Si algo odiaba Pato era que sus padre le hablaran del matrimonio como si fuera algo a hacer en la vida o de lo contrario no te realizabas como persona en la vida. Al menos eso era lo que él pensaba. Creía que unirse a una sola persona por el resto de tu vida era una pérdida de tiempo. Era cortar tus alas y no dejar que el éxito se desarrollara de manera “natural”. Pensaba que estar atado a una “obligación” lo único que haría era truncar los planes de vida que él ya tenía preparados y en ninguno figuraba un matrimonio. — No me voy a casar —dijo Pato entre dientes. El apetito de pronto lo había abandonado— ¿Por qué les cuesta tanto trabajo entender y aceptar que no me interesa casarme? — No es eso hijo. Hace mucho tiempo lo dejaste claro y créeme que si por mi fuera no te lo estaría dici