Con su mundo dado vuelta, Rubí contemplaba como el suelo a sus pies cambiaba a medida que avanzaban. —¿Es necesario llevarme así? —preguntó, esta vez con sus ojos viajando a un agradable trasero firme que, estaba llamando su atención para golpear a pesar de que sabía que no debía de hacerlo, ni de tener aquellos pensamientos realmente. —No te perderé de vista nuevamente —gruño Cyrus, acomodándolo mejor sobre su hombro, como si no estuviera cargando más que un costal de papas. El chico bonito torció sus labios sin poder contenerse al percibir lo realmente enojado que se encontraba el gran vampiro. A pesar de que no lo conocía desde hacía mucho y el tipo había estado gruñendo la mayoría de ese tiempo, era bastante clara la diferencia entre esos gruñidos a cuando realmente estaba molesto.