15: El mismo Diablo en persona

2762 Words
Lily Ahí estaba mi madre frente a nosotros con los brazos puestos en jarras y con su aire de superioridad. Claro ahora se dignaba en mostrar preocupación en su hija, después de mucho tiempo… Pero, ¿quién se cree? Porque madre no lo creo, al menos no me lo ha demostrado durante estos últimos años. —Es un compañero del colegio y si nos disculpas ya estaba por irse—trato de que la situación no empeore más y si lo hace al menos que Mark no sea testigo de ello. Su ceño se frunce más. Opta por cruzar sus brazos sobre su pecho—¿Dónde estuviste anoche?—vuelve a preguntar mi madre ignorando mi comentario manteniendo la postura de superioridad. Antes de que pudiese reaccionar Mark decide hablar. —Teníamos que hacer un proyecto escolar así que propuse mi casa. Nos llevó toda la noche, sinceramente se nos fue el tiempo. Estábamos cansados y sin darnos cuenta nos quedamos dormidos.—responde Mark muy convincente. Por poco hasta yo me lo creo. La mirada de mi madre viaja hacia Mark analizando a éste con suma cautela como si tratase de descubrir algún indicio de algún engaño o mentira que pudiera presentar. Al instante me pongo de nervios a flor de piel. Nadie le ve la cara a Nina Martin y para mi desgracia es muy buena leyendo a la gente incluso a mí me cuesta mentirle, pero claro está que casi nunca lo hago, apenas tiene tiempo para mí. A punto de decir algo el sonido de un celular vibrando nos interrumpe. Para nuestra fortuna proviene del celular de mi madre. Salvados por la campana podría decirse. Rápidamente mi madre se dispone en responder, un poco molesta ya que estaba por decir algo, sin embargo atiende la llamada. —Martin—responde con tono prepotente—Ajá…sí… ¿ésta tarde?—frunce el ceño—¿A qué hora?—inquiere mientras comprueba la hora en su reloj de mano para después echarme un rápido vistazo—Sí…estoy libre. Y por primera vez en mi vida me alegré de que mi madre tuviera mejores cosas que hacer en vez de estar en casa. No me animaba la idea de tener una pelea con ella y menos en frente de Mark. Solo espero que nuestra mini mentira al menos hubiese hecho efecto lo suficiente como para que mi madre lo dejara pasar. —Nos vemos en 30—y terminando de decir eso cuelga. Se dispone a entrar a la casa para salir con su maletín de mano e irse lo antes posible no sin antes mirarnos de hito a hito. Suspira. —Tengo una junta de última hora.—asiento y ella prosigue.—Sólo espero que esto no se vuelva a repetir o al menos deja una nota, un mensaje… lo que sea. No me agrada la idea descubrirte a hurtadillas en plena noche yéndote a no sé dónde. Hay comida en la nevera por si tienes hambre—y sin decir más entra a su coche y desaparece de nuestro campo de visión. Sin darme cuenta, suelto un gran suspiro que no sabía estar conteniendo. —Eso fue…—comenta Mark intentando cortar este aire de tensión que se formó hace unos momentos. —¿Aterrador? ¿Incómodo? Sí lo sé—comento mientras me giro hacia él.—Bueno, ahora conoces a Nina Martin—como respuesta sólo recibo una sonrisa por parte suya. Inmediatamente mi estómago da un vuelco. Una extraña sensación se hace presente en mí. El hambre de seguro. Pienso. Solo espero que en la nevera no haya nada procesado, aunque mis expectativas eran bajas ya que mi madre hace mucho tiempo que no cocina y solo cuando tenía tiempo me preparaba algo casero. —Gracias—comento después de que el silencio se apoderara del ambiente.—Enserio…por todo—completo. Realmente Mark me ha sorprendido en las últimas horas que hemos pasado. Ha cambiado, al fin de cuentas todas las personas lo hacen, con él no tendría que haber excepciones. Fue muy amable conmigo a pesar de las circunstancias al principio fue difícil, pero por obras del destino al fin de cuentas se tenían que arreglar nuestros problemas y creo que fue lo mejor. De tan sólo pensar de cómo ha sido el comportamiento de Mark, sus gestos, sus palabras, su arrepentimiento, el dejarme ver su lado vulnerable…todo eso lo valoro al mismo tiempo que hace que mi estómago de otro vuelco. Sí que tengo hambre. Una Impredecible sonrisa se asomaba por los labios de Mark. De nuevo otro vuelco en el estómago. Es el hambre Lily. Es el hambre. Sus ojos se clavan en los míos. —No hay problema. Sé perfectamente por lo que pasas.—su mirada se ablanda dándome una mirada reconfortante.—Soy malo dando consejos, pero si alguna vez necesitas hablar…—hace una pequeña pausa para dar un paso al frente acortando un poco la distancia entre nosotros lo cual hace que los vuelcos se multipliquen en mi estómago y empieza a sentir un poco de nervios. —No estás sola—sus grises me siguen mirando y de repente siento el peso que poseen. Siento la sinceridad de sus palabras al igual que siento como éstas hacen efecto en mí. Por un momento no hablamos, de hecho, nuestras miradas hablan por nosotros. Perdiéndome en los ojos de Mark pude reafirmar que de verdad son dos destellos que cualquiera quedaría perplejo al contemplarlos. Mark rompe con el silencio y la conexión de miradas. Volviendo a su posición inicial, alejándose y tratando de esquivar la mirada. De repente siento como el ambiente se vuelve incómodo. Por un largo rato ninguno de los dos dice alguna palabra. Silencio es lo que reina en ambos. Y yo que estaba un tanto confusa por lo que acababa de pasar. No más tensiones por favor creo que lo de mi madre bastó. Hago un pobre intento de cortar la tensión. —¿Quieres entrar?—señalo la puerta de mi casa. Es lo primero que se me vino a la mente para romper este silencio. —Creo que tengo que irme—comentamos los dos al unísono Y al parecer a él también se le ocurrió lo mismo, pero con otra diferente idea. Muy bien hecho Lily —Oh bien, no hay problema—me dispongo a acercarme lentamente a la puerta.—Yo tengo…sabes mucho trabajo y…bueno—miento haciendo un vago intento de abrir la puerta lo cual consigo.—Bueno…—entro a la casa. —Sí…no quisiera interrumpir—Mark mete las manos en sus pantalones—Espero acabes tu trabajo—comenta. —Gracias.—sonrío—Supongo que ¿nos vemos? Asiente. —Nos vemos—afirma y después de aquello cierro la puerta. —Estúpida—susurro mientras deposito todo mi peso en la puerta. ¿Pero qué ha pasado? Una parte en mí estaba en paz ya que al fin pude arreglar las cosas con Mark, de alguna manera teníamos que cerrar esa etapa. Estar en paz los dos. ¿Ahora qué sigue? ¿Significa que somos…amigos? ¿Qué somos? ¿Conocidos? Un sonido proveniente de mi celular me espabiló de mis pensamientos. —¿Hola? —Me decepcionas peliardiente y yo que pensé que éramos como mugre y uña—contesta una voz muy familiar. Sonrío. —Lo sien...—trato de decir, pero me veo interrumpida —¿Sabes que tuve que recurrir a mis habilidades de espía? Tipo a lo James bond y todavía tuve que salvarle el culo a Connor. Aún no me creo que logramos salir de esa fiesta, aún no me creo que no estando en mis cinco sentidos la hice de Agente 007 versión ebrio—eso faltaba para que me echara a carcajadas —Muy bien cuéntame ¿cómo escaparon?—me dispongo a echarme directamente al sillón. Esto será largo. —Oh no, no, no, sin antes de que me cuentes la causa de tu traición—dice con un tono acusador. Zac suele ser muy persistente en muchas ocasiones y en ésta no creo que haya excepción así que mejor rendirse y contarle lo que pasó. —Es una larga historia…muy larga—no obtengo respuesta por parte suya. Continuo—Tan larga que creo que estoy muy cansada y creo que sería mejor contar…—me veo interrumpida por unas leves carcajadas. Casi apostaría a que Zac en estos momentos me vería con ojos acusadores. El tono con el que dice sus palabras lo delatan. —Ni lo intentes Martin—suspiro. Bien lo intenté. Mark Pongo a andar el coche no sin antes comprobar que Lily se haya metido a su casa. Prendo la radio y bajo la ventanilla de mi lado sintiendo el aire golpear contra mi cara. Mis ojos se mantienen en el camino, mis manos en el volante y mis pies en los pedales. Todo parece en orden con excepción de mi mente…mis pensamientos. El momento de Lily y su madre fue muy incómodo. Me sentí un extraño colándose en asuntos que no le incumbiesen, y en efecto lo era. La actitud de la Señora Martin es…difícil, de hecho, sin embargo, he de admitir que es admirable ya que es una mujer de negocios, pero creo que no le va nada bien con respecto a su hija. Después de todo Lily tiene su mismo temperamento y carácter. La única diferencia es que ella aún no está enfocada en este mundo de los negocios y es por eso que le es difícil de entender. El problema de la señora Martin es que aún le cuesta ser una buena madre, si tan solo dejara un poco de lado el trabajo. O tal vez me equivoco y el problema sea otra cosa. De cualquier manera, entiendo por lo que está pasando Lily. Recuerdos de la noche anterior me invaden. Sí creían que no le he estado dando vueltas al asunto con respecto a lo que pasó a noche están muy equivocados. Es lo único que llevo pensando durante todo este rato y más el momento de incomodidad que tuve con ella. Ni si quiera tenía que irme sólo dije eso porque soy un gallina, por no decir cobarde, y no quería que se tornara un poco incómodo después de lo que pasó con su madre y sin mencionar el “momento”, si se podría decir, que tuvimos de igual manera lo que le dije han sido las palabras más sinceras que he dicho en toda mi vida, de verdad que la entendía más de lo que ella se pudiese imaginar. Una gran parte de mí se preocupa por ella, al fin de cuentas siempre termino por preocuparme por ella. Es este sentimiento de quererla ver bien que me consume. Pero la otra parte me dice que me aleje y he ahí la razón por la cual la evitaba, de alguna manera pienso que está mejor que mantenga la distancia, pero…no lo sentía del todo. Ni si quiera sé en qué nos convertiremos… ¿amigos? Vamos a dejarlo como personas que resolvieron sus problemas y ahora pueden convivir en la misma habitación. Sonó mal pero prácticamente es así. Llego a mi casa e inmediatamente noto la presencia de un Porsche 911 aparcado frente a mi casa. Claro mío no es, tampoco de mis padres. Apago el motor y salgo del auto un poco confundido. Del coche misterioso salen dos mujeres. Inmediatamente identifico de quiénes se tratan. —Oh justamente al hombre que estábamos buscando—comenta para mi desgracia la mujer causante de todo este lío en el que me metí. Mary Beckham o como le diría yo, el mismo diablo en persona. Consigo sale Cindy corriendo hacia mí entusiasmada por verme. A lo cual me recibe con un casto beso que ni si quiera me da tiempo en reaccionar, sin embargo le devuelvo torpemente el beso. —¿A qué se debe…su visita?—pregunto un poco confundido a la situación. Trato de sonreír reprimiendo las pocas ganas que tengo en estos momentos de ver a Mary. —Bueno soy tu novia duh—entorna los ojos—Es obvio que quiero verte y saber cómo estás—dice Cindy mientras enreda sus brazos alrededor de mi cuello. Yo sólo me dedico a sonreírle y a enredar mis brazos alrededor de su cintura. “Preguntaba por tu madre” pensé. —Que por cierto ¿dónde estuviste anoche? Sé que te habías ido de fiesta, pero vine a visitarte a tu casa…como dijiste que no te ibas a quedar mucho tiempo pensé en hacerte una pequeña visita, pero nadie atendió a la puerta y tus padres no sabían a dónde te habías metido—dice mientras deja de lado el abrazo. Me tensó un poco al escuchar su explicación, sin embargo para mi suerte mi mente no tarda en dar una respuesta rápida y creíble. —Sí, me entretuve mucho en la fiesta y el tiempo se me fue volando. De hecho, me quedé a dormir en casa de Connor ya sabes para ayudarlo con el desastre que se hizo—intenté de justificarme antes de que me preguntase otra cosa—Pero bueno ¿quieren pasar? Creo que hay limonada en la nevera—trato de cambiar el tema. Cindy hace un pequeño puchero—No, de hecho, sólo quería saludarte. Tengo unas cosas que hacer—se gira hacia su madre—Mi mamá es la que necesita de tu ayuda, ya sabes con lo de la gala y todo. Así que la acerqué a tu casa. Frunzo el ceño. —¿Y no está mi madre para eso? —pregunto un poco a la defensiva. Inmediatamente a Cindy se le borra la sonrisa que tenía sostenida en su rostro. Cindy a punto de replicar su madre le calma. Sí, fue dura la manera en la que contesté, pero sinceramente ¿para qué carajos me quería a mí? Es decir, son detalles de invitados y decoración y eso a mí no se me da bien, ganas me faltan. Sin embargo, yo sabía perfectamente él porque estaba aquí y no, no era para los detalles de la estúpida gala. Mary habla. —Tus padres están muy ocupados y me dijeron que al menos lo consultara contigo por el momento, más tarde le puedes comunicar a Sara sobre lo acordado—dice. Inmediatamente dudo de que lo que está diciendo sea una pobre excusa, sin embargo, aunque no sea verdad no puedo hacer nada para evitarlo. Ese miserable trato…algo muy dentro de mí me dice que lo único que hará será complicarme las cosas. —Pero ni siquiera tengo idea de ese tipo de cosas. No se me dan bien—trato de replicar. A Mary se le forma una leve sonrisa en los labios haciéndola ver un tanto maligna. Al menos para mí. —No, no, eso Sara lo sabe muy bien por eso me dijo que sólo te comentara las ideas que tengo. Tú solo tienes que comunicárselo a ella —¿No para eso existen los mensajes?—defiendo sin medir muy bien el tono de mis palabras. —Mark—replica Cindy—Basta—me lanza una mala mirada a lo cual yo solo respondo desviándola. —No, está bien Cindy, sé que tiene mejores cosas que hacer y... —la interrumpo. Creo que al final terminaré cediendo. No hay de otra, el trato me lo impide. Recobro la postura.—Discúlpeme—le sonrío—Es que no soy muy bueno en esas cosas y sinceramente no quiero estropearlo.—miento. Mary camina hacia mí con aires de victoria. Camina moviendo sus caderas de manera provocativamente, el vestido n***o ajustado hace que se le vean más notable sus curvas. Al fin de cuentas es una mujer joven. Toma de mi brazo lo cual obviamente no aparto. —¿Vamos?—con dificultad solo me limito a asentar no sin antes despedirme bien con Cindy lo cual en un susurro recibí un “Hablamos luego” Una parte de mí hubiese querido aceptar la invitación de Lily. Ahora sólo me pregunto en ¿Qué es lo que hubiera pasado si hubiese aceptado? O más bien si no hubiese dicho nada y aceptado la invitación o simplemente haber tocado de nuevo su puerta. Lily Era la que estaba invadiendo mis pensamientos en estos momentos y eso no me gustaba mucho. Créanme…
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