Helena se levantó del suelo una vez que estuvo sola. No hizo caso cuando escuchó sonar su teléfono. Tampoco hizo caso los restos de sus pertenencias destrozados. Se dirigió a su recámara y lo único que encontró fue su maleta de bob esponja desgastada por el uso. Por lo general las cosas que donaban al orfanato siempre estaban desgastadas. Dentro de la maleta no había nada, salvo el contrato que había hecho con Leonora y Gonzalo. Se aferró a los papeles metiéndolos de nuevo. Recogió la manta de su cama, lo único que le quedaba. No pudo evitar sentirse desgraciada en ese momento. Un momento vulnerable en el que ella no pudo evitar derramar unas cuántas lágrimas. Quería rendirse en ese momento, pero se aferraba a la imagen de las caritas felices de sus hermanos viendo sus nuevos dormitori