CAPÍTULO DIECISIETE Keri se estaba desesperando. No había hallado todavía a Sarah ni a Lanie y solo quedaban dos habitaciones por revisar en el segundo piso. Peor aún, tres de las habitaciones habían quedado vacías, lo que parecía confirmar que algunas chicas ya habían sido transportadas a cualquier otro lugar como "carne fresca". Cuando llegó a la penúltima habitación, vio a una oficial intentando confortar a una chica que les daba la espalda. Entre sollozos, la chica musitaba la misma frase una y otra vez. —Es mi culpa. Es mi culpa. Keri ingresó en la habitación para verla mejor. Castillo se quedó en la entrada, vacilando en cuanto a entrar en un lugar tan lleno de dolor. A pesar de la condición de la chica, rápidamente se hizo evidente para Keri que esa era Lanie. Su cabello había