CAPÍTULO ONCE Keri se sentó en la parte trasera de la ambulancia, ausente con respecto a todo lo que estaba a su alrededor. El paramédico le estaba haciendo preguntas, pero ella no podía procesar sus palabras. Era como si ella estuviera bajo el agua y él estuviera de pie en el borde de la piscina. Observó a un oficial colocar la cinta de escena del crimen alrededor del cuerpo del Coleccionista, que esperaba para ser movido. Un largo y espeso trazo de sangre de la herida de su cabeza había corrido por la rampa del estacionamiento, y había comenzado a gotear por el drenaje de lluvia del fondo de la rampa. La peluca y las gafas de ella se hallaban en el suelo junto a él. Ambas rodillas le dolían, pero sabía que no se las había fracturado pues había sido capaz, con ayuda, de subir caminand