Mientras el contrato se realizaba y los planes de boda iniciaban había una pareja que no estaba convencida de la situación.
–Mira, Ariana me acaba de enviar información, está es su foto –Blaine acercó el teléfono a su esposa justo cuando el móvil de ella se escuchó –. Parece que también te lo ha enviado.
–Sí –contestó ella viendo la foto de la niña –. Se parece a nuestro hijo, a Franz.
–Sí, a excepción del color de ojos –señaló él.
–Seguro eran de su madre, pero no lo sabremos si no la conocimos.
–Tal vez en esa casa haya alguna foto –mencionó –. Lo sabremos en cuanto logremos entrar.
–Eso fue mala idea, Blaine –protestó ella –. Debimos traer al abogado, avisarle desde Nueva York.
–Primero tenemos que ganarnos a la niña, Hannah, ya te lo he dicho.
–Nunca nos dijeron de su e
