— ¿Y cuéntame sobre Aradia? – preguntó Gustavo mientras tomaba una lata de sopa.
— Vaya, vaya, eso suena a mucho interés – los dos rieron.
— Vamos, es guapa y supe desde que tú y el ruso estaban nerviosos antes de que llegara – lo miro – Admitelo, los conozco bastante bien.
— Demonios – maldijo y los dos volvieron a reír – Si, es cierto.
— Lo sabía – sonrió Gustavo – Así que habla ¿Por qué creyeron que podíamos funcionar en esa cena? Sin mencionar que siento que hablaron con mi hija para que ella estuviera de acuerdo.
— No lo sé, ¿ella ya te dijo algo? – los dos se giraron a ver a Gen que estaba sentada en el carrito de compras y rieron al ver que su frente estaba recargada en el carrito.
— No me podría decir nada – sonrió – Vamos habla Horacio.
— Está bien – se puso frente a él – Aradia estuvo casada hace como 10 años, su esposo murió en un accidente de auto – suspiro – Fue trágico, cuando llegué aquí ella aún tenía ambas sortijas en su dedo anular. Fue solo hace unos tres años que dejo las sortijas y las sustituyo por sexo con chicos urgientes por sexo – lo miro – Por algo es la mujer más sexy y más perseguida por hombres y mujeres, aunque todos saben que es heterosexual.
— Vaya – susurró - ¿Sabes como se llamaba su esposo?
— Julian – lo miro – Antes de que pusiera la foto de él en su cajón y no lo sacará jamás, pude ver que era lindo. Era pelirrojo de ojos verdes – le sonrió - ¿Por qué?
Gustavo ahora entendía el nombre del barco, sin mencionar que aún tenía esa mirada que él tenía en sus ojos cuando murió su esposa.
— Solo curiosidad – se acercó a su hija – Gen por favor – levantó su carita del carrito, y la despertó, sus ojos somnolientos se abrieron y miraron a su papá – Por favor, tenemos que ir de compras.
— Déjala dormir y la despertamos en la tienda de ropa – dijo Horacio sacándola del carrito para cargarla.
— Entonces está chica se volvió una sugar mommy.
— Hablando ortodoxamente, si – lo miro – Tú no eres así Gus.
— Claro que no, porque superé la muerte de mi esposo con nuestra hija.
— ¿Ya lo superaste? Después de lo que me dijiste de la casa…
— Fue solo un mal momento – comenzó – Estuve tres semanas en casa y mis primeros días fueron horribles, me la pasaba llorando, sacaba su ropa y la olía – suspiro – Pero entonces Gen me sacó el susto de mi vida.
— ¿Qué pasó?
— Dejó de respirar unos segundos, estaba muy asustado – se detuvo – Temía perderla a ella también, recuerdo esa noche, estaba dándole primeros auxilios mientras la ambulancia llegaba. Dije en voz alta “No quiero que te la lleves a ella también, ya te llevaste a Ayde, no quiero perder a mi hija también” cuando dije eso, ella comenzó a llorar y de la nada una mariposa entró a casa y se posó en la frente de Gen calmando su llanto. Según los paramédicos fue solo apnea, pero se que esto fue una lección.
— ¿Y cuál fue?
— Cuando Ayde tuvo sus últimos momentos de vida conmigo y la bebé, ella dijo que me quería feliz con una parte de ella – suspiro – Después de que paso lo de Gen, supe que Ayde estaría con nosotros siempre y que consumirme en la miseria seria una perdida de tiempo con ella. Así que tomé mis cosas y vine aquí.
— ¿Y qué planeabas hacer aquí?
— Darle un cierre a Ayde – lo miro – Cuando vine aquí, ella me siguió y me pidió vivir juntos.
— Solo duraste dos semanas conmigo – los dos rieron – Pero fuiste muy feliz cuando te fuiste.
— Ayde será parte de mí siempre, será parte de mi hija siempre, ella estará con nosotros siempre y no dejaré que eso cambie algo. Le daré la mejor vida posible a Gen. Solo quiero ver a mi hija feliz.
— Bien Gustavo, eso me encanta – lo miro - ¿Y donde entra tu felicidad aquí? Tú debes ser feliz.
— Si ella es feliz, yo también.
Gustavo se adelantó comprando el resto de cosas en la lista, hasta que Horacio lo encontró.
— ¿Crees que Aradia entra en el ámbito de ser feliz?
Gustavo sonrió un poco, Aradia es linda, le gusta y le encanta como es con su hija, pero teme que se está refugiando en ella para no sentirse solo.
— Aradia es lindo con Gen y lo es conmigo – le sonrió – Pero soy un alma libre y una relación a distancia no creo que sea algo que ella quiera. Además que cuando Gen cumpla tres años volveré a casa y me estableceré ahí – lo miro - ¿Sabias que me invitó a una fiesta el viernes? Bueno dijo que no es fiesta…
— Espera – lo miro - ¿Aradia Conway te invito a la ceremonia del año?
— ¿Qué?
Gustavo se detuvo para mirarlo, su reacción fue algo más que una sorpresa.
— Este viernes el Alcalde hará una ceremonia importante para toda la malla del CNP, todos los EMS del hospital y todos los bomberos – lo miro – Esta es una gala importante ¿y ella te invito?
— Algo así, bueno nos invitó a los dos.
— Gustavo, entiende esto, si Aradia Conway te invito a esta gala, en verdad y hablo muy enserio, ella de verdad tiene interés contigo.
— ¿Qué de importante tiene esta gala? – lo miro.
— La última gala a la que fue acompañada, fue con su esposo.
Gustavo frenó en seco y lo miró, sentía su corazón en la garganta… Miró a su hermano que tenía a su hija dormida en los brazos.
— ¿Hablas totalmente en serio?
— Si.
— No Horacio, hablo en serio ¿ella no ha llevado a alguien más a esa gala, fiesta o lo que mierda sea?
— Hablo totalmente en serio Gustavo, su última gala fue con su esposo.
Gustavo lo entendió por completo, una gala a la que había ido solo acompañada por su esposo, volverá a ir con él y su hija…
— ¿Y qué cojones hacemos aquí? – dijo Gustavo - ¡Vamos de compras ahora mismo!
— Si, me gusta tu idea, pero paguemos esto y vamos por eso.
[…]
— Me siento como una desesperada.
— Te ves bien – dijo Volkov tomándole una foto que le enviará a Ivanov – El rojo es elegante y sexy.
— Yo prefiero un vestido formal – dijo Conway.
— ¿Un vestido formal? Eso suena a que quieres impresionar a alguien – sonrió mirándola.
— Claro que no.
Aradia apretó los labios y comenzó a ver el resto de opciones que le dio Volkov.
— Por favor Aradia, desde tu cita con Gustavo te veo diferente.
— ¿Diferente bien o mal?
— A si que te interesa – sonrió divertido – A Gustavo le gusta cualquier mujer en vestido sexy y elegantes, que demuestren su sensualidad.
— ¿Su esposa usaba vestidos así? – preguntó.
— No lo usaba muchas veces, pero Horacio me dijo que a Gustavo le encantan las mujeres que son seguras de su sensualidad.
— Te odio – susurro – Señorita, quiero que me muestre los vestidos que escogieron.
— Claro Superintendente.
Aradia entró al vestidor y comenzó a quitarse el vestido rojo.
Por otro lado Gustavo, Horacio y Gen entraban a la misma tienda de ropa.
— ¿Qué le gusta a ella? – preguntó Gustavo mirando los trajes.
— Sé tú mismo Gustavo, eso siempre atrajo a las mujeres – le sonrió.
— Pero ya no soy ese hombre soltero de antes – le miro – Soy papá soltero.
— Tienes dos opciones, buscas algo que te guste o te vas combinado con Gen.
— Me gusta la segunda idea.
— Entonces vamos por el vestido de Gen – dijo Gustavo.
— Sí me parece bi… - Horacio vio que Volkov los había escuchado y levantó su mano diciendo que “alguien” estaba en el vestidor – De hecho, sabes – tomó un traje cualquiera – Pruébate esto.
— ¿Enserio? – dijo mirándolo. – No me gusta mucho.
— Si pruébatelo y Gen y yo vemos vestidos – le sonrió – Te vemos en el vestidor ¿si?
— Está bien – sonrió un poco confundido. Tomó el traje y se dirigió al vestidor, por suerte Volkov ya no estaba ahí – Bien podemos hacerlo – susurro. Y justo cuando estaba por escoger vestidor, una puerta se abre y sale Conway con un vestido blanco largo y escotado de enfrente – Aradia – dijo sorprendido.
— Gustavo – lo miro y trago saliva.
Gustavo la recorrió con la mirada, el vestido llegaba casi hasta el piso, tenía una abertura en la pierna, un escote de corazón que resaltaba sus pechos.
— Yo estaba…
— Yo me probaba…
Los dos se quedaron cortos en las palabras, era como si algo los estuviera atrapando y sin duda la tensión que vivieron el otro día en el barco fue suficiente para que ahora estuvieran en el vestidor besándose apasionadamente.
¿Cómo llegaron a ese punto? No lo saben…
Estaban comenzando a quitarse la ropa y parecía que nada los paraba… Pero fue cuando sus ojos se volvieron a encontrar, llenos de lujuria y deseo.
— Gustavo espera – se separaron jadeando.
— Dios – susurró jadeando.
— Si – sonrieron – Oye – se acercó tomando su rostro – No quiero esto así.
— ¿No quieres el sexo o que?
— Quiero el sexo, desde que vi tu cuerpo lleno de tatuajes – los dos se sonrieron – Pero no quiero que esto sea en un vestidor y tampoco quiero que pienses que soy esa clase de mujer. No dejare que pienses que solo te quiero por sexo.
— Bien – susurro – Tienes razón, además estaba por comprar un traje para la fiesta a la que me invitaste.
— ¿Enserio? – dijo ilusionada.
— Si – sonrió mirándola – No tenía traje así que tenía que comprar uno – dijo rápido.
— ¿Viniste solo?
— Horacio se llevó a Gen a buscar un vestido y buscar un traje que combine con él.
— Eso es lindo – le sonrió – Podría ayudarles, solo si quieres.
— Creo que sería lindo eso – acaricio su mejilla.
— Bueno, pero ahora el problema es que si salimos juntos van a creer que tuvimos sexo – susurró riendo.
— Saldré primero y después tú, nos vemos en el área de vestidos de niñas – le dio un beso en los labios y salió.
Aradia sonrió, mordiéndose el labio.
Le gusta el rubio…