríe. —De todos modos éste me gustó más—dice a lo que yo sonrío. Llamo a la chica para decirle que ya hemos decidido por el vestido. Mediante vamos saliendo de la tienda con Cindy agarrada de mi brazo. Mis pensamientos me invaden. Poco a poco la idea de que mis padres me mandasen a un internado fuera del país no me suena mala idea. Al menos la idea de irme de aquí empiezo a considerarla.
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