Capítulo 4. Señorita nos volvemos a encontrar.
Giulietta
El avión aterrizó en el aeropuerto de Roma, por fin volví a casa, aunque ya no tengamos la propiedad familiar, esta ciudad siempre será considerada mi casa, aspiro profundo para sentir aquel olor familiar que no sentía hace tiempo, por fin podre estar con mi padre, en el hospital saben que llego hoy y están preparando todo para trasladar a papá a un lugar seguro, todavía no tengo a donde quedarme yo, pero pienso comprar un departamento en la nueva zona residencial que se encuentra cerca a mi casa, o mejor dicho a la que era mi casa, el hogar familiar de los Dalmasso y que ahora pertenece a ese miserable de Sebastián Carusso.
Pronunciar su nombre me genera un malestar en la boca del estómago, y debo correr a un baño para arrojar todo lo que llevo adentro, tengo tanta rabia guardada que solo de imaginarme la cara que debe tener, en el preciso momento en que le llegue mi demanda de divorcio, la satisfacción libera un poco ese rencor que llevo adentro,
-- Disculpe, se encuentra bien – escucho la voz de una mujer mayor, ella debe haber escuchado el sonido que hizo mi cuerpo al vomitar,
-- Si gracias – le respondo aun adentro de mi cubículo, no comí nada en el avión y me costó mucho levantarme del baño, las arcadas no paraban, pero no tenía nada más que botar. Cuando por fin siento que estoy mejor, salgo de ahí. La mujer mayor aun seguía en el baño, al parecer le preocupo mucho mi estado, si supiera que solo el mencionar el nombre de ese sujeto me lo provoca,
-- Puedo ayudarla, soy técnica en enfermería – me dice y se muestra muy comprensiva, me recuerda a mi propio padre, ella debe tener su edad más o menos,
-- No es necesario pero le agradezco – le digo, la verdad es que no necesito nada en estos momentos, solo salir de ahí y buscar a papá.
El taxi que debía recogerme en el aeropuerto estaba estacionado en la puerta, el chofer tenía el letrero con mi nombre en la mano cuando me acerco a él,
-- Buenos días, soy Giulietta Dalmasso – le digo y el señor me abre la puerta del auto para subir, ahora puedo observar por la ventana como a cambiado mi ciudad, han pasado diez meses desde la última vez que estuve acá para pasar las fiestas de navidad con papá, llegó al hospital y todo esta listo, la ambulancia solo esperaba de mi llegada para salir con papá hacia la casa de reposo donde estaría unos días mientras busco departamento, pero como ya envié el documento de mi divorcio no quiero que ese hombre venga a buscar a mi padre y quiera hacerle algo malo,
-- Señorita Dalmasso, todo esta listo. Usted podrá acompañar a su padre en la ambulancia, solo debe notificarles el lugar a donde deben ir – me informa el medico tratante, todos estos años con mi padre en coma y sin poder saber lo que pasó realmente en ese accidente,
-- Muchas gracias por todo doctor Lee, papá estará bien cuidado no se preocupe. Si veo algún cambio esté seguro de que lo buscare – le digo, él ha sido demasiado bueno con papá y conmigo, él doctor Lee conoció a mi madre cuando ella asistía a sus terapias por su enfermedad, gracias a él, papá pudo quedarse en este hospital sin pagar un centavo por un año,
-- No es nada Giulietta, es mi trabajo – se despide de mi y subo a la ambulancia para ver a papá, él estaba ahí, postrado en la camilla con los ojos cerrados y varios tubos en su rostro, necesitaba oxígeno para mantener una buena saturación, mi padre podía respirar por su cuenta, pero el doctor Lee recomendó que se mantenga con oxigeno mientras realizamos el traslado, las lágrimas de impotencia comienzan a correr por mis mejillas, cada vez que estoy cerca de papá me desmorono por completo, me he vuelto una mujer seria, rara vez sonrío y trato de mantenerme alerta en todo momento, será por eso, más mi apodo de “esposa desechada” que ningún chico se acercó a mí en todos estos años,
Estiro mi mano para darle al chofer los datos de a donde llevarnos, no quise que nadie sepa a donde voy a estar, ni tampoco a donde estará papá, no se que pueda hacer Sebastián Carusso cuando reciba los papeles, pero debía estar preparada para todo. Según mis investigaciones ese hombre había puesto a su nombre cada propiedad que perteneció a mi familia, pero él también debía poner mi nombre en el documento, como soy “su esposa” para evitar cualquier problema o habladuría también me había incluido en cada transferencia, solo que me entregaba solo el cinco por ciento a mi y él se ponía el noventa y cinco por ciento para él, tremendo miserable,
-- Señorita Dalmasso hemos llegado – escucho al técnico informarme que llegamos, espero a que abran la ambulancia y salgo con mi padre de ella,
-- Señorita su equipaje – giro y recibo la maleta que había traído desde Valencia, toda mi vida estaba resumida en esa pequeña maleta, tres años de investigaciones sacándome la mugre y durmiendo poco, para ver que solo tengo una pequeña maleta.
-- Gracias – la recibo y continuo mi camino, papá estará bien en este lugar hasta que consiga mi propio departamento, la empresa de bienes raíces donde envié mi solicitud es muy conocida por ser la mejor, ellos quedaron en encontrarme un flat en el primer piso apenas llegue a la ciudad, así que luego de dejar bien acomodado a papá iré a buscarlos.
-- Señorita Dalmasso necesito que firme unos documentos – caminó al lado de la administradora de la casa de reposo, mi padre ya esta ubicado en su habitación, he pedido que mantengan el oxígeno hasta que él se estabilice un poco, no se cuanto le puede haber afectado el moverlo por primera vez luego de tres años.
En la oficina administrativa firmo todo lo que debo firmar, lo que más me gusta de esta casa de reposo es que guardan absoluta reserva sobre los pacientes que hay internados, nadie sabrá que papá se encuentra acá,
-- Todo esta perfecto, necesito que conozcas a la persona que estará a cargo de su padre, ella llego hoy del extranjero y se dedicara exclusivamente a él – me dice y espero a que la puerta se abre e ingrese la persona que atenderá a mi padre, grande fue mi sorpresa cuando veo entrar a la mujer con la que estuve platicando en el baño del aeropuerto,
-- Señorita nos volvemos a encontrar – me dice con una sonrisa encantadora,
-- ¿Se conocen? – pregunta la administradora, ella nos mira con el rostro fruncido tratando de saber cual es nuestra relación,
-- No, nos vimos en el aeropuerto el día de hoy. Yo también llegue del extranjero – le digo, la administradora asiente al oír la coincidencia,
-- Señorita Dalmasso, la señora Sonia Dogma es quien tendrá a cargo la salud de su padre, mientras este con nosotros – me informa. Me parece perfecto que sea ella quien se encargue de cuidar a papá, en el aeropuerto me recordó a papá, ella se preocupó por mí y ahora que la tengo al frente vestida con su bata blanca me parece encantadora.
-- Muchas gracias, señora Dogma le agradezco y le encomiendo la salud de papá – le digo, estiro mi mano para tomar la suya y saludarla,
-- No se preocupe niña, su padre estará muy bien cuidado – me dice y bufo un poco al oír llamarme niña, hacia muchos años que nadie me llamaba así. Ahora a mis veintiuno me parece extraño que alguien me llame así.