Capítulo 11

651 Words
Mi hijo entra al cuarto y se sienta, ahora si ya estamos todos. –Los junte para que hablemos, hace un mes que la señorita Esposito trabaja para nosotros y ella me pidió hacer está reunión. Ella mira a mi hijo y asiente, podía ver su seriedad, como se concentraba, no puedo dejar de mirarla. –Si. – Aclara su voz. – Estuve evaluando la economía de la empresa, hay muchas cosas que se gastan en algo inútil. –¿Algo como? – Le pregunto. Me mira antes de hablar. –Creo que estos gastos los hacía el contador anterior, con cheques sin fondos que alguno de ustedes lo tuvo que pagar. Mira a mi hijo y luego a mi. –Si, salió de mi plata. – Le respondo. – Se gasto mucha plata que se podía gastar como equilibrar los sueldos con las mujeres por ejemplo. ¡¿QUÉ?! –¿Qué quiere decir? –Papá, Leonor quiere que los sueldos se les pague de igual manera a ambos sexos. –¿Y con eso que ganamos? –Es muy fácil señor Arismendi, que haya igualdad o al menos, hay muchos hombres que aquí no hacen nada y cobran más plata que su secretaria. ¿Qué está intentando? Está loca. –No me parece, es tirar la plata. –No es así, es como debería ser. Mi hijo empieza a hablar. –Pienso igual. Yo no lo puedo creer, me siento traicionado por mi propio hijo. –¿Les parece si votamos? – Pregunta mi hijo a los que estaban en la sala. La mayoría alza la mano y lo primero que hago es irme de ahí. Maldita, le duró poco la tregua. Escucho unos pasos, me doy vuelta y es mi hijo, me sigue a mi despacho. –No puedo creer que estés de acuerdo con ella. –Pero tiene razón, papá tienes que reconocer que perdimos mucha plata cuando contrataste a ese contador. Suspiro y lo miro. –Tenes razón, esa mujer es muy capaz. – Ay papá, se llama Leonor, deja de ser tan cabeza dura, ella esta para ayudarnos. Suspiro y asiento. –Tienes razón.   Narra Leonor.   No lo puedo creer, aceptaron lo que les dije. Aunque el señor no estaba muy contento, salgo de la sala y caminó hasta mi oficina. Saco mi celular y veo un mensaje de Eugenio. Leo el mensaje y suspiro. Empiezo a escribir y apretó enviar. “Tenemos que hablar más tarde” Despejo mi mente y sigo trabajando. Escucho el ruido de la puerta. –Adelante. La puerta se abre y veo a Lorenzo. –¿Si? –Por favor señorita Esposito, trate de ser más suave al hablar de esos temas con mi padre, me costo hacerlo entender. Arqueo una ceja, me levanto de mi lugar. –No fue mi intención hacer eso. –Lo se pero el no lo entiende. Se acerca a mi. –Felicitaciones, les encanto a todos. –No a todos, a su padre no le gusto. –Está equivocada, dijo que es muy capaz. –Entonces esta muy contento conmigo. Me mira atentamente y sonríe. –Ya sabes que pienso de vos. No digo nada, solo puedo sentir sus manos sobre mi cintura y me besa.   Narra Lorenzo.   No aguante más, se que estoy haciendo mal pero me gusta tanto. La beso con intensidad y la abrazo, poniendo mis manos sobre su espalda, besa tan bien. Ella reacciona y me saca de encima. –Lo siento, perdóname. Ella respira hondo y me mira. –Se que esta en pareja pero… –Cállate. – Me dice. Suspira y cierra los ojos. –Por su cara me parece que las cosas con el no andan muy bien. Me da una mirada asesina y si, acerté. –Vos no tenes nada que ver. – Me mira. – Yo no dije nada. – Sonrío.   Narra Carolina.   No puedo creer lo que estoy viendo, esta besando a esa mujer. Lo único que puedo hacer y salir de ahí. No me puede hacer esto, yo que me muero por volver con el y lo único que hace es hacerse el galán con otra. La odio. Salgo como puedo de ahí, tomo un poco de aire y enciendo un cigarrillo, algo tengo que hacer y lo primero que se me viene viene a la cabeza es Anibal, el me tiene que ayudar.
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