Morgan…
Había escuchado a algunos compañeros mencionar que el director estaba loco, pero no sabía la gravedad de la situación, venir a decirme esas tonterías en el trabajo es bastante cuestionable.
Adam Henderson llegó aproximadamente hace tres meses, es el dueño de los hospitales Henderson, un proyecto y marca de una familia adinerada en Estados Unidos, es lo que dicen en los pasillos, desde que comencé todos hablaron sobre el retiro del antiguo director, mi padre mencionó que era uno de los candidatos a ocupar su puesto junto a otros tres doctores, antes me daba orgullo admitirlo, aunque ahora me de un asco, pero eso no va a cambiar que él siga siendo el mejor neurocirujano del lugar.
De un día para otro hubieron varios cambios en el hospital y presentaron al doctor Henderson como nuevo director hospitalario, recuerdo que mi padre estaba furioso con esa noticia, ahora que lo pienso debí observar esa actitud en él desde ese momento, recuerdo que le sonrió al doctor Henderson, pero intentó hablar con alguien más arriba para que se hiciera justicia, se detuvo cuando se enteró que él era quien tenía el puesto más alto de los hospitales.
Dicen que es muy estricto y directo, solo lo había visto por los pasillos, es inevitable, tiene el cabello casi rubio y es grande, se diferencia muy bien con su enorme bata, recuerdo que llegó al funeral de mi madre buscando a mi padre, fue muy vergonzoso sentirme tan devastada frente a él, pero su asistente me ayudo mucho, no lo volví a ver, me dio vergüenza ir a su oficina a agradecerle y Ariana me dijo que no me preocupará por esas cosas, pero ahora venir aquí y decirme directamente que contraiga matrimonio con él es una completa locura.
Deje eso por un lado y continúe trabajando en la clínica, era mejor olvidar ese momento, tenía mucho que hacer y no iba a permitir que nadie me desconcentrará, el doctor Moreau el jefe del departamento de cirugía pediátrica me había dicho que ya que me llevaba bien con los niños me colocaría aquí el resto del internado, no iba a permitir eso, tenía que volver al quirófano tal vez consiguiendo un paciente desde aquí y con un día que faltará, era una oportunidad de volver.
Al terminar el turno, no pude evitar seguir pensando en lo que me dijo el doctor Henderson, tal vez era una locura o se le había desconectado una neurona, pero me hizo querer ir a hablar con él a su oficina sobre ese asunto de Audry, se lo debía por haberme ayudado en el funeral.
–Morgan.
Ay no, ignoré la voz hasta que fue imposible por que lo tenía enfrente.
–Morgan, por favor, no me ignores.
–¿Qué quieres, Charles? –me crucé de brazos.
–Solo quiero hablar, escuché que tu madre falleció, ¿cómo estás?
–Eso es algo que ya no te importa, ya no somos nada y no quiero lidiar contigo ahora.
–Vamos, Morgan, por favor, sabes que te quiero.
–Muchas gracias, ahora vete.
–No puedes ser así de cruel, estuvimos juntos por tres años, al menos debes dejar que lo intenté.
–Te ahorro el tiempo.
–Morgan, no seas así.
Me detuve, estoy cansada y aún debo ir a arreglar con el abogado las cosas de mi madre.
–Charles, estoy cansada, ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que dormí, acabo de enterrar a mi madre, tengo que recuperar mi lugar en el departamento, además de las cuentas que debo pagar y ver lo que sucede con las cosas de mi madre, así que no puedo hablar contigo ahora.
–¿Quieres que te acompañe?
–Tienes que trabajar.
Se vio el uniforme y eso me dio tiempo de avanzar, él reaccionó y me siguió.
–Pero lo puedo dejar, diré que estoy enfermo.
–No quiero que te metas en problemas.
–No será así y por ti vale la pena correr el riesgo.
Ya estaba cerca de los cambiadores a punto de entrar al lado de las chicas, abrí la puerta y lo detuve, no podía entrar aquí.
–No tengo tiempo, ya me tengo que ir.
Me dí la vuelta y cerré la puerta, sí dijo algo más no lo sé, no lo soporto, la imagen de él en la cama sigue en mi mente, quiero que desaparezca, pero no lo hace; salí por el otro lado por si me estaba esperando, ni siquiera me cambié, me fui con el uniforme directamente a la oficina del abogado donde me había citado, tenía pendiente las propiedades de mi madre, la casa donde hemos vivido siempre, una en el lago y un par de edificios que se alquilan, las rentas son muy buenas y le iba bastante bien, fue una herencia que le dejaron sus padres, me siento mal por tener que hacer esto sola, pero debo poner en orden sus documentos primero, especialmente la casa que era muy antigua y podía quitarla sin que ella estuviera, luego ya me arreglaría con Simone, si lograba localizarla en algún momento.
–Buenas tardes, vengo con Monsieur Lemecier.
No hubo necesidad de que la secretaria me contestará cuando él salió y me sonrió.
–Mademoiselle Lurssen, que sorpresa tenerla aquí, si desea entrar, pasé por favor.
Eso me pareció un poco sospechoso, había acordado la cita con la secretaria, aún así entre a su despacho, pero me detuve en medio de la sala, un escalofrío recorrió mi cuerpo y me paralizó totalmente cuando ví a mi padre dentro y no estaba solo, Lilah estaba con él, sentí que mis intestinos se agitaron del enojo.
–Morgan, creí que no vendrías.
–¿Qué estás haciendo aquí? –pregunté directamente –. Y todavía tienes el descaro de traer a tu amante.
–Tu madre ha fallecido, ten un poco de respeto.
–Eres tú quien no lo tiene.
–Excuzes moi, ¿Algún problema? –dudó el abogado.
–Ellos no deberían estar aquí, yo he pedido una cita directamente con usted.
–Es una cita con la familia Lurssen, hija.
–Yo no soy tu hija –reproché –. Si pudiera me quitará tu apellido aquí mismo, ¡Eres un cínico!
–Señorita Morgan, por favor tranquilícese o no podré explicarle la situación.
Esas palabras me detuvieron y miré al abogado directamente.
–¿Qué situación?
–Tomé su lugar, por favor –señaló la silla.
Si le gritaba seguro no me iba a decir nada, respiré y guardé la calma por un momento aunque tuviera al sinvergüenza de mi padre al lado.
–Mademoiselle Lurssen, como usted sabe su madre tenía en su posesión la casa mayor, la casa del lago y tres edificios con apartamentos que están ocupados, además de las cuentas bancarias y la administración de sus negocios.
–Estoy aquí para que lo arreglé, yo me quedaré con todo.
–No es tan sencillo, su madre no dejó ningún testamento o documento, ni siquiera una persona que dijera que todo sería suyo, por lo tanto, sus bienes pasan a su cónyuge.
Mi cerebro tardó en reaccionar a lo que me dijo, miré a mi padre incrédula, estaba aquí por mis cosas.
–No, eso no puede ser, es mi madre.
–Y él es su padre.
–¡Los edificios y la casa! ¡Es mi casa! No puede dejarme en la calle.
–No te quedarás en la calle, Morgan –habló mi padre –. Puedes vivir con nosotros.
–¿Nosotros? –repetí viendo a Lilah –. Te la piensas llevar a la casa de mi madre.
–El abogado ya realizó el trámite, se ha encargado de todo en cuanto lo llamé el día que Juliette nos dejó.
Oh no, no puede ser, mientras yo estaba arreglando su funeral con el mundo cayendo a mi alrededor, él estaba arreglando como quitarme todo.
–¡No puedes hacer eso! ¡No te pertenece nada!
–¡Basta Morgan! –exclamó poniéndose de pie –. Está todo arreglado y no tienes derecho a hacer ningún berrinche, los bienes están a mi nombre y tú eres bienvenida a la casa, si quieres regresa y si no ve a la calle a dormir, estoy cansado de soportarte.
Se intentó despedir del abogado y le dijo a Lilah que se fueran, ella se detuvo un momento frente a mí sonriendo, no tenía ni un poco de pena.
–Jacob y yo nos vamos a casar, él me lo prometió desde hace tiempo, no quería decirte porque sabía que te pondrías así, pero tiene razón, acéptalo y regresa a casa, no tienes opción.
Mal.dita zorra, todavía tiene el descaro de decirme esas cosas, los vi que se fueron, mi cuerpo estaba temblando de tantas emociones, volví a tomar asiento en la silla y pasé las manos por mi rostro, había perdido los bienes de mi madre, la casa donde ella creció, los apartamentos era lo más importante, podía quedarse con el dinero, pero no con eso, era de mi madre, no tenía derecho a llevar a su amante ahí y todavía me dice que soy un estorbo.
–Mademoiselle Lurssen, lamento mucho lo que sucedió, no sabía que usted no estaba de acuerdo con esto, pero aún así se debe actuar conforme a la ley, no tenía opción…
Opción, escuché que dijo el abogado cuando intentó consolarme… Opción, él no la tenía, pero yo sí la tenía.
Si a mi padre le parece bien casarse con mi amiga de la infancia, veamos qué le parece si me caso con su jefe.
Me levanté y salí de la oficina, regresé al hospital y fui directamente a su despacho, su secretaria estaba ahí.
–Necesito hablar con el doctor Henderson.
–Ya se fue a casa –mencionó.
–Me puedes dar la dirección.
–No –sonrió.
–Entonces mañana le encantará saber que te quedas hasta tarde solo para ir a su oficina con el de limpieza –mencioné, su sonrisa desapareció y me miró –. No le diré nada si me la das ahora.
–Va a despedirme.
–No lo hará si no le digo quién me la dio.
Sacó un papel y lo anotó de inmediato.
–Yo no te la dí.
–Lo sé.
Tomé el papel y me fui directo a mi auto de nuevo, coloqué la dirección y conduje casi en modo automático, no pensaba y creo que ni siquiera sé si estaba respirando, seguramente sí, pero mi cuerpo lo hacía de forma automática, al llegar a la casa, miré que él estaba ahí afuera, parece que acaba de llegar, estaba con un hombre, detuve el auto y me bajé, él me miró.
–Acepto –hablé –. Si aún está la propuesta la acepto.