Capítulo 10

687 Words
–Parece que no quieres verme. –No es eso, pasa. Hace lo que le pido. Pasamos a la sala y ve a Julia. –Hola Julia. –Hola. – Seria. –Eugenio. – Le digo. –Vayamos a mi habitación, tenemos que hablar. Me acompaña hasta la habitación. –Perdón su estuve tan distanciada, es que Julia no está pasando por un buen momento, esta muy mal. –¿Qué le paso? –El hijo de puta de su marido. – Enojada. –¿Qué le hizo? –Le pegó, siempre lo hizo y por suerte Julia recapacito pero parece que la llamó. –No me tienes que pedir disculpas, entiendo que protejas a Julia, no se merece esto. –Tienes razón, ella no merece pasar por lo que está pasando. –Todo va a salir bien, te tiene a vos. Me da un beso en los labios. Bajamos las escaleras y hablamos a Julia. Paso un mes y por suerte mi hermana esta de buen humor, su marido no volvió a aparecer y estoy insistiendo para que le pida el divorcio, se que tiene miedo pero es lo mejor. Todo lo contrario me esta pasando con Eugenio, no estoy sintiendo lo mismo que antes, al menos, no se si sentía algo en estos pocos meses que estuvimos juntos, no quiero hacerle daño pero si sigo estando con el cuando no lo amo, es aún peor. Lorenzo siempre se comportó muy bien conmigo y por suerte después de aquella vez, todo quedó olvidado, lo mismo que con su padre, al menos cumplió con la tregua y nos llevamos sólo para la empresa. Ahora estoy desayunando y veo a Julia entrando a la cocina, bosteza y se estira. –Parece que alguien tiene la almohada pegada en la cara. – Bromeo. –Tengo un sueño. –Te hice el desayuno. –Por eso te quiero tanto. Se sienta a la mesa y se sirve. –¿Cuándo vas a hablar con Eugenio? –Todavía no se, voy a esperar al viernes. –Siento que no haya funcionado. –Yo también pero ya no es lo mismo. –¿Hay un hombre? – Me mira. –No, no hay ningún hombre. – Tomo el café. –¿Y el que se te declaró? –Le dije que no hace mucho tiempo, no va a pasar nada con el. –Le dijiste que no porque es tú jefe. – Me mira. –No puedo involucrarme con el, con nadie del trabajo. –A veces no te entiendo. – Se ríe. –Pero bueno, vos sabrás. Termino de desayunar y me despido de mi hermana. Salgo de mi casa y entro al auto.   Narra Anibal.   Este mes que pasó fue muy sorpresivo, más mi manera de pensar de esa mujer. No digo que estoy enamorado pero hay algo en ella, su manera de ser que a veces me enoja, me esta empezando a gustar. Odio sentirme así, todo por una mujer que me parece insoportable. Despejo mi mente, hoy tengo que concentrarme en la reunión de la empresa, hay que debatir sobre la economía del lugar, aunque quisiera concentrarme, ella va a estar ahí. Entro a la empresa y veo a mi hijo con su secretaria. –Los dejo solos. La mujer se retira. –¿Cómo estás? –Bien, esperando que la reunión salga como espero. –Supongo que la señorita Esposito traerá buenas noticias. –Eso espero. –Supe por tu madre que Carolina volvió. Veo que el hace una mueca. –Hace un mes. –¿Y por que esa cara? –Porque no estoy enamorado de Carolina, lo nuestro ya pasó. –Pero quien te dijo que quiere algo serio. –Me rió. Me mira y suspira. –¿Hay otra? Asiente y le doy una mirada interrogativa. –¿Quién es? ¿Al menos ella aceptó salir con vos? –Le dije y me dijo que no. Arqueo las cejas. –No creo que una mujer rechace a un hombre con plata. ¿Quién será?  Ya tengo esa duda, ¿la conozco? Necesito saber quien es, seguramente se está haciendo la difícil. –Ya te va a decir que si. –No se puede hablar con vos. Suspira y se aleja de mi, no se porque se aleja, si tengo razón. Me quedo en el pasillo y veo a Leonor caminando hasta su oficina. –Buen día. Ella frena su paso y me mira. –Buen día. – Seria. Entra a su oficina y me quedo solo. Después de media hora entramos a una sala, nos sentamos en la mesa grande, teniendo al frente a esa mujer.
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