CAPITULO 2

2104 Words
Los jóvenes Adam y Andrew Carter estaban ya próximos a terminar la preparatoria, ambos estaban en el cuadro de honor, los directivos estaban con la discusión de que a cuál gemelo le iban a dar la batuta para dar el discurso final de despedida, apreciaban a ambos, sin embargo, solo uno podía hacerlo. Llamaron a ambos por separado y les preguntaron si se enojarían, si es que a su hermano le tocara dar el discurso, ellos esperaban una respuesta afirmativa, pero la sorpresa que se llevaron fue que ambos dieron idénticas respuestas, «Ambos podemos dar el discurso, porque somos hermanos y nos compartimos todo entre nosotros». El director pidió reunión con los padres de los jóvenes Carter, fue citado para reunirse en la clínica privada, cuando llegó fue recibido por la jefa de enfermeras Jenna que anunció su llegada al doctor Adam Carter que le insto a que lo llevara a su consultorio y notificara a su esposa para la reunión. Justo ese día Andrew Carter estaba conversando con su hermano, el doctor quiso gastarle una broma al director y se escondió en el baño dejando a su hermano gemelo allí dentro, el director entro saludando. —Buenas tardes, doctor Carter —Buenas tardes, siéntese por favor, mi esposa llegará en un momento El director se sentó y se percató después de unos minutos de que el doctor no despegaba su mirada de Él, ya se estaba sintiendo incómodo, sin embargo, no decía nada, lo estaba disimulando muy bien, la doctora Dianne ingresó alegre al consultorio de su esposo saludando muy alegre. —Buenas tardes, director, gracias por venir Miró hacia el sillón en donde estaba sentada la otra persona y saludo —Hola, Andrew, ¿y Adam? El director lo miró con sorpresa y lo vio levantarse con una sonora carcajada señalando al visitante y diciendo —Jajajaja, Dianne, a ti no puedo engañarte, pero… jajajaja, Él creyó que era Adam, jajajaja La puerta del baño se abrió dejando ver al doctor Adam Carter salir de allí dentro riéndose también y comentando —Vaya esposa mía, hasta ahora no sé cómo es que no te podemos engañar, está vestido igual a mí, caramba, en cambio, Él ni siquiera lo sospechó, mira su expresión de sorpresa, jajajaja La doctora respondió —Ese es mi secreto y no lo voy a divulgar, así me paguen todo el dinero del mundo, sin embargo, el director no vino a que le estén gastando sus bromas pesadas, mi amor, vino para hablar con nosotros de nuestros hijos El director ya más calmado puso la situación del discurso sobre la mesa, más que todo porque solo uno debía darlo, expresó el pedido de los hermanos, la doctora habló muy segura. —Director, creo que la respuesta está muy clara, porque llenarse de problemas por esa simple decisión, solo deje que cada uno hable despidiendo el curso y ya, ambos tienen las mismas notas, para qué molestarse con esas nimiedades, director, solo preocúpese de que por sus altas notas la preparatoria tendrá una placa honorífica El docente aceptó las palabras de la doctora, le tendió la mano para agradecerle y despedirse de ellos y antes de irse comento risueño. —Ustedes dos son gemelos idénticos, me engañaron y sus hijos son también iguales entre ellos dos, los espero en la graduación, adiós Mientras la doctora acompañaba al director hasta el ascensor, ambos salieron del consultorio y esperaron a que la doctora Carter regresara, entonces uno de ellos se adelantó para abrazarla y tratar de besarla, pero lo que recibió fue un gran golpe en sus partes íntimas que lo obligaron a tirarse al suelo musitando todo adolorido. —¡Mierda, qué dolor!, mi amor, esta vez te equivocaste, yo soy Adam, ¡carajo que duele! Dianne lo observó con los ojos entrecerrados bufando —Andrew, si sigues mintiéndome te voy a dar otro golpe, pero esta vez en la cabeza, ¡mentiroso!, les advertí que dejaran esas malditas bromas y tú mi amor deja de estarle acolitando en sus bromas o tú también te vas a llevar un castigo amorcito y no huyas Adam Las risotadas del doctor Carter se escuchaban en toda la clínica, pues ya se había escabullido hacia el área de quirófano, pues tenía una operación que hacer a esa misma hora, Dianne se quedó parada allí con una leve sonrisa y pensando «eres el colmo mi amor, pero hoy me la pagas, te voy a hacer el amor como a mí me gusta y vas a sufrir Adam». Mientras Andrew se levantaba adolorido y musitó —No es justo, a Adam se le ocurrió hacerte la broma y yo soy el que sufre las consecuencias, me duele mucho, me golpeaste muy fuerte Dianne, si me hubieses besado quizá valiera la pena la bromita Dianne lo observó muy fijo para decir —Agradece que no te tiré escaleras abajo Andrew y no creas que tu hermano se va a quedar sin castigo, ah no, ya verás, me conoces y sabes que no le voy a dejar pasar ni una sola broma, además ya deberías estar planeando la recepción de tus sobrinos, acuérdate de que Sophie dijo que ustedes arreglarían todo sobre la fiesta, porque Adam y yo tenemos programadas algunas intervenciones en estos días y el tiempo no nos da abasto Su cuñado expresó mientras se levantaba del piso —Ya Sophie habló para contratar el sitio para la fiesta y yo debo ir a hacer los arreglos de la comida, las mesas, los tragos y demás, no te preocupes cuñadita, todo estará listo, Dianne… ehm, ¿puedes darme un besito? Dianne solo alcanzó a reclamar airada —¡Andrew! Ya el nombrado estaba por llegar al ascensor, iba divertido, la miraba sonriente y le lanzó un beso volado diciendo. —¡Adiós!, jajajaja, dale mis saludos a Adam, jajaja Dianne solo sonrió y se dirigió a su consultorio para atender a sus pacientes que la estaban esperando, Jenna la jefa de enfermeras solo sonreía al ver la gran camaradería de los dueños de la clínica y su familia. Sophie era una experimentada mujer con una brillantez en la logística, todo lo planeaba no dejaba nada al azar, adoraba a su esposo el médico militar Andrew Carter, por amor ella había sido capaz de aprender de manos de su cuñada Dianne, truquitos de sexo para tener encendida la llama amorosa en su vida marital y vaya que lo había conseguido. Tenía a su esposo prácticamente a sus pies, pues ella era la dominante en la relación y Él su sumiso, cosa que amaba y le encantaba, siempre le agradeció a su flamante cuñada que le enseñara esas prácticas a su esposa, ambos eran muy felices en su matrimonio. Se acercaba ya la graduación, la hermana mayor de los gemelos, la ahora flamante doctora Dianne Carter y su cuñado el profesor Albert Collins eran los encargados de enviar las invitaciones a todos los conocidos y amigos de la familia, cada uno había ido por su lado a entregar esas invitaciones, se habían propuesto hacerlas y entregarlas ellos en persona. Al terminar de entregarlas todas, se juntaron en casa de los padres de Dianne, llegaron en sus autos, al estacionarse ambos bajaron y ni siquiera cerraron la portezuela de donde se bajaron cuando se acercaron a toda prisa para besarse con amor, los guardias de la familia Carter ya estaban acostumbrados a mirar esas demostraciones de amor entre los integrantes de esa familia. Dejaron allí los autos para que los guardias los estacionen e ingresaron a la mansión, caminaron hasta la sala en donde se sentaron juntos en un sofá, una mucama se acercó para ofrecerles algo de tomar y pidieron solo zumo de naranja, mientras la mujer fue a traerles sus pedidos ellos no desperdiciaban ni un minuto en demostrarse su arrebatado amor. En eso estaban cuando se escucharon silbidos y risitas esporádicas provenientes de la escalera, eran los más amados de la familia Carter y casi al llegar al último escalón soltaron palabras burlonas. —Oigan vayan a una habitación, pervertidos —Dianne, qué golosa eres, te pareces a mi mamá, jajajaja Su hermana les brindó una sonrisa para hablar —Ustedes no deben criticar lo que haga yo, Albert es mi esposo, nos amamos y yo no me parezco a mi mamá, yo no le estoy haciendo cosas atrevidas El profesor Albert Collins, cuñado de los gemelos, les indago con curiosidad —Quisiera preguntarles a ustedes dos, ¿ya eligieron la carrera que van a estudiar en la universidad? Ambos chicos se miraron entre sí para responder —Yo quiero ser Neurocirujano como mi papá —Yo quisiera Cirujano Plástico, pero también me gustaría ser Neurocirujano Dianne se levantó para decir —Ustedes dos pueden estudiar las dos carreras como lo hizo mi mamá, la inteligencia se hereda están en sus genes, solo que deberán dejar de estar solo en parrandas y fiestitas Adam Jr reclamó al instante —¡Un momentito!, nosotros no andamos solo parrandeando, también somos buenos estudiantes y… buenos besadores, ¿verdad Andrew? Andrew Jr contestó risueño y pícaro —Nosotros tenemos a las admiradoras a nuestros pies, ni siquiera buscamos novias, ellas nos buscan Albert recalcó —Solamente un consejo, no hagan nada de lo que puedan arrepentirse, esperen a que sean mayores de edad para empezar a tener relaciones Dianne reclamó airada y sorprendida —Albert, por Dios, mi mamá pega el grito en el cielo si te escucha El profesor indagó muy extrañado —Pero… ¿Por qué? Soy hombre y bueno yo sé de esas cosas, no creo que eso le moleste Dianne le recalcó —Mi amor, conoces a mi madre, siempre dice que ella es la encargada de enseñarles todo sobre el sexo, como me lo enseño a… mi Albert tuvo que resignarse, pues, conocía muy bien a su suegra, prefería cualquier cosa que enfrentarse a ella cuando se enoja, los gemelos se sentaron en medio de ellos dos burlándose de no dejarlos estar juntos, a pesar de que su cuñado era mucho mayor casi no lo respetaban o le daban su lugar, porque lo molestaban como si fuese otro más de sus amigos. Se quedaron conversando porque esperaban la llegada de los dueños de la casa, sin embargo, a la hora se escucharon los ruidos de varios autos llegar, después de unos breves minutos ingresaron algunas personas que caminaron hasta la sala para saludar, eran los tíos Andrew y Sophie. —Hola, chicos, hola Albert Los mencionados se levantaron para saludar, solo que los gemelos fueron mucho más atrevidos en abrazar a su tía —Hola, tíos, tía Sophie, ¿cómo estás? —Hola, tíos, ¿cómo va lo de la fiesta tía? Ella tomó de las manos a los chicos para sentarse con ellos y narrarles lo que está haciendo, mientras Andrew se sentó en otro sofá para conversar con su sobrina y el esposo, mientras también ingresaban el Dr. Joseph Carter y Juddy, su esposa que también saludaron, pero se sentaron frente a Dianne y Albert. Atrás de ellos entraba el ahora capitán Boris Carpenter y Misael cuñado de Joseph, saludaron e ingresaron también a la sala, todos estaban esperando la llegada del doctor Adam Carter y su esposa, la doctora Dianne Carter. Todos tuvieron que esperar un poco más de la cuenta, porque en la clínica los mencionados doctores al terminar sus labores se encerraron en el consultorio del doctor para hacer el amor como les gusta, con fuerza, con deseo, con lujuria y todo porque el doctor Adam Carter al ingresar advirtió a su esposa de rodillas recogiendo un papel que se le había escurrido de sus manos y había caído debajo de una mesita . Al verla de rodillas la excitación fue tan fuerte que cerró la puerta con seguro, camino rápido para quedarse parado frente a ella y bajarse su pantalón quedándose solo en bóxer, Dianne al alzar la cabeza y ver lo que tenía en frente, solo le bajo el bóxer encontrándose con lo que más le gusta, erecta y lista para ser devorada. Ese consultorio se llenó de gemidos de placer, embestidas brutales de un hombre totalmente enamorado de su esposa, y una esposa recibiendo de su esposo lo que más le gusta, su posesión, su entrega total para ella, porque siempre le demuestra su amor con fuego, con pasión. Mientras en su casa toda la familia los espera para tratar temas sobre la recepción de la graduación de los gemelos, los doctores Carter están disfrutando de una sesión no solo de sexo, sino de puro amor.
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