18: Yo también te quiero tonto

2171 Words
Mark Aparco delante de la casa de Cindy y le envío mensaje a Mary anunciando mi llegada. Mientras espero su respuesta opto por aparcar en un lugar un poco más alejado, si quiero que esto no salga a luz debo de ser sumamente cuidadoso. Apago el motor y mis ojos van hacia un coche que se encuentra un poco más lejos de donde yo me encuentro. Me veo sorprendido por el mensaje de Mary. El diablo: Entra por atrás Rio por mis adentros al ver el nombre que opté por ponerle. Si lo llegara a ver, estoy jodido Decido no contestarle. Antes de salirme de los chats por décima vez mis ojos echan un rápido vistazo al mensaje que le envíe a Lily. Aún no lo ha visto. Tratando de olvidar aquello y no carcomerme mucho la cabeza por un simple mensaje decido salir del auto. Cierro el auto y me dirijo hacia la parte trasera. Mary dijo que Cindy estaría en casa, sin embargo estaría ocupada haciendo un trabajo escolar con una compañera, que supongo ha de ser la dueña del coche, y ambos sabemos cómo Cindy se pone cuando se trata de los estudios. Nada la detiene, se encierra en su mundo y se olvida de todo. Mary al decirme que quería verme aun estando Cindy en la casa rotundamente me negué diciéndole que era mala idea y que habíamos acordado otra cosa, pero como dije es una perra y le importa un carajo lo que diga. Está claro que ahora ya lo hace para ponerme a prueba y busca cualquier excusa para que me canse de ella y así me destruya. Al fin de cuentas no soy su único juguetito y al parecer ya no le sirvo, solo por el simple hecho de que salgo con su hijastra me hace la atracción principal. Esa mujer está loca no entiendo como Wilfred no se ha dado cuenta. ¿Qué no lo sabían? No soy su única presa. Mary tiene más amantes y para ser específicos tiene por lo menos otros tres más . Antes de meterme con ella investigué un poco solo para ver a quién me enfrentaba, sin embargo claro está que debí de hacerlo con mayor profundidad. Es por eso que decidí empezar esto con ella, pensé que en algún momento se llegaría a aburrir de mí y luego se olvidaría. Me haría las cosas más fáciles. Cindy fue el problema. Se metió entre esto y eso hizo que Mary se sintiera ¿invadida? No lo sé. No culpo a Cindy, después de todo me comporté como un caballero. Ella es muy buena escuchando a la gente, de alguna manera encontré ahí mi refugio. No todo con ella ha sido actuado, para ser sincero la quiero bastante. Es la única persona que sin darme cuenta me ha visto en casi todas mis facetas, excepto las malas, en esas que me esmero tanto en ocultar. Más a mi pesar posiblemente se convierta en la persona que más daño he hecho…o haré. Cruzo el amplio jardín trasero. Me dirijo hacia la puerta y Mary ya está ahí esperando. —Es mala idea—me apresuro a decir antes de que Mary haga cualquier cosa. Ella solo ríe sin parecer preocupada por ser descubierta. —Pensé que eras de tomar riesgos Mark—dice. Me jala de la camisa y comienza a dejar un camino de besos por mi pecho. La aparto a lo cual ella solo pone los ojos en blanco. —Esto no es tomar riesgos, esto es ser estúpido—reclamo intentando mantener distancia entre los dos. Mary ignorando mis palabras comienza a pasearse por la sala. —Escuché que hace un rato le llamaste a Cindy—comenta de manera cautelosa. Sabiendo hacia el rumbo que va tomar ésta conversación contesto.—Me voy—anuncio mientras acomodo mi camisa.—No estoy para esto. Ni si quiera sé porque vine—antes de que continúe hablando unos pasos provenientes de las escaleras me alertan. Mary sonríe maquiavélicamente dirigiéndome una mirada retadora. Oh no lo harías Mary —¡Cindy cariño! ¿me podrías ayudar con algo?. Estoy en la sala—sin pensarlo me escondo en un lugar de la sala. Opto por esconderme detrás del sillón, un poco arriesgado, pero servirá. Se escuchan unos pasos entrando a la sala. —¿Qué pasa? Vine por unos bocadillos. Ya casi terminamos pero buah si que es un montón lo que hemos hecho—la voz de Cindy hace que mi pulso acelere y me ponga rígido. Trato de no moverme. Casi hasta trato de contener la respiración para no ser descubierto. —Me imagino, lo bueno es de que se ve que esta chica es de las tuyas—comenta Mary dando unos pasos vacilantes hacia donde yo me encuentro escondido. Arqueo una ceja. ¿De las suyas? —Sí, espero Lily no se harte de mí y mis impulsos de querer que todo quede perfecto—comenta riendo. Inmediatamente mi pulso empieza a acelerarse más al escuchar ese nombre. Trato de controlarme y tranquilizarme convenciéndome de que no sea la Lily que yo conozco. Demasiada coincidencia para ser verdad. —Bueno solo quería saber si puedes ayudarme más al rato con algunos detalles de la gala—comenta a lo cual Cindy acepta y se retira. Espero unos segundos más para levantarme y asegurarme de que no venga nadie más. Mary ríe a lo cual yo solo frunzo el ceño. —Me voy—anuncio sin esperar una respuesta por parte suya. Salgo de la casa y mis ojos analizan el carro aparcado que vi hace unos momentos antes de entrar. Mi mente empieza a reproducir el nombre de Lily una y otra vez. ¿Qué estás haciendo Henderson? No lo sé… Sin más preámbulos me dirijo hacia mi auto y me subo en éste. Mi celular vibra e inmediatamente veo el mensaje. Zac:¿Sabías que Mary engaña a su esposo? Por un momento me asusto pensando que se refiere a mí, me arriesgo a tentar el terreno. Yo: Sí, hablamos en 30 *** Después de llegar a casa hablé con Zac y afortunadamente aún no sabe que yo soy uno de los “amantes” de Mary solo me dijo que un amigo vio a Mary saliendo con un conocido de suyo. Le expliqué que ya lo sabía, pero que aún no le había dicho a Cindy. No sabía si era de mi incumbencia desde mi posición. Sí, claro Salgo de la ducha y me visto. Me pongo solo un pantalón dejando mi pecho al descubierto. Voy a mi habitación y checo mi celular. Mis ojos se detienen al ver el nombre de Lily en las notificaciones. Lily: Hola Una sonrisa se me escapa y de repente siento un alivio recorrerme por todo mi cuerpo. Solo por un puto mensaje, sí lo sé. Empiezo a teclear rápidamente tratando de hacerle la conversación pero de repente me detengo. Cindy…Mary se cruzan por mi cabeza. Todo este lío en el que me estoy metiendo…o más bien en el que ya estoy metido puede que arrastre a Lily a esto. Y no quiero eso. No a ella…se merece algo mejor. Si ya arrastre a Cindy a esto lo menos que puedo hacer es dejar a Lily a un lado. Decido dejar de escribir y cierro el chat. Me paso mis manos por mi cara sintiendo la frustración que me atraviesa. ¿Estoy realmente tan jodido? El timbre de mi casa me saca de mis pensamientos preguntándome quién podría ser a estas horas. Voy por una camisa y me la pongo. Bajo las escaleras dirigiéndome hacia la entrada principal. Miro por la mirilla. Extrañado de ver de quién se trata abro la puerta. —¿Qué sucede? Son las…12 de la noche—digo mientras veo el reloj de la entrada. Pone los brazos en jarras. —Bueno tu naciste a las 4 de la mañana y no me quejo—defiende mi madre. Aún confuso mis ojos van dirigidos a Daisy. Y de Daisy a mi madre a lo cual ella sonríe alentando a Daisy a que entre. Entendiendo lo que está pasando niego con la cabeza. —Oh no, no, la moustrito no se quedará aquí—señalo a lo cual ella solo me saca la lengua como modo de defensa. Mi mirada va hacia mi madre.—¿Por qué? —Tu padre se va de viaje mañana y yo tengo unos asuntos pendientes. Solo será por dos días.—explica a lo cual yo solo levanto las cejas.—Se quedará sola Mark y sabes muy bien que no se puede quedar sola…te necesita. —No, no lo necesito mami, yo sola me puedo cuidar—interrumpe Daisy—Dicen que lo tonto se te pega si convives mucho con uno de ellos—me lanza una mirada amenazadora. —Creo que no has entendido madre, pero aquí no se permiten la entrada a perros—me inclino hacia ella—especialmente a los Chihuahuas—defiendo. Daisy a punto de reclamar mi madre la para. —Lo bueno que son hermanos—dice para después darle un beso a Daisy y a mi una mirada de agradecimiento. Se da la vuelta y se retira. Daisy no entra hasta que nuestra madre haya desaparecido de nuestro campo de visión. Cierro la puerta detrás de mío. —Bueno ya sabes las reglas y supongo que nuestro chofer te llevará al cole..—Daisy me interrumpe. —Se pelearon—dice a lo cual yo no digo nada y espero a que continúe.—Ellos creen que no los escucho pero a veces se les olvida que estoy ahí. Por unos momentos nos quedamos en completo silencio. Decidiéndome entre si decir algo o no, analizo el estado de Daisy. Tiene su pijama puesta lo cual significa que posiblemente se despertó por la pelea para nada discreta que tuvieron mis padres. Sus azules se ven cansados, caídos, vidriosos y a la vez un tanto preocupados. Mi pecho se contrae al verlos así. Su cabello rubio está peinado en una trenzas de esas que le hace mi madre antes de dormir y por último su rostro da entender que lo que menos le preocupa es quedarse conmigo. Yo estoy de más. Me acerco hacia ella.—Y supongo que te dejaron conmigo para que no los escuchases… Se le escapa una pequeña sonrisa—Muy bien Sherlock—ruedo los ojos. Vacilo un poco antes de decir algo temiendo un poco por la reacción de Daisy. —Mira que cuando yo era pequeño los escuchaba muchas veces pelear y ni si quiera se molestaban en ocultarlo o disimularlo—doy una pequeña pausa para ver la reacción de Daisy a lo cual me dice que continúe.—Así que puedes estar tranquila por el hecho de que les importas mucho que conmigo no se tomaron las molestias, pero supongo que les sirvió como lección. Ellos te aman aunque seas una mocosa fea, ellos te aman…—Daisy se da la vuelta y abre los ojos par en par. —No soy fea—replica. Y ya de nuevo está la molestosa de mi hermana, lo cual hace que sonríe. —Sabes hasta un perro Chihuahua te supera—rio a lo cual Daisy solo empieza a atacarme. —Y tú eres una rata de alcantarilla—ataca—Y para tu información ésta semana dos chicos se me declararon—dice sintiéndose muy orgullosa. Ruedo los ojos. —Y los rechazaste—afirmo lo cual ella siente con la cabeza.—Pero ambos sabemos que a ti te gusta Connor—digo maquiavélicamente a lo cual Daisy inmediatamente empieza a tornar un color carmesí. Yo por mi parte también me sorprendo, es decir ya tenía mis sospechas, pero aún no estaba seguro del todo. Mi hermana no le va muy bien lo que es disimular así que fue fácil de deducir. —No es cierto—es lo único que logra decir. Vamos a jugar un poco —Lástima porque él me dijo que estabas muy bonita—miento. Los ojos de Daisy tornan un brillo de emoción. —¡¿Enserio dijo eso?!—suelto una carcajada. A lo cual ella inmediatamente entiende que fue mentira.—Deja de reírte tonto—dice pero ya está lo suficientemente avergonzada como para seguir peleando. —Le diré a Connor—digo a lo cual ella solo recoge sus cosas y empieza a subir las escaleras. —Haz lo que quieras. No me importa—dice mientras sube. Niego con la cabeza y subo detrás de ella las escaleras. Antes de entrar a mi habitación la voz de Daisy me detiene. —Mark…aunque seas una rata de alcantarilla ellos también te quieren—abre su puerta de su habitación.—Yo también te quiero tonto—y con esto cierra. Sonrío. Y yo a ti mocosa
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