— ¿Estás segura que fue solo una accidente? —preguntó la hermana Sofía a Helena mientras le aplicaba un ungüento contra quemaduras hecha por ella. Se encontraban sentadas en el comedor de la parroquia. — Segura Sofi, además tenía mucho tiempo sin venir aquí y sentí que la quemadura era un pretexto —mintió Helena— El cuarto de mis hermanos está quedando increíble. — Y no tan solo eso, nos han traído provisiones todas las semanas para comer. Hasta la madre superiora dice que si las cosas siguen así los niños podrían tener sábanas nuevas. Helena sintió una punzada de gratitud por Gonzalo y Leonora. A pesar de que el idiota de su hijo le quemara prácticamente el brazo, ver los avances y la abundancia que había en el orfanato le hizo sonreír en medio de la tempestad. Al día siguiente lle