Me encontraba con Chris a la hora del descanso y además, estaba mortalmente aburrida. Él trataba de sacarme conversación, pero no podía evitar sentirme algo desanimada. Quizás ella razón era Ethan, pero no podía decir mis pensamientos en voz alta con él. —Chris, ¿estás bien? —la voz nos sorprendió. Volteamos y vimos a un grupo de chicas frente a nosotros, en actitud obviamente hostil. Me tensé de inmediato al reconocer a chicas del club del pelinegro, pero Chris alzo la ceja, completamente relajado. —¿Por qué preguntan? —cuestionó, echándose hacia atrás en la silla—. ¿Acaso me veo mal? —No —respondió una de las chicas—, sólo nos preguntábamos si estabas cómodo. —Sí, lo estoy. ¿Por qué? —Por nada. Creímos que preferirías pasar tiempo con Ethan. Pero fue demasiado obvio que pasaba