—Creo que he recordado algo —anunció Rubí repentinamente, logrando que la atención de Cyrus dejara la computadora que había conseguido y se centrara en el hombrecito recostado en medio de su cama admirando el techo blanco de la habitación. —Te dije que no te forzaras en ello —pronunció. Rodando sobre su estómago, Rubí apoyó sus codos en el colchón y luego colocó su rostro entre sus manos. —Perdóname, pero prefiero tener un dolor de cabeza por recordar algo importante a que simplemente relajarme en esta cómoda cama de un millón, confiando ciegamente en que podrás mantenerme fuera de la cárcel —resopló—. Por muy vampiro que seas, no eres un ser todo poderoso que puede lograr lo que sea solo con desearlo. —Yo utilizo la fuerza —aceptó Cyrus—. Pero mi hermano mayor sí es un ser todo podero