Llegamos a una tienda de vestidos de novia, desde el momento que ví el edificio color beige con letras grises, sabía que iba a ser costoso, antes no me hubiera importado, realmente para mi madre el dinero nunca fue un problema, pero ahora que estoy en la miseria, soy un poco más consciente de la situación, seguí a Ariana muy de cerca, una mujer nos recibió, es alta y muy delgada. –Buenas tardes, tenemos una cita a nombre de Camille Dubois. –Bonjour –saludó la mujer –. Es un gusto conocerlas. Me sorprendió que Ariana diera mi segundo nombre y apellido, ella me guiñó el ojo, preferí no preguntar nada y seguirlas, el lugar era exclusivo, nos dejaron en una habitación color gris con los muebles blancos, otra mujer nos trajo dos copas y una botella de champagne y luego apareció de nuevo l