Helena estuvo tomando un té para los nervios durante todo el día. Era fin de semana y por fortuna eran sus días de descanso. Se sentía indispuesta en todo. No había podido conciliar un sueño reparador debido a que su cerebro estaba reproduciendo de manera constante los posibles escenarios donde ella salía huyendo despavorida, al Leonora condenarla por no haber cumplido con la parte del trato. En otras posibilidades los dos Max Bax aparecían reclamándole en plena cena a gritos por haber jugado con ellos. Y en otras era encarcelada por fraude, al no poder llevar a cabo la otra parte del trato y Leonora sentirse engañada.
Para las ocho de la noche estaba en camino hacia la dirección que Gonzalo le había enviado a su w******p. Había tomado un Uber. Fue el camino más largo y tortuoso que habí
