Estaba saliendo de sus clases privadas. Había terminado con anticipación todos sus ejercicios, y el profesor había dado por terminadas las clases del día. Por lo que Helena decidió que era buena idea dirigirse a la biblioteca a adelantar tareas e irse temprano a la cama. Por las noches lo que menos la dejaba descansar era pensar en Max Bax y su desastroso intento por casarse con él. Pensaba que si seguía al pie de la letra los consejos de Pato, podría tener cierto éxito. Eran sus últimos intentos desesperados. El camino a la biblioteca se vio interrumpido cuando estaba cruzando hacia el estacionamiento y vio a Max Bax abriendo la puerta de su auto. Helena aceleraba y desaceleraba el paso en un debate interno de si debía llamar de nuevo su atención o seguir caminando. Sabía que tenía que