5: Mi propia medicina

1815 Words
Lily Mientras Emma me platica lo maravilloso que le está yendo en la materia de historia gracias a su tutor personal, su novio, Liam, abre su casillero. Este día ya se va haciendo pesado y eso que ni si quiera ha comenzado. Cuándo estaba en Alemania de alguna manera las cosas eran más “fáciles” ya que como no sabía el lenguaje, la escuela como tal no me daba calificaciones, pero ahora que estoy de vuelta tengo mucho que hacer, ponerme al corriente ya que vi diferentes temas allá, hacer uno que otro examen para ver qué nivel tengo y bueno todas esas cosas. —Por cierto—interrumpo a Emma girándome hacia ella—¿Qué fue lo que pasó ayer?—frunzo el ceño recordando como ella y su querido novio nos dejaron plantados a Zac y a mí. Rápidamente Emma voltea la mirada hacia otro lugar.— ¿Emma?—arqueo una ceja. —Bueno pues…—agacha la mirada—No era nuestra intención…es decir sólo queríamos un momento…sabes recuerdo que Zac dijo que te llevaría de vuelta a casa así que él también carga parte de la culpa—ahora dice a la defensiva. Ruedo los ojos. Antes de contestarle que esa no es una buena razón para justificarse la campana nos interrumpe. —Oh, pero mira que ya van a empezar las clases—dice con mucha rapidez. No tan rápido Emma pienso.—Debería irme ya—se despide—Ya sabes no quiero que el profe se la traiga en contra mía por llegar tarde a clase—y con esto me deja plantada. Niego con la cabeza. Me pongo en marcha para dirigirme a la dirección. Necesito que me den mi horario y me digan en qué clase me voy a quedar. Llego a la dirección y de inmediato soy atendida por una señorita que al perecer es la nueva secretaria, noto que Martha ya no está, la anterior secretaria, a la cual me dice que espere un momento. Me siento en las sillas que se encuentran en frente de su escritorio. Después de unos minutos esperando el director sale de su oficina para recibirme. Un hombre de unos 47 años de edad ,si no mal recuerdo, con alguna que otra cana asomándose por su oscuro y bien peinado cabello llevando un impecable traje con corbata se hace presente en el lugar. —Martin—me llama y yo al instante me levanto de mi asiento—Me alegro que estés de vuelta—dice con una radiante sonrisa en el rostro dejando ver una que otra arruga alrededor de los ojos. —Director Gallagher—le doy un apretón de manos—Me alegro en verle de nuevo—asiento con una sonrisa radiante. Es la verdad desde que tengo memoria el director Gallagher ha sido una persona bastante servicial y muy alegre a la cual se le aprecia mucho. Siempre me ha apoyado con cosas del colegio, al igual que a todo el mundo por eso es muy querido el director. —Luego me cuentas como estuvo el viaje, pero por ahora debo de ser el clásico director que da la bienvenida a sus alumnos—dice recuperando la compostura. Sonrío. —Podemos omitir eso director Gallagher así nos ahorramos demasiado trabajo—propongo y por un momento se lo piensa. —Cierto ya conoces la escuela y sabes cómo funciona así que …Rosa—dice llamando a Rosa que al parecer es la secretaria—Entrégale su horario a Martin no hay necesidad de hacerle la introducción. —Sí señor—contesta mientras me entrega mi nuevo horario. Yo lo tomo entre mis manos y analizando que clase se supone que me toca. —Pero señor se le olvidó que viene la señorita Beckham para darle el recorrido a la señorita Martin—recuerda Rosa a lo cual el director responde. —Cierto—mira su reloj de mano—De hecho, se supone que debió de estar aquí hace unos 10 minutos—recuerda preocupadamente. —No es necesario—niego con la cabeza—De todos modos, me sé cada rincón de la escuela—el director Gallagher se encoge de hombros. —Lo siento, mi culpa, debí de haberle dicho a Rosa que eras una vieja alumna para no quitarle el tiempo a la señorita Beckham—niega con la cabeza—De todos modos, si llega le aviso que ya nos necesario—de pronto una voz bastante agitada nos interrumpe. —¡Lo siento por la tardanza!—se hace presente una chica que a decir verdad en mi vida había visto. Lleva puesto un outfit bastante elegante que la hace parecer atractiva y formal, lleva puesto una falda negra de vuelo que le llega unos cuantos centímetros arriba de su rodilla, unas oscuras mallas que le cubren lo que es la parte de las piernas, por la parte de arriba lleva una camisa blanca de botones con un listón o lazo que al parecer lo hizo moño que se encuentra rodeando la zona de su cuello, tiene tacones negros y unos de una altura considerable cabe calcar que es una chica bastante guapa, su cabello es rubio que le llega por debajo de los hombros ni tan largo ni tan corto y unos sorprendentes ojos verdes que deja a la vista. ¿Pero cuándo llegó esta chica? —Señorita Beckham no me haga quedar mal con nuestra invitada—se queja el director y de inmediato se gira hacia mí —Bueno ya que llegó tu guía, las dejo—a punto de protestar habla—Sí Martin es necesario que conozcas la escuela si no ¿para qué hicimos venir a la señorita Beckham?—me guiña el ojo. Oh bien ya entendí, aunque ya me sé hasta el rincón más pequeño de esta escuela el director quiere darle una pequeña lección a la pobre por haber llegado tarde. Asiento con la cabeza. —¿Vamos?—pegunta la chica a lo cual yo asiento. Prácticamente el recorrido fue normal, me enseñó lo que normalmente ya sé de hecho hasta le faltó unos lugares por enseñarme, pero creo que no lo hizo por pereza. —Y bueno hasta aquí termina nuestro viaje y veo que te toca física ¿no es así?—cuestiona mientras ve mi horario que sostengo en la mano. —Exacto—respondo. —Bueno tu salón está…—dice, pero de inmediato la detengo. —Sé dónde queda—la rubia arruga la nariz. —¿Cómo …—dice pero sale interrumpida por mí. —Soy una ex alumna—me encojo de hombros divertida ante la situación. De repente algo le hace click en la cabeza —Oh y por eso…—dice atando cabos—Rayos ¡¿sólo por llegar tarde?!—se queja con exageración. —Supongo que sí—le dedico una sonrisa a lo cual ella responde con otra. —Créeme normalmente no soy así—se justifica tocándose la frente—Sólo que…agh es que mi novio me retuvo. Eso hace que me venga a la cabeza la cantidad de chicos que están decepcionados al saber que ya tiene novio. A parte de que me está dando demasiados detalles como para ser una extraña que apenas conoció. —Lo siento ni si quiera sé porque te estoy diciendo esto—dice avergonzada—Es que siento que te he visto ¿sabes? Es raro lo sé, pero… —Posiblemente nos hemos encontrado una vez—apoyo. —Es posible...—musita mientras hace un gesto como si quisiera recordar algo—Da igual, bueno pues bienvenida de nuevo—me dice con una radiante sonrisa. —Gracias—respondo con el mismo gesto. —Tengo que irme pero ¿nos vemos luego?—pregunta mientras se va alejando a lo cual yo sólo respondo. —Nos vemos luego—y sin más que decir desaparece doblando la esquina. De alguna manera eso fue raro, pero me pareció bastante agradable la chica…me pregunto ¿desde hace cuánto llegó a este colegio? Emma nunca me mencionó que hubiera una nueva alumna en el colegio e imposible que haya pasado desapercibida ya que de seguro se roba bastantes miradas por parte de ambos sexos. *** Todo transcurrió como cualquier día, en el comedor me encontré con Emma y estuvimos charlando por un largo tiempo luego seguí con mi jornada normal hasta que las clases terminaron. Saliendo de ello recibí un mensaje de Zac quién me dijo que pasaría por mí al colegio al parecer para enseñarme algo. Y así pues lo hizo pasó por mí y nos dirigimos hacia su instituto y ahora me encuentro sentada en el campus en donde al parecer hoy tienen entrenamiento los chicos que juegan americano. Mi vista es bloqueada por Zac que aparece en frente mío —¿Te gusta lo que ves?—pregunta mientras se señala así mismo. Examino a Zac y lleva puesto el equipo con el que se juega el futbol americano —¡No!—lo miro sorprendida —Oh sí—asiente con la cabeza—Ya que el taekwondo no es lo mío decidí intentar con esto y pues aquí me tienes—se encoge de hombros. Yo atónita le respondo—¿Y desde cuándo? Y ¿por qué no me lo dijiste?—le doy un golpe en el brazo Retrocede. —Oh tranquila fiera que quería que fuera sorpresa, a parte no fue hace mucho que entré—extiende sus manos—prácticamente aún soy un novato, pero hago lo que puedo y me gusta. —Me alegro mucho por ti—me pongo de pie para darle un efusivo y gran abrazo. Mis brazos rodean lo que es la zona de su cuello por su parte el me rodea mi cintura con sus brazos. Y por un largo rato nos quedamos así queriendo que este abrazo no termine me pongo a pensar en que Zac se ha convertido en una de las personas más importantes de mi vida, me ha aconsejado, ayudado muchas veces y tenerlo así hace que me sienta tranquila, segura y de alguna manera no sola, pero sobre todo verlo feliz hace que una gran satisfacción me llene como si contagiara su felicidad con los demás, como si fuera mi medicina…Mi propia medicina para el dolor. Un recuerdo fugaz de yo y Mark en el coche aparece en mi mente, pero trato de alejarlo lo más pronto posible. Éste no es momento de pensar en cosas cómo ésas. Al menos por hoy… —Lily Martin—dice Zac en un susurro a lo cual yo sólo me quedo escuchando atentamente—Eres lo mejor que me ha pasado… Sonrío. Definitivamente mi mejor y única medicina.
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