I wanted to hold you
I wanted to make it go away
I wanted to know you
I wanted to make your everything all right
* *
(Cry – Mandy Moore)
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El sábado al mediodía regresaba a casa luego de mi turno en la cafetería, recién había metido la llave en el cerrojo cuando escuché un auto estacionarse a mi espalda, me giré para ver el Audi blanco que ya se había hecho un visitante recurrente por el vecindario; vi a Lilieth salir por la puerta trasera y la ventanilla del conductor empezó a bajar. La imagen de Albert Thatcher apareció detrás del cristal.
—¡Hola, muchacho! ¿Cómo estás? —exclamó agitando su mano fuera del auto.
—Muy bien, señor Thatcher, ¿cómo le ha ido? —respondí acercándome un poco mientras le veía inclinar la cabeza de un lado a otro.
—He estado muy ocupado últimamente, pero todo está saliendo bien.
—Me alegra oír eso. —el hombre sonrió.
—Gracias, eres un muchacho muy atento, y que bueno que te veo… Me gustaría hablar contigo. —eso me sorprendió y me puso alerta.
Desde que lo había conocido solo lo había visto un par de veces, y le había hablado muchas menos que eso, así que… Que quisiera platicar conmigo era sumamente extraño.
—Claro, señor, dígame, ¿en qué puedo ayudarle?
—Bueno… Supongo que ya Lilieth te lo comentó, pero mi esposa y yo estaremos fuera de la ciudad esta noche —hizo una pausa y se aclaró la garganta. —. No quiero meterme en sus asuntos, y confío en mi hija, pero… Quería pedirte, de hombre a hombre, que fueses respetuoso con la brecha que estoy dejando con nuestra ausencia, ¿de acuerdo?
Él me miró inquisitivo, y aunque me gustaba considerarme a mí mismo como una persona perspicaz, tuve un poco de problemas en entender lo que quería decirme, pero cuando finalmente lo hice… Sentí que todo en mi interior se revolvía.
Vi a Lilieth poner los ojos en blanco y ocultar su rostro entre sus manos, él creía que yo era Logan, y en lugar de corregirlo, no sé por qué solo asentí.
—Descuide, señor… No tiene que preocuparse por mí. —forcé una sonrisa.
—Claro que me preocupo, sé que eres un muchacho de buenos modales, pero la carne es débil y…
—Ya lo entendió, papá. —le cortó Lilieth.
—Bueno, bueno… Sólo quería asegurarme. Hasta pronto, chicos. —el señor Thatcher puso en marcha el vehículo y se alejó calle abajo.
—Lo siento tanto, Liam.
—Descuida… Siempre pasa. —torcí los labios mientras pasaba el mal trago.
No era la primera vez que alguien me confundía con mi hermano, pasaba bastante seguido y no me molestaba en absoluto, pero no me gustaba que ocurriera cuando se trataba de Lilieth, aunque el error fuese de su padre. Pero lo que realmente me estaba carcomiendo era lo que implicaba todo el asunto.
Lilieth estaría sola esa noche y el hombre sabía que existía la posibilidad de que quisiera aprovechar esa libertad con su novio. Sacudí la cabeza para sacar las horribles imágenes que se empezaron a formar en mi mente… Si pensaba en eso terminaría internado en un condenado psiquiátrico.
—¿Por qué no lo corregiste?
—No lo sé, me puse nervioso, supongo… ¿Tú por qué no lo hiciste?
—Es que… Si le decía que no eras tú… Mandaría a llamar a Logan y… ¿Ya fue bastante humillante una vez, no crees?
—Claro. —respiré profundo y me dispuse a abrir la puerta de la casa, sintiendo que necesitaba un trago de agua con urgencia.
Al entrar fuimos recibidos por el silencio de una casa vacía. Mamá estaba en la librería y probablemente Logan se encontraría allá también, era en teoría un empleado suyo. Lauren debía estar con los del club de teatro ensayando para la obra de navidad, y papá en su oficina.
Mientras dejaba mis cosas sobre la encimera y caminaba hasta el refrigerador por un vaso con agua, pensaba en lo irónico de la situación… Estábamos solos en casa, a tan solo unos minutos de la advertencia de su padre, pero tal y como le respondí a él… Por mí no debe preocuparse.
Jamás tendría la dicha de poder tocar a Lilieth de esa forma, y de pronto esa asquerosa imagen de Logan y Lilieth besándose en el sofá de su casa… Solos y sin limitaciones, volvió para atormentarme. ¿Logan se aprovecharía de la situación? ¿Estaría ansioso por ello? ¿Acaso habían planeado algo ya? ¿Quería ella que pasara algo? Todas esas preguntas revoloteaban en mi cabeza mientras daba el primer trago, hirviendo a medida que bajaba por mi garganta.
—¿Me das un poco? —preguntó ella mientras se sentaba en uno de los bancos del desayunador. Tomé otro vaso y le serví. —¿Tienes algo?
—No. Me temo que Logan no está… Supongo que regresará a las dos con mamá.
—Descuída, solo estaba aburrida en casa, y me gusta estar aquí… ¿Te molesta que espere acá contigo?
—No, descuida… ¿Lograste resolver lo de tu cámara? —pregunté en un intento desesperado por meterme de cabeza en cualquier tema que mantuviera mi mente ocupada.
—Algo así… Conseguí un sitio donde las reparan, pero me tomará unas semanas reunir el dinero, así que no te preocupes… es solo cuestión de tiempo.
—¿Semanas? No, Lilieth… ¿De cuánto hablamos? Yo puedo prestarte algo de dinero, si quieres me lo pagas cuando reúnas lo que te falta, pero me siento terrible de que tengas que esperar tanto por mi culpa. —ella negó con la cabeza y cerró los ojos con gesto de cansancio.
—Ya te dije que no voy a tomar tu dinero, Callaghan… Basta, puedo arreglármelas sola.
—¿Segura? ¿De cuánto hablamos? —Lilieth alzó una ceja. —Anda, dime.
—Ochocientos… noventa. —abrí los ojos de par en par al escucharla.
—¡No inventes, Lilieth! Con ese dinero te compras una nueva.
—Lo sé, lo sé, pero no quiero una nueva… Quiero esa. —respondió como si con eso estuviese explicando todo.
Y mientras pensaba en lo absurdo de esa suma, recordé que ya me había dicho que la cámara había sido un obsequio, y para estar dispuesta a pagar ese precio… Debió ser uno muy especial.
—¿Me dirás quién te la obsequió? —pregunté en un arranque de curiosidad.
—Fue mi hermana. —frunció el ceño antes de forzar una sonrisa.
—Vaya… No sabía que tenías una hermana, creo que supuse que eras hija única, que… Que tonto.
—Descuida, casi no hablo mucho de ella, en realidad nadie lo hace…
—¿Por qué? —pregunté en una especie de susurro. El cambio en su actitud me empezó a poner nervioso.
—Ella murió hace dos años… Casi tres, este diciembre es el aniversario de su muerte —sonrió otra vez con amargura. —. Diciembre, ¿puedes creerlo? Eso hizo todo un poco más difícil… Esa navidad fue un asco, y no es que las que siguieron fueran mejores, pero esa en particular fue terrible.
—¿Qué le pasó? —Lilieth ahora apoyaba su mejilla en su palma despreocupadamente, con la mirada perdida hacia la puerta del jardín.
Parecía haberse desconectado de la realidad, y creí que no podría ni siquiera oírme, pero me miró por un segundo antes de responder, y lo que me dijo me oprimió el corazón.
—Cáncer… No pasó ni un año desde que lo supimos. Ella… Era una chica muy activa, muy alegre, y… de pronto un día dejó de serlo, estaba malhumorada o depresiva… A eso no le prestamos atención, para serte sincera; luego vinieron los mareos, los problemas de la vista y los dolores de cabeza, hasta que un día estábamos en el colegio, y ella cayó al suelo y… Convulsionó.
Me acerqué un poco al ver sus ojos humedecerse por las lágrimas, podía notar que estaba haciéndose la fuerte, hablando como si ya lo no le causara dolor, pero yo podía ver que no era así. Alcé una mano y la coloqué sobre su hombro, queriendo poder hacer más para reconfortarla. Ella me miró otra vez y me sonrió débilmente.
—Como decía… Ahm… La llevamos al hospital, le hicieron unos estudios y… Descubrieron que tenía un glioma del tamaño de un limón presionándole la parte central del cerebro… ¿Puedes imaginarte algo así? Tener un maldito limón dentro de tu cabeza —su gesto se contrajo al decir aquello. —. Fue horrible, nunca pudo salir del hospital después de ese día, y nuestra vida dio un vuelco total, le dieron una esperanza de vida de año y medio, pero… sólo duró siete meses, siete horribles meses.
—Lo siento tanto, Lilieth… Debió haber sido muy difícil para ustedes. —me llevé la mano a la sien, mientras la frustración me ganaba, no sabía qué hacer para consolarla ahora que las lágrimas habían empezado a caer por sus mejillas.
—Lo fue, luego de eso mi familia… Cambió, nuestra dinámica cambió; uno pensaría que la muerte nos uniría, pero… no fue así, en cambio ahora casi ni hablamos, fue como si… —se detuvo, como tratando de hallar las palabras, pero luego solo alzó las cejas y sacudió la cabeza. —No lo sé, Liam. No sé explicártelo, solo nos distanciamos tanto que… Siento que ya ni siquiera los quiero ¿sabes? Y sé que es horrible, que no debería decirlo ni siquiera, pero es así, y creo que ellos tampoco me quieren.
—Eso es imposible —le interrumpí de inmediato, haciéndola fruncir el ceño. —. Que no te quieran… No puede ser posible.
—Gracias, pero… No lo sé; mi mamá ahora solo va a la iglesia… Siempre, jamás está en casa, y cuando está es como hablar con una operadora, es como si tuviese respuestas automáticas para nosotros, y ella solo sigue encerrada en su mente. Papá trabaja muchísimo, eso siempre ha sido así, cloro... Pero últimamente han estado discutiendo… No es que peleen, no se gritan ni nada, pero… Siento que no queda mucho que rescatar ahí, ¿me entiendes?
—Sí. —susurré y bajé la cabeza, porque igual que pasaba con Luke cuando esos temas salían a flote… ¿Qué tenía yo para decirles?
Yo, que nunca había tenido ninguna dificultad en la vida. Nunca había conocido la muerte, no de la forma en la que ellos la habían conocido, al menos; mi familia era prácticamente perfecta, mis padres harían lo que sea por mí o por cualquiera de mis hermanos, y pondría mis manos al fuego asegurando que jamás se comportarían como los padres de mis amigos; entonces… ¿Cómo podía yo consolar a alguno de ellos? ¿Cómo podía decirles que todo iba a estar bien? Jamás me había acostumbrado a eso con Luke, ahora que sabía que Lilieth tampoco tenía una buena vida… Era incluso peor.
—¿Pero sabes qué es lo que más me duele? —su voz me regresó a la realidad. —Que ese maldito limón, no solo arruinó a mi familia y mató a mi hermana, sino que… se llevó todo lo que había en ella, lo que la hacía ser ella. Murió siendo una persona diferente. —su voz se quebró al decir eso último.
Asentí, entendía que ese tipo de cosas podían afectar la personalidad de una persona, y el sufrimiento… solo empeoraba todo. No podía imaginarme el dolor que generaba el perder a un ser amado incluso antes de verle morir.
La miré en silencio, deseando saber qué decir para aliviar su pena, pero no lo sabía; y en cambio solo hice lo que solía hacer cuando Luke me dejaba sin palabras… Hacerle hablar de cosas más agradables.
—¿Me puedes hablar de ella? De cómo era antes de todo eso… ¿Cómo se llamaba? —me alegró ver que parecía haber acertado, Lilieth sonrió y se secó las lágrimas.
—Se llamaba Valerie, era dos años mayor que yo… Mucho más guapa y encantadora —entornó los ojos, sonriendo. —. Era como si tú y tus hermanos fuesen una sola persona, ¿sabes? Dulce como Lauren, alegre como Logan y cálida como tú.
Mi corazón se contrajo al oírla.
—¿Cálido? —pregunté aclarando mi garganta, jamás había sentido tantas ganas de abrazarla como en ese momento.
—Sí, hablar contigo es como… Hallar paz en cualquier parte, y… ¡Sé que suena tonto! No te burles, pero así es… Ni siquiera sé por qué te conté todo esto, solo me preguntaste quién me había regalado la cámara, pero es que… Hablar contigo es tan sencillo. —sonrió y se encogió de hombros, robándose un pedacito más de mi alma al mirarme.
—Vale… Me gusta, continúa. —logré articular aunque la emoción me estaba enloqueciendo.
—Bueno… Ella era un torbellino, era desastrosamente fabulosa, y era mi persona favorita en el mundo. Sabía lo mucho que me gustaba la fotografía, pero ya papá había dado su opinión al respecto, decía que no era una profesión real y todo eso, así que me regaló esa cámara como regalo de cumpleaños… Secreto, por supuesto. Es mi tesoro desde entonces, y no te imaginas dónde tuve que esconderla para que no la descubrieran en la mudanza.
—Creo que no quiero saber —comenté al ver su expresión, y eso la hizo reír. —. ¿Pero y a ella qué le gustaba?
—La música, era una persona muy musical.
—¿Cantaba o tocaba algún instrumento?
—Oh, no, no… Cantaba horrible; pero sí le gustaba mucho escuchar música, tenía una colección impresionante de discos, y le gustaban cosas tan raras… Ella era rara, escuchaba Loose your self y luego Let it be, o sea… —soltó una carcajada muda ante el recuerdo. —Su lista de reproducción era una locura.
El tiempo fue transcurriendo entre las alegres anécdotas sobre su hermana; jamás le había visto tan feliz y conmovida al mismo tiempo, y supe que el mal rato había pasado, y me alegró saber que pude hacerla sentir mejor con solo estar ahí escuchándola; esa tuvo que haber sido la mejor tarde de mi vida, por un rato olvidé por completo quiénes éramos, y por qué solo podíamos ser amigos, por un momento fuimos solo nosotros, pero… las fantasías no duran mucho en el asqueroso mundo real.
El ruido del motor del auto de mamá irrumpió mi ensoñación y nos sobresaltó a ambos.
—Es mamá y… Logan. —arrastré las palabras, sabiendo que había llegado mi momento de sufrir.
—¿Podrías mantener esto en secreto? —preguntó ella de pronto, confundiéndome por completo.
—¿Qué cosa exactamente?
—Lo que hablamos hoy. Logan no lo sabe, y… preferiría que no lo supiera —me miró con ojos suplicantes. —No sé ni siquiera por qué terminé diciéndote todo eso, ya te dije que casi nunca hablo de ella.
Yo seguía sin entender nada, pero su mirada se tornó más suplicante cuando la puerta se abrió. Ella por suerte estaba de espalda a los recién llegados. Mamá se dispuso a quitarse el abrigo y dejar sus cosas en la entrada, pero Logan se apresuró hacia nosotros.
—¡Ajá, bandidos! Con que hablando a mis espaldas —exclamó al estar frente a nosotros, besó la cabeza de Lilieth y palmeó mi hombro. —. ¿Qué hacen? ¿Hablan del cumpleaños de mi chica? Ella quiere que le hagamos una presentación VIP, le dije que hablaría con ustedes, porque éramos chicos muy solicitados. —Logan me miró con curiosidad e inocencia, pude comprender que en serio ni sospechaba ni temía sobre lo que hablábamos en verdad, mientras que Lilieth seguía rogando.
—Sí, era justo lo que hablábamos… De su cumpleaños. —respondí sonriendo.
Vi el alivio en la chica, mientras un Logan satisfecho y sonriente iba por un vaso de agua, pero la miré y me aseguré que Lilieth entendiera que no lo tendría tan fácil, no le daría mi silencio solo porque sí… La conversación continuaría, y ella me debía explicaciones.