La chica del turno de la mañana llegó, se retrasó un poco porque tenía que dejar el desayuno y a sus hijos arreglados antes de venir, regresé a la cabaña a descansar, la cabeza aún me daba vueltas por todo lo que pasó la noche anterior. –No te confundas, el Alfa debe tener sus razones –murmuró Akira. –Era solo un niño. –Por eso se lo devolvimos a su madre. –¿Por qué tú no sientes eso? –¿Qué cosa? –Puedo sentir esa irá y desprecio cuando ellos hablan de los vampiros, pero yo no lo sentí anoche, pudimos matarlos. –Es que compartí cuerpo con un vampiro en mi vida pasada. –¿En serio? –No –carcajeo –. Eso no se puede, eres demasiado fácil de engañar. –Y desde cuándo eres tan burlona –escupí. –Ve a dormir Madison, que yo también quiero hacerlo. Decidí hacerle caso y fui a d